Es una de las 50 finalistas del Global Teacher Prize 2026, que condecora a los mejores profesores del planeta; “Mi trabajo es que los niños conozcan el mundo más allá del monte”, manifestó en diálogo con LN+
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Por su trabajo como maestra rural en el Impenetrable chaqueño, Gloria Argentina Cisneros es una de las 50 finalistas del Global Teacher Prize 2026, galardón que reconoce a los mejores profesores del mundo. En diálogo con LN+, se refirió a su nominación y relató lo arduo de impartir educación en un lugar donde las condiciones no son las más favorables.

“Me postularon a través de una plataforma internacional y luego yo completé un formulario hasta alcanzar la nominación”, manifestó Cisneros. “Este reconocimiento es por trabajar en situaciones muy adversas y de abandono. En estos espacios rurales, la falta de conectividad y el desarraigo pueden ser muy duros”, agregó.
Según Cisneros, las autoridades de la Fundación Varkey -ente que, en conjunto con la Unesco, entrega el premio-, “vieron que pudimos establecer en un lugar recóndito, una estrategia educativa exitosa”.

El mundo más allá del monte
Cuando Cisneros habla de un lugar recóndito, hace referencia a la escuela N° 793 “Don Carlos Arnaldo Jaime“: hacia allí viaja, desde Taco Pozo, cada lunes y durante tres horas, en moto.
Sobre esa aventura que afronta semanalmente, la docente relató: ”Hacer ese camino es lo más duro. Pero tengo una motivación: que los niños conozcan el mundo más allá del monte“.
“Lo que busco es que mis alumnos puedan conocer el mundo a través de las pantallas y generen un pensamiento crítico”, apuntó la docente.
¿Cómo es la dinámica diaria?
En palabras de Cisneros, “los lunes, al llegar al establecimiento, me instalo y me quedo toda la semana”. Sobre las extensas distancias que tienen que recorrer sus alumnos, bromeó: “Si pudiéramos volar sería fantástico”.
Al ser personal único, Cisneros hace las veces de maestra, pedagoga y directiva. Lo mismo ocurre con el dictado de las clases. “En total, son 15 niños: todos en plurigrado. Es decir, desde primero a séptimo grado, aprenden todos en un mismo espacio”, detalló. El horario lectivo se extiende desde el mediodía hasta las siete de la tarde.

Consultada sobre las condiciones estructurales de su espacio laboral, Cisneros expuso: "Tenemos luz a paneles: si hay sol, hay iluminación. Pero cuando hay semanas nubladas, pasamos días a oscuras. Y tampoco tenemos agua potable“.
La proeza de dividir los sentimientos
En su comunicación con LN+, la maestra también hizo referencia al peso sentimental de su rol.
“Los maestros rurales hacemos esto por compromiso. Por ahí, durante la semana nos sentimos mal porque no vemos a nuestros hijos. Y durante los findes, lo mismo, pero porque no vemos a nuestros alumnos. Parece una contradicción, pero a los docentes nos cuesta la división de los sentimientos”, confesó Cisneros.
Por último, y ante la pregunta de si conoce a Miguel Alejandro Rodríguez, el otro argentino finalista para la obtención del premio, Cisneros respondió: “No. Nunca nos vimos. Pero tengo la esperanza de alguna vez encontrarnos y seguir forjando esta comunidad de docentes rurales”.
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