Coronavirus en Buenos Aires. Ya cerraron al menos 40 boliches durante la pandemia
La pandemia y sus múltiples limitaciones a la interacción entre las personas hacen que las discotecas enfrenten un panorama oscuro en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Carlos López, presidente de la Cámara Empresaria de Discotecas y Bares de la Provincia de Buenos Aires (CEDIBBA), sostiene que hay al menos 40 establecimientos que no pudieron sobreponerse a la coyuntura y entregaron los locales.
Uno de ellos fue Derby, que funcionaba dentro del Hipódromo de San Isidro y era la discoteca más importante de ese municipio. Por ahí pasaban miles de personas, tanto en los after office en los días de semana, como también en las noches de sábado y domingo.
La crisis se extiende por todo el conurbano. En Quilmes, cerraron Look, Enigma, Osiris y Antigua Tierra. En Esteban Echeverría, Zoom, Quijano y Berracos. En Banfield, Mi Club, una discoteca con más de 70 años de historia, también podría cerrar definitivamente. Mientras que en la zona oeste, Bahiano Disco, en Ituzaingó, y otros cuatro boliches en José C. Paz, como Club Limit, Ibiza, Caribeño Bailable y Don Lucas Pool, tampoco pudieron sobrevivir a la pandemia.
Bahiano era una discoteca histórica de Ituzaingó. Estuvo 25 años abierta, sobrevivió a todas las crisis, pero no pudo con el aislamiento social obligatorio. Por lo general, los boliches que cerraron no pudieron llegar a un acuerdo por el alquiler del local. La electricidad también representa un gasto enorme. Como los boliches suelen tener una conexión eléctrica especial (tarifa 3), pueden pagar entre 100.000 y 150.000 pesos por mes.
En la Argentina, se calcula que en el sector del entretenimiento trabajan, de manera indirecta y directa, unas 500.000 personas. Otra de las cámaras que nuclea a 3200 de este tipo de establecimientos es IDEAr. La institución fue creada durante la pandemia para juntar fuerzas y pedirle al Gobierno un plan de ayuda extraordinario para pagar los alquileres, que se mantenga la ayuda para afrontar los salarios y préstamos a tasa cero, entre otras cuestiones.
En la esquina donde antes estaba Bahiano, ahora el local tiene colgados los carteles de la inmobiliaria que dicen "alquila". Quien estaba a cargo del boliche es Alejandro Pérez, que tiene 57 años y 38 en el rubro. En Bahiano, directa o indirectamente, trabajaban 40 personas.
"Trabajaba en dos locales que están uno al lado del otro. Uno lo alquilaba y el otro es mío. Cuando le dije a los dueños que iba a poder pagar el 50% del alquiler pusieron el grito en el cielo, no quisieron llegar a un acuerdo. Entonces pagué lo que tenía que pagar y cerré. El rubro ya viene complicado desde hace tiempo. Me quedó un grupo de gente que trabajaba fijo en el día a día y por el momento los estoy bancando. Veré si me pongo un bar en mi local más adelante", dice Pérez.
Él describe que hace ya tres años el boom de las cervecerías golpeó fuerte a las discotecas. Muchos dejaron de ir a bailar y cambiaron esa salida por una más económica. "Creo que en zona oeste cerraron 12 discos. Es enorme la cantidad de gente que pierde porque los boliches le dan trabajo a muchos rubros", dice Pérez. Según cuenta, desde la municipalidad de Ituzaingó los ayudaron y les redujeron impuestos como el de seguridad e higiene, pero esto no alcanzó.
Víctor Luque, de 51 años, tuvo que cerrar dos discotecas. Una en Esteban Echeverría y otra en Ezeiza. Hace 25 años que tiene bares y boliches. Dice que en Esteban Echeverría "está cerrando todo: bares, cervecerías, discotecas".
Uno de ellos era Keep, que estaba ubicado en un complejo cerrado en Ezeiza. Ahí debía pagar el alquiler y las expensas del lugar. Al igual que le pasó a Pérez no pudo negociar una baja en el monto de esos costos fijos y no le quedó otra que bajar las persianas, sobre todo porque aún no pueden ver la luz al final del túnel. Creen que no van a poder abrir hasta fin de año.
"En Keep trabajaban 10 personas de seguridad, 16 en las barras y en el servicio de comida, 18 personas de relacionistas públicos, Dj, etcétera. A algunos empleados los estoy bancando y a otros los pude reubicar en algún otro trabajo".
López, de CEDIBBA, intenta apoyar a los empresarios y también trabaja en protocolos que les permitan volver a la actividad. Para lograrlo, deberán cumplirse tres semanas sin que el virus circule. Es decir, llegar a fase 5, algo que aún está lejos de pasar. Y, de todos modos, por las deudas y pérdidas acumuladas durante este año, los que sigan en pie, según López, tampoco van a percibir ganancias durante un tiempo. "Además hay que ver cómo reacciona la gente. Tampoco sabemos si van a tener plata para salir o si durante meses no van a ir a bailar".
Una de las tantas dificultades que enfrenta el rubro son las fiestas clandestinas. El 20 de julio se celebra el día del amigo y, por eso, López le advirtió a las autoridades del Ministerio de Seguridad de la Provincia que ellos ya saben que varias fiestas no autorizadas se van a celebrar en esa fecha.
"Les pedimos por favor que estén atentos a eso. Porque si llega a haber contagios en una fiesta clandestina, esto es algo de nunca acabar y se va a postergar la apertura de los locales que vienen cumpliendo con todo hace tiempo", agrega López.