Lo logró: Santino tiene autismo y ayudó a concretar una ley de donación de alimentos
Todo comenzó con otra curiosa iniciativa de Santino Guglieri, un joven escritor entrerriano, de 13 años, ciudadano ilustre de Paraná, que tiene autismo. "Quiero escribirle una carta al presidente", le dijo a sus padres. El objetivo: pedirle que replique una ley francesa que fuerza a los supermercados, bajo pena de multa, a donar la comida que sobra.
La carta se envió, Macri respondió, el tema volvió a la agenda parlamentaria y hace unos días se sancionó el programa de donación de alimentos para sectores vulnerables. Si bien el proyecto de ley existía, tenía media sanción en el Senado y desde hace un tiempo contaba con el impulso de la Red de Bancos de Alimentos y otras organizaciones de la sociedad civil, Santino colocó el tema en la agenda pública.
¿Cómo lo logró? Tras la viralización de su carta, en marzo pasado fue invitado por el Banco de Alimentos de Rosario a recorrer las instalaciones y a participar de una campaña de recolección de firmas para la modificación de la Ley Donal (de donación de alimentos). Así Santino también se comprometió con la difusión de esa iniciativa.
Hace pocos días se modificó esta ley del 2004 que establecía que podían ser donados todos aquellos productos alimenticios que cumplieran con las exigencias bromatológicas contenidas en el Código Alimentario Argentino. Pero que dejaba expuestas a las empresas donantes a futuras demandas por la calidad de los alimentos.
La modificación de la ley exime a los donantes de cualquier responsabilidad civil o penal ante la Justicia por cualquier eventual problema que el consumo de los alimentos pudiera causar. A partir de esta ley, los bancos de alimentos del país esperan poder cubrir la demanda de los comedores comunitarios.
Se espera que con este cambio se multipliquen las donaciones de alimentos que muchas empresas hoy prefieren descartar para evitar problemas. Cada año en el país se desperdician 16 millones de toneladas de alimentos perfectamente aptos para el consumo.
Orgullo y alegría
"Tenemos una alegría tremenda", dice desde Paraná Germán Guglieri, el padre de Santino, que está convencido de que su hijo colaboró a hacer realidad una ley que "estaba cajoneada desde el 2004".
Cuenta que en cuanto se viralizó el video de su hijo y le llegaron los primeros agradecimientos por poner el tema en agenda, comprendió que podía llegar a suceder algo bueno. "Ahí me puse a pensar hasta donde había metido el dedo la criatura".
Santino Guglieri fue diagnosticado con Trastorno Espectro Autista (TEA) a los tres años. A los seis comenzó a leer, y desde entonces nunca abandonó esa pasión. Con 12 años empezó a escribir cuentos que ya le valieron premios literarios.
Guglieri padre desconocía por completo la problemática de la donación de alimentos, así como la mayoría de los asuntos en los que se embarca su hijo. "Hace poco empecé a recibir correos de senadores estadounidenses agradeciéndole a Santino por interesarse en el problema de la neutralidad de internet", grafica. Los temas que abarca, con apenas 13 años, son sumamente variados, pero suelen estar relacionados con el bien común.
"Santino tiene una extrema sensibilidad. Él dona, a través de mi tarjeta, contra el hambre en el mundo, ahora está preocupado por los refugiados, se interesa en el tema de la violencia de género. Si vamos caminando por la calle y ve a alguien mendigando me ruega que le de plata", cuenta.
Para Germán, cuando en el autismo hay una fortaleza, hay que incentivarla. La fortaleza de Santino fue, desde chiquito, la lectura. Ahora es preocuparse por el bien común. "Siempre digo que él tiene una alfombra mágica y permanentemente te está invitando a subirte. Con mi mujer somos los primeros en subirnos y ayudarlo".