El papelón de la selección argentina de básquetbol en la Americup: en plena reconstrucción, amerita menos músculo y más cabeza
La pelea con República Dominicana no colabora en un proceso que busca la clasificación a Qatar 2027
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Las emociones y las tensiones formaron parte de los argumentos en medio del papelón que protagonizó la selección argentina de básquetbol tras la derrota con República Dominicana en la Americup, que se disputa en Nicaragua. Y es atendible, pero para nada entendible. Los golpes que recibió y aplicó Gonzalo Bressan, la intervención de Francisco Caffaro, las corridas de Juani Marcos, las palabras del entrenador Pablo Prigioni... La respuesta desmedida y descontrolada de todos los jugadores dominicanos. Todo resultó demasiado vergonzante. Fue una escena que está muy lejos de pertenecer a una reconstrucción saludable para el básquetbol en celeste y blanco, una imagen que no colabora para este recambio que pretende recuperar una pizca de lo que supo disfrutar la selección tras casi 20 años excepcionales.
No se trata de desayunar con agua bendita, sino de comprender que un resultado desfavorable o un cúmulo de sanciones que pudieron perjudicar el desarrollo no pueden desconfigurar todo lo bueno que mostró el equipo en la cancha, más allá de la derrota. No porque no haya sucedido antes una pelea o discusión caliente durante otros procesos, porque tampoco las estampitas de Andrés Nocioni, Emanuel Ginóbili o Luis Scola hay que ponerlas siempre sobre la mesa. Ni tampoco se trata de invocar las perfectas lecciones aprendidas por Facundo Campazzo, Nicolás Laprovittola o Gabriel Deck. Sino que en esta etapa de transformación, no es más guapo el que saca pecho ante la burla del rival, sino el que puede leer cómo se debe resolver la empresa para una próxima vuelta.

Imaginar que es sencillo controlar las pulsaciones en un partido caliente es pecar de inocente, aunque en determinados momentos, un profesional debe tener claro qué y cómo domar su temperamento, incluso, cuando los rivales tuvieron un muy mal comportamiento. Se puede comprender, aunque no justificar, que a Caffaro -con sus 25 años- lo traicionen los nervios en el momento de declarar. Esgrimió como argumento que los rivales celebraron la victoria en la cara de Juani Marcos y que ese festejo exagerado desató el escándalo. Sin embargo, la experiencia de Prigioni, que siempre es medido y sabe cómo y cuándo debe ajustar tornillos, no debe tambalear cuando su carácter lo desborda.
No fue la noche más feliz para el autor intelectual del proceso que se está llevando adelante en la Confederación Argentina de Básquetbol para hacer reverdecer a la selección argentina. Una serie de actitudes suyas estuvieron más afectadas por la emoción y lejos de la serenidad. No suele sucederle, pero no pudo apagar tanto fuego, que seguro tendrá su origen y contexto. Sin dudas que no es la mejor expresión de un equipo escuchar a su entrenador calificar de “gordo que no se puede mover”, en referencia a un rival en medio de un tiempo muerto (sería en alusión a Joel Soriano). Se tratan de instantes en los que se buscan reacciones y en apenas un puñado de segundos, pero también es real que un actor del deporte como Prigioni, que fue estrella como jugador en Europa, en la selección y escaló hasta la NBA adentro y afuera de la cancha, sabe muy bien que tiene una cámara y un micrófono en el momento que está dando las indicaciones.
“Está el gordo este que no se puede mover”
— Jordi Bonet (@JBOrantos) August 25, 2025
Al parecer Prigioni se refiere a Joel Soriano cuando dice eso. pic.twitter.com/MA1cjmi2ce
Tampoco desconoce Prigioni que hay gente que está pendiente de cada acción de los protagonistas, como para no registrar que sus enojos serán viralizados en apenas segundos. Por eso sería bueno poder controlar sus incomodidades y no mostrarse tan molesto porque le acercaron una planilla, tras el partido, que no era la que él pretendía. Así como tampoco resulta tan positivo que corte en su discurso a uno de sus dirigidos cuando está respondiendo algo porque entiende que ya se habló del tema. Y quizá tenga razón en todo su enojo; sin embargo, no parece ser el método más aplicado para inocular aquello que él mismo, desde adentro, como jugador y actor importante, edificó en la selección nacional.
