
Mateo Sujatovich: de probarse en el Real Madrid y cantar jingles a ser una estrella del rock argentino
En un nuevo episodio de Conversaciones, el cantante y líder de la banda habló en LA NACION sobre su presente artístico, el recuerdo del show eterno de Spinetta, la inteligencia artificial y la influencia del tango en la música argentina

Mateo Sujatovich, más conocido por su proyecto musical Conociendo Rusia, no pudo –ni quiso– escapar del ‘mandato’ familiar (es hijo del músico y tecladista Leo Sujatovich y su abuela, “Pichona”, fue la profesora de piano de Charly García). Hizo jingles y música publicitaria, se desarrolló aquí y allá, pero la pasión lo acompaña desde siempre, inspirado por The Beatles, Luis Alberto Spinetta y García, entre tantos otros. Mientras prepara su próxima presentación en Buenos Aires, el 25 de octubre en el Movistar Arena, charla con Leo Rodríguez, conductor de La Nacion +Música 104.9, en esta nueva entrega del ciclo conversaciones.
- ¿Qué te trajo hasta acá?
- Son unos años dorados para mí, podría decir. Son una buena cantidad de años de haber comenzado a escribir canciones, hacer música, grabarla; tener la suerte de que me vaya muy bien y poder difundir mi música, mi carrera, mis canciones, los shows. Entonces, creo que, de algún modo, estoy acá por esa buena razón.
- ¿Cómo estás preparando el show del 25 de Octubre en el Movistar Arena? ¿Lo preparás mucho, te concentrás, dejás algo librado a la espontaneidad?
- Se prepara mucho. Dentro de la estructura de un show importante como es un Movistar Arena, en mi ciudad, se trabaja desde la puesta, las luces, la música, los movimientos. Hay mucho ensayo para estructurar cosas, pero dentro de la estructura hay lugares que, para mí, son muy importante que estén; como paréntesis donde se puede hacer más o menos cualquier cosa: improvisar, alargar, acortar, dejar que el momento fluya.
- Yendo un poco a tus inicios, ¿buscaste escudarte un poco en el alter ego de Conociendo Rusia, en vez de salir como Mateo Sujatovich?
- Yo me quería morir de risa por un rato, hacer un proyecto que me divierta mucho; quería un lugar para jugar todo lo que se pueda y creo que ahí, mi nombre, me ponía un poco más serio. Del otro modo podía hacer cualquier cosa. Tenía muchas más excusas y libertades con un universo como Conociendo Rusia.
- Cuando te sentás a componer, ¿lo hacés en función de los músicos que te van a rodear o las canciones fluyen sin importar el formato o el marco?
- En general, creo que el formato y el marco no son una premisa a la hora de componer. Las canciones van apareciendo o las voy buscando, pero no compongo pensando en cuál va a ser el formato, en cómo se va a grabar o cómo se va a tocar en vivo. Eso se ve después, se adapta a la a la formación y al momento de Conociendo Rusia, que también es adaptable, que también va modificándose porque es un proyecto solista que está acompañado de buenos amigos. He tenido otros músicos que se han ido, ahora tengo músicos nuevos; eso se va moviendo.
- En Canciones decís: “Hay canciones que te cambian la vida”. ¿Tuviste esa canción que te haya cambiado la vida?
- Yo creo que sí, muchas. Por ejemplo, Que ves el cielo de Spinetta, la aprendí en el colegio y me enamoré de esa canción. O Hey Joe de Jimi Hendrix, que gracias a esa canción empecé a tocar la guitarra. Están esas canciones que te hacen tomar decisiones, como decir “quiero ser músico” o “quiero aprender a tocar un instrumento”, o las vinculadas a un momento importante. Yo siempre estoy buscando canciones que me cambien la vida, aunque me cambien solo el día, pero eso ya es un montón. O canciones que me impulsen a hacer canciones; eso también me parece muy, muy lindo. A veces me pasa que voy a ver una banda y me vuelvo con ganas de hacer canciones, porque me inspiró, porque me prendió algo que estaba dormido o un poquito apagado. Y decís: “Qué ganas de volver a casa y agarrar la guitarra”. Siempre estoy buscando canciones que me generen eso y, un poco, te van cambiando la vida también.
