Stephen King: las enseñanzas del señor miedo
En un año en que el terror como género fue un éxito rotundo, el director de cine honra al escritor popular haciendo foco en su tema favorito: el fin de la infancia
Stephen King me enseñó a contar historias. Y me mostró que lo más importante a la hora de contar una historia no es sólo la peripecia, lo que ocurre en la trama. Los personajes son fundamentales. Que te importe qué les pasa y cómo les pasa. En sus novelas y cuentos, el amor por los detalles suma al impacto emocional que tiene la narración. Leí a Stephen King por primera vez a los 14 años. A esa edad uno es una esponja, absorbe todo lo que un escritor propone en su obra y tiene reacciones tremendamente poderosas ante aquello que le "parte la cabeza". En ese momento, en el caso de It, me sentí arropado por todos los sentimientos que ponía en juego en sus páginas, exactamente los mismos que enfrentaba en mi vida: el primer amor, el primer odio, los grandes miedos. En esa época no se hablaba del bullying. Como varón, sentía que todas esas cosas que experimentaba era necesario que las resolviera solo, aunque no tuviera las herramientas para hacerlo. La novela me ayudó a entender que no estaba solo. Que siempre hay monstruos que enfrentar en la vida: son metáforas del camino que uno debe recorrer en el mundo real.
Cuando de grande comencé a releer It me impactó profundamente la conexión del escritor con su gran tema: el fin de la infancia. Esa magia, esa libertad y esa fantasía, dice el autor, se pierden irremediablemente con la adultez. Es también una maravillosa reflexión sobre el acto creativo, sobre lo que significa ser un artista, que por definición no tiene límites. Cuando uno es adulto se ve contaminado por estructuras de pensamiento, por ordenamientos sociales, por la propia educación. Es llamativo que Pennywise, el payaso maligno de It, no se alimente de carne humana sino de imaginación, de sentimientos, de la perspectiva libre y fantasiosa acerca del mundo en el que viven sus víctimas. Podríamos decir que aterroriza a los niños con su futura madurez.
La narrativa de Stephen King contiene una mirada muy profunda sobre la condición humana, que acaso pueda sorprender a quien lo conoce sólo como un escritor popular. Su registro va mucho más allá del terror puro. Ha escrito historias memorables sin componentes sobrenaturales que hablan sobre temas eternos, como el alma humana, la libertad, la soledad y la fe.
También sale a la superficie con la distancia la riqueza de la analogía con el mundo que vivimos: una estructura de miedo, con mensajes apocalípticos del gobierno, de los medios, de las corporaciones. King escribió la novela en los años 80, mucho antes de la elección de Trump, pero tiene una mirada muy límpida sobre la sociedad norteamericana, que funciona de paranoia en paranoia. Primero fue el comunismo, luego la guerra atómica, después la crisis del petróleo y así. Con Trump no ha cambiado nada, por lo que es importante explicarle a la gente que debe tener su propia perspectiva, darle herramientas para combatir esta paranoia, para que sepan que esos monstruos no son reales. Que la unión hace la fuerza.
Del editor:
Fue un año King: la versión cinematográfica de It (Eso) batió récords de taquilla, hubo varias series basadas en su obra y se publicó Todo sobre Stephen King. Además, el autor enfrentó a Donald Trump en Twitter.
Andy Muschietti
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