Cien años de arte argentino en una megaexposición en tres actos
ROSARIO.–Desde comienzos de mayo, una megamuestra con más de 400 obras de arte argentino se desarrolla en la ciudad de Rosario. Arte argentino. Cien años en la Colección Castagnino+Macro fue organizada en simultáneo en dos sedes: el Museo de Bellas Artes Juan B. Castagnino , situado frente al siempre florido Parque Independencia, y en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro), a orillas del Paraná. Tres parejas de curadores fueron convocadas para relatar la historia argentina del arte en tres actos. "Fui amasando la idea de una exposición que representara un nuevo comienzo para el Castagnino+Macro", cuenta a LA NACION Raúl D’Amelio, director del museo desde 2017.
Para la planta baja del Castagnino (cuyo edificio fue donado por la madre del artista a la ciudad que lo vio nacer), Adriana Armando y Guillermo Fantoni seleccionaron más de un centenar de obras que van de 1918 a 1968. Tan rico es el patrimonio del museo que debieron elegir entre más dos mil piezas. Aunque, como dice Fantoni, "se puede entrar en la muestra por cualquier lado", el comienzo del recorrido no podría ser más encantador. Ahí están las ocho pinturas de la serie La vida de un día, de Fernando Fader, que consistió en la primera compra del museo rosarino. El primer sector de la muestra, titulado "Un pasado expuesto. Caminos del arte entre 1918 y 1968", tiene diez escenas que puntúan el trayecto como si fuera un relato en el que no están ausentes las tensiones y los paradigmas artísticos de esos años.
El mundo del trabajo y el de las protestas sociales (representados por obras de Abraham Vigo, Julio Vanzo y el omnipresente Antonio Berni, entre muchos otros), la influencia de los viajes en la estética de los artistas argentinos y la escasa presencia de artistas mujeres en la colección temprana del Castagnino aparecen resaltadas. "Es abrumador el peso de los artistas varones en ese período de la colección patrimonial del museo", admite Armando, historiadora e investigadora del arte. Ada Tvarkos, Susana Hertz, Raquel Forner y Melé Bruniard (homenajeada en la reciente edición de arteBA) son algunas de las elegidas, además de la heroína del arte en Rosario: Emilia Bertolé. En una gran sala de la planta baja, se exhibe un conjunto de desnudos femeninos pintados por hombres. Algunas de índole alegórica, otras más sensuales, las pinturas aluden a una práctica que hoy podría ser censurada como políticamente incorrecta. "Es un llamado de atención", señalan los curadores. A medida que el recorrido se acerca a los años 60, aparecen de manera evidente la clave sociopolítica y la nota experimental, con obras de Marta Minujín, Gyula Kosice, Julio Le Parc, Juan Pablo Renzi y Noemí Escandell. El primer núcleo de la muestra es el que más tiempo permanecerá abierto al público: cierra el 25 de febrero de 2019.
El segundo acto se desarrolla en la planta alta del Castagnino y abarca de 1968 a 2001. Los curadores elegidos son, además, artistas: Nancy Rojas y Roberto Echen. En "Derrames temporales de una colección. Itinerarios para volver a pensar la génesis del arte contemporáneo argentino", se aprecian obras que parecen fundar tradiciones rebeldes. No en vano el segmento de la planta baja concluía con los registros de esa experiencia artístico-documental fundamental del arte argentino que fue Tucumán Arde. Rojas y Echen retoman el mismo vector y lo amplifican con la experiencia de otros creadores y grupos como Artistas Plásticos Asociados, El Siluetazo y ese colectivo artístico concentrado en un solo individuo que fue León Ferrari. El Castagnino+Macro es quizás el museo del país con mayor cantidad de pinturas, dibujos y "cartas dibujadas" de Ferrari.
"Cada protesta social es una obra de arte", se lee en un manifiesto del grupo Escombros, de La Plata. Con ecos de las revueltas de fines de los años 60 y las de 2001-2002, el núcleo al cuidado de Rojas y Echen presenta trabajos de Ana Gallardo, Elba Bairon, Guillermo Kuitca, Marcelo Pombo, Juan Carlos Romero, Marie Orensanz y Graciela Sacco. El carro blanco, una escultural instalación de Liliana Maresca, metáfora de la recurrente crisis argentina, conserva intacto su poder de impacto. "Aquí el parámetro es el tránsito hacia el cambio de milenio, que estuvo marcado por la caída de lo que en algún momento de la contemporaneidad fueran los pilares de la construcción de verdad en el arte: las disciplinas y sus sostenes, las técnicas específicas", señalan los curadores, a la vez que destacan la importancia de la amplitud de miras de los sucesivos jurados de los salones nacionales de Rosario a la hora de adquirir obras. Esta sección cierra al público el próximo 30 de septiembre.
Para ver el tercer núcleo de Arte argentino. Cien años en la Colección Castagnino+Macro hay que encaminarse por el bulevar Nicasio Oroño hacia el río. En los silos del Macro se expone el capítulo final de la muestra. "El fin del mundo comenzó en 2001. Exageración poética o determinismo histórico" estuvo al cuidado de otros dos artistas: Clarisa Appendino y Carlos Herrera . El nombre de Appendino suena como reemplazante de Lila Siegrist en la Secretaría de Cultura y Educación de Rosario, a cargo de Guillermo Ríos. El Macro fue inaugurado en 2004 y opera como la sede de arte contemporáneo del Castagnino. Entre la tradición y la vanguardia, Rosario demuestra que posee una de las colecciones de arte nacional más valiosas del país.
"Hacia el año 2000 nos movíamos entre la pobreza y la opulencia, el baldío y el building, el parripollo y el hipermercado", escriben los curadores para indicar el pasaje del arte hacia procedimientos, temáticas y acciones que se impusieron de manera rotunda para cuestionar y trastocar el presente. Estéticas despojadas como las de Andrea Ostera, Eugenia Calvo y Claudia del Río, experiencias con objetos de descarte como las de Diego Bianchi y Nicanor Aráoz, performances como las de dos Brunos (Grupalli y Juliano) se cuentan entre las obras más recientes del museo. Además de una instalación en proceso de Leopoldo Estol, los curadores eligieron varios videos. Mientras se baja o se sube por la escalera exterior del Macro, los visitantes pueden ver trabajos de Leticia Obeid, Luciana Lamothe y Gastón Miranda. En esas y otras obras, se registra de manera lúdica o herida el persistente trabajo de demolición y reconstrucción al que la sociedad argentina está abocada desde hace décadas. Este núcleo concluye el próximo 26 de agosto.
Información
Museo de Bellas Artes Juan B. Castagnino, avenida Carlos Pellegrini 2202
Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro), Estanislao López 2250
La muestra se puede visitar de martes a domingo de 11 a 19. Ambas sedes están abiertas los días feriados.
Entrada libre y gratuita (bono contribución sugerido de $20)