“Le fueron a celebrar en la cara a Juani, creo, al pedo. Ya ganaste el partido... Lo del final no pasa si hay un solo lado involucrado. Nosotros también estuvimos involucrados, pero no creo que hayamos sido los causantes. Yo me metí y no me tendría que haber metido. Pero es difícil cuando ves a un compañero que le están haciendo lo que estaban haciendo. Es un poco instinto”, explicó Caffaro. “Y lo del final es consecuencia de eso. De permitir, permitir, permitir...Y después ocurre lo que ocurre. Tendrían que hacer una autocrítica importante. Hay que estar a la altura del nivel que están jugando los dos equipos. Y creo que hoy no ha sido así”, argumentó Prigioni.
El jugador argentino Francisco Caffaro explica un poco, porque el pleito al final del encuentro ante Dominicana; pero el entrenador Pablo Prigioni lo detiene. pic.twitter.com/KyPMFOvqq4
— Martín Rodriguez (@Martinrodriv) August 24, 2025
Todas estas cuestiones pueden tener, desde la óptica de quien está dentro de la cancha, sus justas razones, ahora bien, si lo que se pretende para el conjunto nacional es recuperar parte del perfil que le permitió durante casi 20 años dos subcampeonatos del mundo (Indianápolis 2002 y China 2019), una medalla dorada en Atenas 2004, una de bronce en Pekín 2008 y llevar hasta a la NBA a 16 jugadores, es posible que se necesite enfriar la cabeza. Resultaría una mejor receta que desbocarse cuando la situación amerita calma y predicar con el ejemplo. Porque se entiende que se aguantaron todo: las determinaciones de los árbitros en contra en momentos claves y el trash talk (lenguaje despectivo para intimidar y desmoralizar a un oponente) de los dominicanos en el partido. Pero en esta etapa es importante entender que no suma darle importancia a rivales que están lejos, por historia, de medirse la jerarquía con la Argentina.
Se sabe que el objetivo principal para el staff técnico es encontrar la mejor versión del equipo de cara a las ventanas para la clasificación para el Mundial de Qatar de 2027 que comenzarán en noviembre próximo, tras el golpazo que implicó quedar afuera de la cita en 2023. Es por eso que quizá esta mala experiencia en el segundo partido de la Americup pueda ser una plataforma en la que se comprenda que se debe madurar de golpe.
Y el costo de lo sucedido resultó una suspensión para Gonzalo Bressan por dos partidos oficiales FIBA, mientras que Francisco Caffaro y Juan Vaulet fueron multados con un encuentro. Además, hubo una multa económica de 2000 francos suizos para Pablo Prigioni y de 20.000 francos suizos a la Federación Argentina de Básquestbol, de los cuales 10.000 quedan en suspenso durante un período probatorio de tres años. Mientras que en Dominicana, David Jones quedó suspendido por dos partidos oficiales FIBA, Juan Guerrero, Ángel Delgado y Juan Suero fueron castigados con uno. Por otro lado, hubo una sanción económica de 20.000 francos suizos a la Federación Dominicana, de los cuales 10.000 quedan en suspensión durante un período probatorio de tres años.
Y no se trata de suspensiones ni de dinero, sino de un plantel con un promedio de edad de apenas 24 años, que debe recordar que, como dijo Ginóbili, tras la derrota de la selección contra Lituania por 81-73 en los Juegos Olímpicos de Río 2016: “Eso pasa habitualmente en nuestro país, que pensamos que todo se gana con huevos y no: se gana jugando bien“. Y no implica desempolvar pergaminos, sino comprender que estos golpes también pueden, si se les ponen cabeza y menos músculo, servir para que el camino sea más sencillo para volver a defender el legado.
Pablo Prigioni cuspindo marimbondo na Zona Mista ao entrar para a coletiva. pic.twitter.com/hdwSifzhYj
— Zé Pereira #FireKidd #FireNico (@Jpsn89) August 24, 2025
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