La Guerra de Malvinas, en las calles de Buenos Aires: las plazas y pasajes que cambiaron de nombre en medio del conflicto
En 1982, mientras las tropas argentinas combatían en el archipiélago, los vecinos rebautizaban lugares con referencias a Inglaterra; una historia de cambios que, hasta el día de hoy, siguen adelante
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Como todo hecho histórico nacional de relevancia, la guerra contra Gran Bretaña por las Islas Malvinas dejó su huella sobre la ciudad de Buenos Aires. El conflicto iniciado el 2 de abril de 1982, hace exactamente 40 años, está presente en los nombres de distintas calles y paseos porteños. Así, distribuidas por distintos puntos del plano urbano se encuentran denominaciones que recuerdan fechas, hechos y héroes de aquel conflicto bélico.
Retiro, Villa Lugano, Agronomía, Villa Pueyrredón, Nueva Pompeya, Villa Ortúzar, Villa Urquiza, Villa Lugano, La Boca y Parque Chas son los barrios porteños que tienen entre sus límites territoriales nombres relacionados con el conflicto del Atlántico Sur. Todos estos lugares que conmemoran la gesta de Malvinas fueron bautizados entre 1982, cuando los vecinos le cambiaron la denominación al pasaje Inglaterra, en Agronomía, y el 2014, año en que una ley de la ciudad nombró tres calles de Villa Lugano en homenaje a tres combatientes caídos en combate.
Adiós a la calle Inglaterra
El primer lugar en cambiar su nomenclatura fue un pasaje del barrio de Agronomía, que antes de la fecha de la recuperación de las Islas Malvinas se llamaba Inglaterra. Ubicada entre la Avenida San Martín y la calle Julio Cortázar, y en medio de las paralelas Bolivia y Artigas, esta calzada, de una extensión de poco más de una cuadra, recibió la modificación de su nombre por parte de los vecinos que la rebautizaron 2 de Abril.
“A partir del 2 de Abril de 1982, cuando la Argentina retoma las Islas Malvinas, los vecinos deciden imponer esta denominación en las chapas de nomenclatura, tachando en ellas el nombre de Inglaterra”, cuenta el licenciado en Historia Alberto Gabriel Piñeiro, en su libro Las calles de Buenos Aires; su origen, desde su fundación hasta nuestros días.
Si bien el cambio nunca se hizo oficial, el pasaje siguió teniendo ese nombre, y lo tiene hasta el día de hoy en los planos de la ciudad. En 2013, las autoridades del Gobierno porteño volvieron a poner en el lugar la cartelería que denominaba al pasaje Inglaterra, pero los vecinos opusieron una férrea resistencia. Finalmente, la comuna, ante la indignación vecinal, instaló otra vez el nombre de 2 de Abril en el lugar.
En diálogo con LA NACION, el propio Piñeiro reconoce que el nombramiento de las calles “es un campo de batalla simbólico”. En cuanto al pasaje con el nombre modificado, aclara que con ello se violaba la normativa municipal, que establece -aún hoy- que tienen que pasar 10 años de un hecho o de la muerte de una persona antes de utilizar su nombre para denominar una calle o paseo.
El historiador, que también es autor del libro Barrios, calles y Plazas de la ciudad de Buenos Aires, agregó que le parecía “un disparate” que se quitara el nombre original al pasaje. “No es un nombre que habla de Inglaterra como el país con el que tenés un conflicto sino toda una nación cultural que incluye a William Shakespeare y a los Beatles, por ejemplo, que no tienen nada que ver con la guerra”. Sin embargo, en plena guerra, los vecinos pensaban distinto y así lo hicieron saber.
Santander, rebautizada: 2 de Abril de 1982
Pocos días después de haberse recuperado las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, otra calle fue bautizada también con el nombre de 2 de Abril, pero con el agregado del año: 1982. Esta vez, el cambio se realizó mediante una ordenanza municipal -la 37.704-, que estableció nombrar de esa forma a la calle que hasta entonces se llamaba Santander, en el barrio de Villa Lugano.
Esta arteria del sur de la ciudad nace en la avenida General Paz y finaliza en la avenida Piedra Buena, y corre entre Zuviría y Goleta Santa Cruz. Se trata de una calle doble mano flanqueada, en gran parte de su trayecto, por edificios de departamentos del tipo monoblocks.
