Un plan posible para tener rutas menos peligrosas

La cuestión de la infraestructura no es un tema menor si queremos modificar la realidad de la “inseguridad vial” de nuestro país. Recientemente, el ministro de Transporte Guillermo Dietrich anunció un plan de obras que contempla la construcción de 2800 km de autopistas y la adecuación de otros 4000 km de rutas que se encuadran dentro del Plan Integral de Movilidad Segura. Y hay muchos aspectos interesantes en este proyecto. El primero es su génesis, ya que para su confección fuimos invitados una importante cantidad de especialistas que aportamos nuestros conocimientos y experiencias para lograr el mejor plan posible con el presupuesto disponible. Esto se hizo con mucho tiempo de anticipación, por lo que se tuvo la posibilidad de realizar un análisis serio y profundo.

El segundo aspecto es la razonabilidad de las rutas elegidas en función de su estado actual, de la importancia de cada una de ellas para las economías regionales, de la siniestralidad, y del denominado tránsito diario medio anual. Por otra parte, hay que aclarar que no se trata de un plan incumplible, sino que es muy lógico y está pensado para que pueda ejecutarse en cuatro años.

El tercer punto destacable es la generación de fuentes de trabajo que demandará todo el proyecto, ya que se invertirán unos 200.000 millones de pesos y empleará a unos 35.000 trabajadores.

Por último cabe destacar que estas obras generarán importantes ahorros sociales dados por la reducción de víctimas de siniestros viales a los que se asocian los ahorros económicos por evitar los daños materiales, agilizar la circulación y optimizar su mantenimiento.

Pero tan importante como construir nuevas rutas es cuidar las que tenemos, y para eso se deberá implementar un importante plan de controles de pesajes para los camiones, así como auditar las tareas de mantenimiento que deben hacer los concesionarios de gran parte de la red vial del país.