Cuida bien la historia de la marca del doble chevrón con una estética de rasgos más funcionales que deportivos, una mecánica turbo confiable y eficiente, a lo que suma un alto nivel de tecnología tanto de confort como de seguridad
De todas las marcas generalistas, Citroën fue una de las últimas en pisar fuerte en el segmento de los SUV medianos, sin duda hoy el más competitivo a nivel mundial. A decir verdad, ya había tenido un modelo "de compromiso" –el C4 Aircross, que se vendió a cuentagotas en la Argentina entre 2013 y 2015–, pero no era más que un Mitsubishi ASX con retoques estéticos a la Citroën. Ahora la cosa es distinta. El nuevo C5 Aircross es un producto 100% PSA –de aquí en más Stellantis–, y comparte la plataforma EMP2 con el Peugeot 3008, el DS 7 Crossback y el Opel Grandland. De entrada, eso es una muy buena noticia, ya que gran parte de las virtudes del C5 Aircross derivan de eso. Un dato: cuanto mejor está concebida una plataforma modular, más ahorro y calidad se logra en los componentes comunes (gracias a la economía de escala) y más libertad tienen los diseñadores para trabajar en los elementos variables que le darán una identidad diferencial a cada producto. En ese sentido, la EMP2 es un éxito, ya que los productos derivados de ella lucen totalmente distintos entre sí: cada uno con su propia personalidad.
Y la del C5 Aircross está bien definida: cambia el look "filoso" del 3008 y el "ornamentado" del DS 7 Crossback, por uno mucho más redondeado y ameno, que expresa funcionalidad antes que deportividad o estatus. Pero esto no quiere decir que tenga una imagen "blanda"; una de las virtudes de la plataforma EMP2 es que permite usar ruedas grandes y bien ubicadas en las esquinas, lo que le da al auto muy buenas proporciones. Es simple: cuando los vehículos están bien plantados en el piso, nos transmiten confianza y seguridad. Por eso el C5 Aircross luce amigable y juguetón, pero a la vez decidido y robusto, algo que se espera de cualquier SUV.
Por dentro, el C5 Aircross reproduce la propuesta no-tan-convencional que ofrece su exterior. Los asientos delanteros planos, estilo "living" son lo primero que llama la atención. Son todo lo confortables que indica su apariencia, pero también sorprenden con una buena sujeción lateral, gracias a un diseño de espumas de densidad variable. Ofrecen múltiples regulaciones como para encontrar una posición de manejo ideal, pero no son eléctricas, como sería esperable en un auto tope de gama como este. El puesto de mando está agradablemente encapsulado por una gran consola central, que incluye un amplio espacio de almacenamiento, uno de varios de los que dispone el auto. En el centro del tablero hay una generosa pantalla táctil de 8", desde la cual se pueden comandar las funciones de radio, teléfono, aireación y varias configuraciones.
La respuesta de la pantalla y la navegación por los menús es correcta, pero se extrañan un GPS integrado y teclas físicas dedicadas para hacer más fácil el acceso (sobre todo a la ventilación). Por supuesto es compatible con Android Auto y Apple Car Play y hasta trae un comodísimo cargador inductivo para el celular. El tablero es completamente digital y permite distintas configuraciones, todas con un diseño muy moderno que no incluye los tradicionales instrumentos con agujas. Atrás ofrece muy buen espacio para las piernas y mucha modularidad. Hay 3 asientos individuales que se pueden desplazar y reclinar individualmente. Esto hace que también varíe la capacidad del baúl, desde 580 L hasta sorprendentes 720 L con los asientos traseros bien adelante.
Todo el confort estático del C5 Aircross se multiplica cuando el auto se pone en movimiento. El andar es extraordinariamente suave y mullido, un verdadero homenaje a la tradición de la marca inventora de la suspensión hidroneumática. El truco en este caso son unos amortiguadores progresivos hidráulicos, que prácticamente eliminan los habituales rebotes en el tránsito normal, pero son capaces de endurecerse si las condiciones del camino lo requieren. Es una tecnología desarrollada por Citroën en su paso por el Rally, y el resultado es realmente el de una alfombra voladora. La dirección es muy liviana, tal vez demasiado para los que gustamos de tener un tacto más directo de lo que pasa en el piso.
Por supuesto que con toda esta suavidad en el andar no hay que esperar grandes emociones en el manejo. Queda claro que en el C5 Aircross, el confort pisa la deportividad. Y esto incluso con los respetables 165 CV que proporciona el motor turbo 1.6 L (el famoso THP), que combinado con una caja automática de 6 marchas logra buenos números de aceleración (0 a 100 km/h en 8,5 s) y recuperaciones, con consumos bastante razonables para su segmento (9,5 L/100 km en promedio). ¿Manejo off-road? Posible, pero muy moderado, ya que no tiene tracción integral, solo un sistema electrónico de ayuda a la tracción llamado Grip Control.
Último, pero no menos importante, es la seguridad. El C5 Aircross se destaca: viene de serie con 6 airbags, Isofix, control de estabilidad y tracción; a eso suma el Pack Drive Assist, con varias asistencias a la conducción (ADAS) como Frenado autónomo de emergencia, Sistema de mantenimiento de carril, Reconocimiento de señales de tránsito y Alerta de cansancio del conductor.
El C5 Aircross es un producto que por su precio (US$48.395) se venderá en un volumen muy limitado, pero que es muy necesario para reconstruir la imagen de la marca en la Argentina.
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