Tal como en el caso anterior, este bautismo urbano no respetó la norma de dejar pasar una década. Piñeiro explica que esa cláusula tiene la utilidad de que uno no pueda imponer el nombre de una calle “por la emoción” y que después pasen los años y “nadie recuerde el motivo de la denominación”. “El plazo de 10 años hace que, si después de ese tiempo, el nombre sigue presente, es que tiene un cierto peso en la memoria colectiva para que se justifique utilizarlo en una calle”, añade.
Pero a través de los años, en vista de las conmemoraciones que abundan en el país cada 2 de Abril para recordar aquel conflicto y honrar a sus héroes, es claro que la fecha tiene una significativa importancia para gran parte de los argentinos, pasadas ya cuatro décadas de aquel suceso histórico.
Plaza Britania, renombrada: Fuerza Aérea Argentina
Otro de los lugares de la ciudad que vivió casi de inmediato el cambio de su nominación fue la plaza que se llamaba Britania. Se trata del espacio verde que se encuentra frente a la estación de trenes de la línea Mitre, en el barrio de Retiro, y que tiene en su centro la célebre Torre de los Ingleses, cuyo nombre hoy es Torre Monumental. Enclavada entre la Avenida del Libertador, Ramos Mejía, Maipú y San Martín, por una ordenanza de fines de mayo de 1982 -la 37.802- el espacio pasó a llamarse Plaza de la Fuerza Aérea Argentina, un reconocimiento a la aviación militar, cuyos pilotos se desempeñaron con arrojo y valentía en el conflicto del Atlántico Sur.
Claro que cuando se habla de ordenanzas municipales hay que decir que en ese tiempo tenían sabor a decreto, ya que el país estaba bajo el yugo de la dictadura militar y los mecanismos institucionales estaban completamente rotos. En el momento en el que se inició el conflicto de las islas Malvinas y se realizaron los primeros cambios en las nomenclaturas, el intendente de Buenos Aires, de facto, era Guillermo del Cioppo, quien había asumido su cargo el 31 de marzo de 1982.
Existe una especie de mito urbano de aquellos tiempos que dice que algunas calles de la ciudad que remitían a apellidos o denominaciones inglesas también cambiaron sus nombres, pero esto no consta en los registros que dan cuenta de bautismos o renombramientos de las vías urbanas porteñas.
Crucero General Belgrano
Ya entrada la democracia y pasados los 10 años de rigor, en 1992, a través de la ordenanza 45.969, se le rindió homenaje al Crucero General Belgrano al nombrar de esa forma a una de las calles que flanquean la Plaza San Martín, también en el barrio de Retiro. Esta calle corre desde Arenales en paralelo por un tramo de Maipú, de la que la separa una pequeña rambla, y llega hasta la Avenida del Libertador.
El crucero ARA General Belgrano fue un barco atacado y hundido por un submarino nuclear británico cuando navegaba fuera del área de exclusión en el Atlántico Sur durante la guerra de las Malvinas. El trágico hecho ocurrió el 2 de mayo de 1982 y provocó la muerte de 323 de sus 1093 tripulantes.
La calle Crucero General Belgrano, además, se encuentra a pocos metros del monumento en memoria a los caídos en la Guerra de las Malvinas, ubicado en la misma Plaza San Martín. En este cenotafio, construido a comienzos de los ‘90, se encuentran grabados los nombres de los 649 fallecidos en el conflicto, que están acompañados por la silueta de las Islas, los escudos de las provincias y una llama votiva.
Una plazoleta ubicada en el Parque Centenario, sobre Patricias Argentinas y situada frente al hospital Naval, lleva también el nombre de este crucero que representó para los argentinos uno de los impactos más duros de la guerra.
El primer caído, homenajeado en Nueva Pompeya
El primer militar muerto en el conflicto del Atlántico Sur fue el capitán de fragata Pedro Edgardo Giachino, que fue alcanzado por una ráfaga de ametralladora cuando ingresaba para tomar la casa del gobernador británico de las islas, el mismo día en que la Argentina recuperó las Malvinas, en la llamada Operación Rosario. En su recuerdo, desde el año 1993, en virtud de la ordenanza municipal 47.451, hay una calle en Nueva Pompeya que lleva su nombre.