- ¿La guitarra es tu primer instrumento?
- No es mi primer instrumento, pero ese es el mío. Es el mío porque el piano lo toqué de chiquito, también toqué la batería, pero la guitarra fue lo que me hizo querer ser músico, tocar todos los días un instrumento, estar ahí: mirar la tele, pero agarrar la guitarra; hablar con alguien, pero agarrar la guitarra. Al final, estás siempre tocando la guitarra y es como el mate, te acompaña, te lleva.
- ¿Algún disco que hayas escuchado últimamente?
- Sí, por supuesto. Justo tengo uno, que no lo había escuchado nunca completo, y lo estoy escuchando a repetición; esto que te decía de “música que te hace hacer música”, que es Harvest Moon de Neil Young. No lo había escuchado nunca. Es rarísimo. Todo el disco es precioso. Todo el disco es súper especial.
-¿Esta es tu puerta de entrada a Neil Young? ¿No habías escuchado otras cosas antes?
- Seguro que sí, pero no con la atención y con ese amor de estar poniendo el mismo disco dos veces por día, todos los días.
- ¿Cómo te llevás con los viajes, el jetlag, los shows? ¿Cómo estás manejando esa parte de tu vida que está en pleno ascenso?
- La verdad, me encanta viajar. Casi que lo voy necesitando. Me gusta irme porque también me gusta mucho volver. Quedarme mucho tiempo en Buenos Aires es algo que me resulta extraño. Viajo por trabajo, pero creo que también hay algo de ir, volver, ir, volver, cambiar de aire, cambiar de clima, cambiar de estación, de acentos... Todo eso se me hizo costumbre y, a la vez, una necesidad de renovar todo el tiempo esa energía. Echar de menos a los amigos, a la familia, volver a reencontrarte.
- ¿Sentís que ustedes, los que hacen el pop/rock de estos días, además de los géneros urbanos, unen en vez de agrietar, como pasaba en otra época?
- Puede ser, pero creo que es algo que se hizo con cero esfuerzo. Es muy natural. O sea, yo de chico escuchaba a María Elena Walsh, a Sakamoto, a los Stones, a los Beatles, a Bandana y a Charly García y a Fito Páez.
- ¿Cómo te llevás con el trap, con el hip hop y todo lo que sale de Argentina?
- Me llevo normal. Los chusmeo, más que los escucho. O sea, hay artistas que tienen algunos temas que me encantan y cada tanto los recuerdo y me los pongo, pero no lo consumo tantísimo; pero sí chusmeo todo. Cuando sale música nueva de artistas que son muy conocidos o me gustan, aunque estén distantes a lo que hago yo, requetecontra chusmeo en qué que andan.
- ¿Tenés alguna relación con la inteligencia artificial?
- Hoy le pregunté alChatGPT si me recomendaba algún buen taco de pool para comprarme, porque juego mucho al pool, pero no tengo taco. Le pido que me asista, digamos, con este tipo de cosas.
- Pero no con la música…
- No, la verdad que no. No entré en esa. Para mí invade mucho, no hay límites sobre esas cosas. Es muy probable que la industria cambie un montón gracias a eso y que empiecen a haber, digamos, éxitos hechos por la computadora. Va a pasar. Éxitos comerciales, y que la industria se empiece a dividir por los artistas que existen o los artistas que no, pero fueron digitados por una persona. Entonces, alguien les dio buenas órdenes. Dar buenas órdenes es un talento. Pero al final, no lo estás haciendo vos, lo está haciendo una inteligencia artificial. Creo que hay algo ahí que se empieza a manchar, que a mí personalmente no me gusta mucho. Pero bueno, no hay mucho freno para todo eso.
- ¿Qué actividad te desconecta un poco de tu rutina?
