La educación como vacuna

Pensadores, científicos y ciudadanos de a pie estamos discutiendo la respuesta. En cada casa, en cada rincón del planeta, están pensando estas preguntas: ¿Cuándo terminará esto? ¿En qué estado se encuentra la vacuna? ¿Y si el año que viene tenemos otra pandemia diferente?

El mundo parece haberse detenido, paralizado. El planeta enfermo no sabe bien para dónde caminar. Pero hay una luz al fondo del túnel que parece oportuno recoger. Tanto hoy, como cuando volvamos a asomarnos, lo comunitario será central. No es una obviedad si en algún momento lo pudimos olvidar.

Trabajar por el otro, confiar y dialogar. Ante esta crisis la educación juega el rol central. Para ser mejorada reclama un diálogo en el que participe toda la sociedad. Esa parece una lección de estos días: en educación necesitamos estar todos presentes e implicados en esta tarea.

Muchos de nosotros hemos pasado las últimas semanas encerrados en nuestras casas, con nuestras familias. Por momentos, agotados, extrañamos especialmente a los maestros y maestras de nuestros hijos. Cuando pensamos en ellos, ¿sabemos quiénes son?, ¿los identificamos claramente?, ¿los conocemos?

Es lógico que nosotros estemos preocupados por nuestros propios hijos. Los maestros también lo están. Por los suyos y los nuestros. ¿Somos conscientes de eso? Hace pocos días encuestamos a más de 1600 docentes y el 92% de ellos aseguraron que estaban muy preocupados sobre cómo continuar impartiendo los contenidos con las aulas cerradas. Efectivamente es algo que los desvela.

Revisar el vínculo

Si acaso logramos valorar a los maestros, será una gran noticia. Si esos maestros, además, saben que pueden contar con nosotros será aún mejor. Es habitual escuchar que el mundo parece haberse detenido. ¿Y nosotros nos detuvimos a pensar? ¿Qué pasaría si nos permitimos parar un poquito y nos damos el espacio para pensar y revisar el vínculo con nuestros maestros?

Demos lugar al diálogo sobre lo que nos está ocurriendo. Demos espacio a lo que quizás antes no mirábamos. Prestemos atención a esa persona que antes no conocíamos y volvamos a poner nuestra mirada sobre la escuela.

Luego de esta pandemia, ¿volveremos a dejar solos a los maestros? En esa respuesta, creo que está una de las "vacunas", una de las soluciones posibles. Asumir que para educar nos necesitamos a todos, que no es solo una tarea solitaria de la escuela. Si pudimos valorar al maestro o maestra de nuestro hijo, pero no continuamos haciéndolo, habremos perdido una enorme oportunidad.

¿Estamos dispuestos a aprender? Creo que este es un momento de esfuerzo, solidaridad, y puede ser también de aprendizaje. Por un lado, podemos conocernos a nosotros mismos y por otro, tenemos la oportunidad de cambiar ciertos hábitos y asumir la responsabilidad de lo que podemos hacer si lo hacemos todos.

La educación es la solución si todos participamos, si trabajamos en equipo. Cuando esto termine tendremos la posibilidad de valorar cuáles fueron nuestros aprendizajes y afirmar si este tiempo fue en vano o no.

El autor es director regional de la Fundación Varkey