El economista Fausto Spotorno analizó en LN+ el impacto que las importaciones tienen sobre la industria textil; los nuevos comportamientos de los consumidores y la opinión del dueño de un local de ropa: “No te podés quejar”
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La facilidad para recibir ropa del exterior en la puerta de nuestros hogares despertó en cientos de argentinos dos nuevas pasiones. Una se llama Shein, la otra, Temu. El economista Fausto Spotorno visitó los estudios de LN+ para analizar de qué manera el boom de ventas de estas plataformas chinas impactan sobre la industria textil local. Además, un empresario de la moda mencionó los principales problemas de comprar prendas de manera virtual.

“En todo el mundo las importaciones de indumentaria aumentaron exponencialmente”, dijo Spotorno. “A principios de este siglo eran algo así como US$20 mil millones y ahora estamos hablando de casi US$181 mil millones”, agregó.
Según el revisionismo del economista, “la industria textil venía de un mercado súper protegido y carísimo, cosa que cambió con las políticas aperturistas del último tiempo”.

Todos los caminos conducen a China
“Otro de los debates globales gira en torno a las plataformas chinas Shein y Temu”, analizó Spotorno. “Y es el referido a la cuestión impositiva y de aduana. Es decir, cuando compras en estas plataformas asiáticas, muchas operaciones no están gravadas“, detalló el experto.
En la comparativa entre la producción local y las importaciones chinas, Spotorno puso los puntos sobre las íes: “Si pensás que vas a poder competir con China en la industria textil, estás frito. Te vas a chocar contra un tren de frente”.
Sin devolución ni derecho al reclamo
En pos de diversificar el debate, Pablo, un empresario textil y dueño de un local de venta de ropa ubicado sobre la mítica calle Avellaneda, en el barrio porteño de Flores, compartió su perspectiva ante un móvil de LN+.

“Comprar en Temu o Shein es más fácil y cómodo, pero no tenés el derecho a la devolución. También están los riesgos de los talles: si te queda mal no te podes quejar”, graficó.
Sobre la coyuntura actual, Pablo sostuvo que “toda esa gente que de entrada compró en las páginas web, está volviendo a comprar en nuestros negocios. A la larga, todo sale del mismo lugar: China”.

Desde la óptica comercial, el empresario subrayó que, por estos días, la composición de ventas es 70% de productos importados y 30% nacional. “Lo nacional puede ser más barato, pero no de la misma calidad. Y eso en el bolsillo de la gente juega”, remató Pablo.
Al momento de dar números, ejemplificó con la variación del precio de una de las telas más buscadas: el lino. “Hace unos meses el metro costaba $3.000 y ahora ronda los $1.000”, comentó.
Por último, Pablo se refirió al aperturismo que impulsa el Gobierno. “Al entrar las importaciones, muchos están vendiendo a pérdida, porque se sobrestockearon”, reflexionó.
“La compro, la uso y la tiro”
Otro de los conceptos puestos en boga por las nuevas dinámicas de compra y venta de ropa es el de fast fashion. Para explicar su significado, Spotorno relató una anécdota.
“Un amigo empresario un día me dijo que el viajaba solo con una mochila. ¿Y la ropa?, le pregunté. ‘Nunca llevó: porque cuando llego al destino la compro, la uso y la tiro’, me respondió”.
Como corolario de su visita a los estudios de LN+, el economista viajó en el tiempo y se ubicó en el siglo XVIII. “La revolución industrial nos enseñó que, en el universo textil, la calidad va de la mano del volumen. A más ropa producida, mejor su calidad”, cerró Spotorno.
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