El rugby busca soluciones con estudios más rigurosos para los primeras líneas

El rugby argentino sigue acompañando a Jerónimo Bello, a su familia y a todo el SIC. Su recuperación es lo primordial. Al mismo tiempo, se está movilizando para que no vuelva a ocurrir algo así.

El joven, de 23 años, sufrió el sábado pasado, durante el partido ante Newman, una lesión cervical que obligó a una intervención quirúrgica en las vértebras cuarta y quinta y se aguarda por su evolución para conocer el grado de la lesión medular. Se trata del tercer accidente de este tipo en un año: todos en situación de derrumbes del scrum, todos sufridos por jugadores de 23 años o menos. En agosto de 2015 le pasó a Juan Gastaldi, pilar del CASI de 20, y dos semanas antes que a Bello le ocurrió a Ignacio Maeder, segunda línea de Duendes, de 23.

De los 35 jugadores que sufrieron daño medular desde 1969, el 92% son menores de 23, según confirmó Ignacio Rizzi, gerente de la Fundación Argentina de Rugby (FUAR), que tiene como fin ayudar a los jugadores con lesiones graves a tener una calidad de vida digna e instrumentar acciones de prevención, capacitación para minimizar los riesgos de lesiones y administrar un fondo solidario. A tal efecto, el jueves próximo se realizará la cena anual a beneficio, en Espacio Márquez, dentro del Hipódromo de San Isidro (todavía hay algunas mesas para 10 personas disponibles, a un valor de $20.000).

En este sentido, a partir del accidente de Gastaldi, el CASI encaró un proyecto interno para minimizar los riesgos. El informe no está concluido, pero sí avanzado y será presentado en un workshop convocado por la Unión Argentina de Rugby (UAR) para el miércoles próximo para tratar la problemática con mayor profundidad. “El estudio propone realizar resonancias magnéticas anuales a todos los primeras líneas del club para ver daños de las columnas vertebrales y ser evaluadas por especialistas de columna, capacitación de scrum en todas las divisiones a cargo de primeras líneas experimentados, y también la posibilidad de que para ser primera línea del plantel superior haya que sobrepasar una determinada edad, aún no especificada”, contó Eric Christophersen, médico del CASI y uno de los responsables del plan. “Es un proyecto a largo plazo que todavía no está aprobado y que recién aportará conclusiones en cinco o seis años”.

Cabe destacar, no obstante, que la mayoría de los primeras líneas del torneo de la URBA son mayores de 23 años. De los clasificados a los playoffs, por ejemplo, los de Hindú tienen un promedio de edad de 31,5 años, los de Belgrano 29,3, San Luis 26 y Newman 26,75. La excepción es Regatas, con 23,8 de promedio, con la salvedad de que los tres titulares tienen 26 y Santiago Medrano, suplente de 20 años, integró el seleccionado juvenil de los Pumitas en el último Mundial.

Como contracara, en el plantel de los Pumas hay cuatro primeras líneas menores de 23, lo que hace difícil determinar si la edad es un factor determinante: Lucas Noguera Paz (22), Julián Montoya (22), Enrique Pieretto (21) y Felipe Arregui (22).

Una de las normas precautorias que ya existía desde 2009, cuando se incluyó en el apto médico obligatorio para estar fichado en cualquier equipo del país (de M-15 en adelante), es la medición del Índice de Torg y Pavlov, que mide la relación entre el canal medular y el cuerpo vertebral. Si da menos a 0,8, el jugador no puede actuar como primera línea.

Uno de los participantes invitados al workshop es Felipe Contepomi, entrenador de los Jaguares, que recientemente asistió al “Law Review Group” (Grupo de Revisión de Leyes) de World Rugby en Lensbury, Londres, en el que se trataron distintos aspectos reglamentarios que se encuentran en evaluación, entre ellos, el scrum. “El objetivo primordial es volver al scrum como una forma de reinicio del juego rápida, eficiente y segura, y no como fuente de penales”, contó el ex apertura de los Pumas. “El bienestar del jugador es primordial. Hay partidos que tienen un tercio o más del tiempo de juego en scrums. Si lográs que las formaciones sean más ágiles, va a haber menos riesgo”, agregó.

La UAR también introdujo algunas modificaciones reglamentarias (como mayor severidad en las sanciones y mayor incidencia de los asistentes) para asegurar la estabilidad en esa formación, lo que motivó reuniones y entrenamientos específicos en varios de los clubes que siguen en competencia para evitar situaciones de derrumbe. En Córdoba, la Comisión de Referees realizó ayer una charla con entrenadores sobre los criterios reglamentarios del scrum.

El SIC, que mañana jugará el primer partido de cuartos de final del Top 14 de la URBA, sigue consternado. “La cabeza está en otro lado”, admitió Carlos Cousau, capitán de rugby, quien valoró el gesto de San Luis, su rival. El club platense se puso a disposición del SIC y ofreció desde postergar el partido a no jugar y cederles la posibilidad a otros dos equipos. El miércoles, alrededor de 70 integrantes del plantel superior se acercaron al Hospital Austral, donde se encuentra internado Bello, para estar cerca suyo. Ayer, sus compañeros de la M23 se reunieron en el club para brindarle apoyo. El rugby sigue su camino, pero hay cosas que están empezando a cambiar.