Aunque los siniestros viales no se explican únicamente por fallas mecánicas, estas tres aparecen como las más frecuentes cuando el problema está en el vehículo
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La siniestralidad vial es una problemática multicausal, tal como remarcan los especialistas. En cada incidente intervienen distintos factores que pueden derivar en personas heridas o fallecidas. Por ese motivo no es correcto pensar en una sola causa que explique los accidentes, tal como señala el ingeniero civil y planificador urbano Juan Del Valle. En ese escenario aparecen el factor humano, el estado de la vía y también el estado mecánico del vehículo.
Dentro de este último aspecto, las fallas más frecuentes asociadas a incidentes viales suelen estar vinculadas, por lo general, con tres elementos clave del auto. Los neumáticos, el sistema de frenos y la dirección, ya que son componentes que resultan determinantes para mantener el control del vehículo y que, cuando no están en buenas condiciones, pueden transformar una situación imprevista o una maniobra equivocada en un choque.
Por eso se vuelve fundamental realizar revisiones periódicas, más aún en épocas de alta circulación y viajes largos. Ese chequeo no debería limitarse a momentos puntuales del año, sino sostenerse también en el uso cotidiano dentro de la ciudad.

En el caso de los neumáticos no alcanza con verificar únicamente la presión de inflado, algo que también incluye al auxilio. Es necesario también observar el estado general del mismo, la profundidad del dibujo y la presencia de cortes, deformaciones o desgaste irregular. El kilometraje recorrido puede servir como referencia, aunque no es determinante porque una cubierta relativamente nueva también puede estar deteriorada por golpes.
En segundo lugar, los frenos representan otro punto crítico y aparecen entre los motivos más habituales de siniestros, sobre todo en situaciones que exigen una respuesta rápida y efectiva, como ocurre en accesos, zonas de tránsito intenso o peajes. Resulta clave asegurarse de que el sistema funcione correctamente mediante los servicios de mantenimiento o prestando atención a señales evidentes de desgaste. Entre los síntomas más comunes se encuentran los chirridos al frenar, vibraciones en el pedal o en el volante y una menor eficiencia al detener el vehículo.
En tercer lugar, la dirección también requiere atención permanente. Un auto que presenta juego excesivo, piezas desgastadas o alineación deficiente puede responder de manera imprecisa en una maniobra brusca, en una curva o en una emergencia.