Se trata de una vía urbana de unas cuatro cuadras de extensión que nace en la prolongación de la calle Charrúa y corre hacia el noreste para finalizar en Agustín de Vedia. Sus calles paralelas son Ana María Janer y José Barros Pazos. La calle Giachino forma parte de un barrio conocido como Presidente Illia, y antes de su denominación actual carecía de nombre.
Combatientes de Malvinas
En este punto cabe consignar que la calle Malvinas Argentinas, que cruza por el barrio de Parque Chacabuco, ya existía antes de la guerra. De acuerdo con lo que consigna Piñeiro en su libro sobre las calles de Buenos Aires, el nombre en un principio fue Malvinas -desde 1893-, y en 1974 se le añadió “Argentinas”.
En 1994, a través de la ordenanza 48.871, se creó la Avenida Combatientes de Malvinas, que rinde justo tributo a todos aquellos que participaron en las acciones del conflicto del Atlántico Sur.
Por extensión y anchura, esta es la arteria más importante de todas las que recuerdan la gesta malvinera en territorio porteño. Recorre y divide los barrios de Parque Chas y Villa Ortúzar y se prolonga un poco más allá hacia Villa Urquiza, con la extraña característica de que en una parte de su trayecto se corta por unas tres cuadras para dar paso a la avenida Triunvirato. Combatientes de Malvinas se extiende entre las avenidas Chorroarín, al sur, hasta Olazábal, al norte. Su nombre antes de ser renombrada era Donato Álvarez.
Paseos en memoria de los héroes
Si se abandonan por un momento las calles, es posible visitar dos lugares de Buenos Aires en los que también se recuerda a quienes arriesgaron sus vidas o las dejaron en el Atlántico Sur. En ese sentido, existe en el predio del Parque Indoamericano, en Villa Soldati, el Paseo de las Malvinas, creado a partir de una ordenanza de 1993, pero inaugurado en abril de 1999. Es un espacio de 10 hectáreas se plantaron unos 649 cipreses, uno por cada argentino caído en la guerra, cuyo nombre se encuentra en placas al lado de cada árbol. El lugar cuenta, además, con un mástil de 28 metros de alto, donde flamea la bandera argentina, una llama eterna y un pequeño oratorio para actos religiosos. El Indoamericano cuenta con 130 hectáreas y está ubicado entre las avenidas Escalada, Castañares, Lacarra y Batlle y Ordoñez.
Y existe otro espacio verde, pero mucho más pequeño, que rinde honores a los tripulantes del Buque Formosa/LRQF, de la marina mercante argentina. El lugar se llama precisamente Paseo Jardín Tripulantes Buque Mercante Formosa/LRQF y está ubicado en la zona central de la Plaza Martín Rodríguez, en el barrio de Villa Pueyrredón, entre las calles Helguera, Pareja, Habana y Argerich.
Allí, una placa de mármol colocada bajo un centenario eucalipto recuerda a los 42 marineros que tripularon el que fue el “único buque de nuestra Marina Mercante que rompió dos veces (de ida y de vuelta) el bloqueo naval impuesto por el Reino Unido de Gran Bretaña durante la Guerra de las Islas Malvinas, Georgias, Sandwich e Islas del Atlántico Sur en el año 1982″, según reza el texto de la ley 3164 del año 2009, que promueve la creación del paseo. Este buque, capitaneado por Juan Cristóbal Gregorio -presente el día de la inauguración de la placa junto otros tripulantes-, transportó 3500 toneladas de alimentos y pertrechos militares desde el continente hasta Puerto Argentino, a fin de abastecer a las fuerzas argentinas en la zona de conflicto.
Como paseos relacionados a las islas del Atlántico Sur pueden sumarse la Plaza Puerto Argentino, en la Costanera Norte, frente al Aeroparque Jorge Newbery, y la Plaza Islas Malvinas, en La Boca. Esta última, ubicada entre las calles Espinosa, Pedro de Mendoza, Caboto y 20 de Septiembre tiene un monolito con la silueta de las islas pintadas con los colores argentinos y la referencia de a cuánta distancia se encuentran de Buenos Aires: 1832 kilómetros.