- El deporte me desconecta un montón. Jugar a cosas, cocinar. Cocino mucho, cocinar me pone la mente súper en blanco. Nada que ver con una meditación, pero creo que es lo más cercano que yo logro a meditar. Soy muy amiguero y también me junto mucho con mis amigos. Cualquier excusa funciona para encontrarse con los amigos.
- Tus amigos, aquellos que te conocen desde chiquito, ¿qué percepción tienen de vos con todo este crecimiento?
- Yo creo que soy uno más porque soy uno más, y las gastadas son para todos, los chistes son para todos de igual a igual. El amor es el mismo que antes. Pero bueno, todos se sorprendieron tanto como yo cuando me empecé a hacer cada vez más conocido y cuando me empezó a ir bien.
- ¿Coincidís en que hay un dejo de nostalgia en tu música, algo de identidad muy argentina?
- Creo que yo soy así. Los músicos argentinos somos un poco nostálgicos y tiene que ver un poco con la historia del tango; las letras del tango son todas tremendas. Y eso es de acá, es el texto que tiene una de nuestras músicas folclóricas. Y de eso mamamos, con eso crecimos y eso está dentro de nuestro modo de componer.
- Viniendo de una familia de músicos, ¿sentiste en algún momento que era un mandato familiar?
- Más que mandato, creo que había mucha predisposición, que es distinto. Porque, ya de muy chico, sentía que tenía mucha facilidad para la música. Venir de una familia con tantos músicos, seguramente, me dio ciertas facilidades como afinar, que es algo muy difícil y, a la vez, está dado. Podés ser o no ser una persona afinada. El cantar, tener facilidades con el aprendizaje de la música... Esa predisposición yo la sentía desde muy chico, se me daba fácil. Se me daba muy rápido poder aprender cosas y recordarlas, diferenciar notas, poder cantar una tercera, un coro, todo eso.
- ¿Cómo fue esa faceta más comercial de hacer jingles, hacer música para una cortina de radio?
- Esa época estuvo muy buena, fue muy divertida. Trabajaba con mi viejo y con mi primo, Ezequiel Silverstein. Estábamos inmersos en el universo de la música publicitaria y de la música de un montón de cosas más.
- ¿Te gustaba?
- Sí y no. Me gustaba porque era trabajar con la música y, muchas veces, había proyectos que eran más divertidos, pero a veces eran un plomo. Tenías que hacer música de cosas que no te interesaban o hacer un single de una marca que no tenía nada que ver conmigo. Es un poco como el yin y el yang: hacer música, que es algo súper especial y espiritual, para las marcas, que son todo lo contrario. Pero aprendí mucho ahí. Aprendí de mi viejo, viéndolo trabajar, que es muy buen productor.
- ¿El mejor show que viste en tu vida?
- Hubo un fin de semana, que fue el mejor fin de semana de mi vida, en el que vi a Spinetta y a AC/DC. A Spinetta en Vélez y, al otro día, AC/DC en River. Mortal.
- ¿Cuál es tu mayor virtud?
- Soy bastante puntual, esa me parece una buena virtud.
- ¿Qué rasgo de tu personalidad te enorgullece?
- Soy gracioso.
- ¿Qué parte de tu infancia volverías a vivir?
- Volvería a mis 16 años.
- ¿Una canción que te emociona más que cualquier otra?
- Te diría… mucho McCartney. Isn’t She Lovely de Stevie Wondertambién me gusta mucho. Es una ternura, me quedo con Isn’t She Lovely.
- ¿Qué paisaje de la Argentina llevás siempre dentro?
- La vista del departamento donde vivían mis viejos, donde me crié yo. Esa vista de un 7° piso en Belgrano.
- ¿Qué libro, película u obra te marcó para siempre?
- Harry Potter.
- ¿Qué te da bronca con facilidad?
- La injusticia.
- ¿Con quién te gustaría tener una última charla y por qué?
- Me gustaría, si pudiera, tener una charla con el Flaco, con Spinetta. Una charlita de diez minutos.
- ¿Qué te gustaría que digan de vos dentro de cien años?
- Nada, ¿para qué? Imagínate. Ya hablan un montón de mí hoy, en cien años no hace falta.