Villa Lugano y el honor a los caídos en combate
Finalmente, en Villa Lugano, tres héroes caídos en las Islas Malvinas tienen sus respectivas calles en un pequeño sector de ese barrio. Ellos son: el teniente primero Roberto Néstor Estévez, el cabo segundo Jorge Eduardo López y el cabo primero Julio Omar Benítez.
“El trámite para cambiar el nombre de una calle es simple. Cualquiera puede enviar una carta al Ministerio de Cultura o la Legislatura. Luego se puede conseguir como cualquier otro proyecto con el apoyo de los legisladores”, explica Piñeiro. En el caso de estas tres calles de Lugano, quien tuvo la iniciativa de conmemorar a estos soldados fue un vecino llamado Fortunato López. Este hombre, oriundo de Misiones, se propuso en 2014 denominar con el nombre de su coterráneo Estévez una calle de la zona, y también recordar a los otros dos caídos, López y Benítez que, al igual que él, eran miembros de la Prefectura Naval Argentina.
De acuerdo con el medio misionero Primera Edición, que recogió la historia del nombramiento de las calles, López logró reunir la firma de 300 vecinos de la zona para bautizar esas calles, el proyecto fue llevado formalmente en la Legislatura porteña por el entonces legislador Cristian Ritondo, y se convirtió en ley, la 5107, en noviembre de 2014.
Las calles se encuentran en un sector que, si bien pertenece a Villa Lugano, linda tanto con Parque Avellaneda como con Villa Soldati. Y para sumar mayor confusión, la pequeña área de tres manzanas en la que se encuentran fue bautizada como Parque Avellaneda. Más allá de eso, la ubicación de estas calles es la siguiente: la calle teniente primero Estévez une la calle Castañares a la altura de 4200 con la calle Saraza; Cabo segundo López va de la calle Castañares al 2300 hasta Saraza y Cabo primero Julio Benítez corre paralela a Castañares y Saraza, uniendo las calles Estévez y López.
El cabo segundo Jorge López nació en la ciudad de Buenos Aires en 1962. A los 20 años, este joven de la Prefectura Naval Argentina se ofreció como voluntario para marchar a las Islas Malvinas. En la noche del 10 de mayo, se encontraba a bordo del ARA Islas de los Estados -nave destinada a abastecer destacamentos- en el Estrecho de San Carlos, cuando la embarcación fue atacada por una fragata inglesa y hundida poco tiempo después. López fue uno de los 15 tripulantes que perdieron la vida en ese hundimiento. El cabo recibió el reconocimiento con la condecoración de La Nación Argentina al Muerto en Combate.
El cabo primero Benítez nació en Basavilbaso, Entre Ríos, en 1962. Formaba parte de la tripulación del Guardacostas de Prefectura Naval Argentina GC-83 Río Iguazú, que transportaba armas, víveres y equipos de comunicación a distintas unidades en la isla. El 22 de mayo de 1982, cuando navegaba por el Estrecho San Carlos, la embarcación fue atacada por dos aviones Sea Harrier de la Fuerza Aérea británica. Benítez, que estaba a cargo de una de las ametralladoras que tenía el barco para defenderse de este tipo de ataques, fue alcanzado por el fuego enemigo y murió en su puesto. Fue ascendido post mortem a cabo segundo y condecorado con la medalla de la Nación Argentina al Muerto en Combate.
El teniente Estévez, nacido en Posadas en 1957, cayó en combate en la batalla de Pradera del Ganso, el 28 de mayo de 1982. En la ocasión, el joven oficial dirigió un contraataque contra tropas de paracaidistas enemigos para permitir el repliegue de sus compañeros, que se encontraban en una zona desfavorable, en plena noche y en un terreno ocupado por numerosos ingleses. A pesar de haber recibido dos balazos, uno en su brazo y otro en la pierna, el teniente continuó en acción, hasta que una bala que impactó en su pómulo acabó con su vida. Poco antes de morir, ordenó a un soldado que estaba junto a él que se pusiera el casco para evitar ser herido. Su accionar le valió la máxima condecoración militar del país: la Cruz al Heroico Valor en Combate.
De este modo, a través de estas calles y paseos, el trazo urbano porteño conmemora fechas, hechos y, sobre todo, héroes de un doloroso conflicto, que merecen quedar por siempre en la memoria de los argentinos.
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