La Argentina demostró que no tira la toalla tan fácil: los goles de Agüero y Messi para un empate agónico
No hubiese sido merecido que la Argentina cerrase el año competitivo con una derrota. Eso sí, para evitarla, debió trajinar y sufrir mucho. Y esperar hasta el primero de los cinco minutos de descuento, cuando Messi convirtió el penal del 2-2 contra este granítico y oportunista Uruguay. No le encontraba la vuelta a un rival tan compenetrado para resistir como selectivo y quirúrgico para atacar. Dos desventajas debió remontar el seleccionado. Como lo viene mostrando últimamente, sacrificio y perseverancia no le faltaron. Esta Argentina de Scaloni viene demostrando que no tira la toalla fácilmente.
El gol de Cavani para abrir el marcador:
No hay amistoso en el clásico sudamericano más antiguo, solo superado mundialmente en longevidad por Inglaterra-Escocia. Dirigido desde hace 13 años por el Maestro Tabárez, Uruguay tiene las ideas claras, una manera de afrontar los partidos que nunca baja del umbral del orden, la responsabilidad y el compromiso colectivo. Un capital que despierta la admiración de Scaloni por su veterano colega.
La Argentina se encontró con un rival huesudo, que le cedió la iniciativa, pero le negó los espacios a medida que se acercaba al área del arquero Campaña. Al equipo de Scaloni se le dificultó mucho la construcción del juego, se sintió incómodo viendo que hasta Cavani y Suárez pasaban la línea central para empezar a entorpecer las líneas de pase.
Sergio Agüero igualó el partido:
Uruguay ejecutó con eficacia su plan en el primer tiempo. Cortó el circuito adversario y convirtió con el único remate al arco. Con tanta posesión, la Argentina aflojó la presión y la marca en la jugada que Uruguay metió dos cambios de frente sin oposición, con la combinación final entre Torreria, Suárez y Cavani para la definición en la boca del arco del goleador histórico de Paris Saint Germain.
En el gol charrúa, la Argentina se repitió en uno de sus puntos flojos de los últimos tiempos: el lateral derecho. A Saravia le ganaron fácilmente la espalda; el exRacing jugó por Foyth, que también suele poner en peligro ese sector cuando se excede en el manejo de la pelota. Sin dudas, es una función a la que Scaloni todavía no le encontró un intérprete confiable y seguro.
Suárez, de tiro libre, vuelve a poner en ventaja a Uruguay:
Volvió el tridente (Messi-Dybala-Agüero) del partido por el tercer puesto en la Copa América, que no tuvo demasiado recorrido aquella vez por la temprana expulsión de Messi. La parte más sacrificada le correspondió al Kun, recostado sobre la izquierda y con tendencia a enganchar hacia adentro.
La circulación argentina se hizo muy espesa, imprecisa a veces, apurada en otras. Lo concreto es que le costó mucho crear situaciones de gol. Messi buscó espacios y socios, pero recurrentemente se topaba con piernas uruguayas. A Dybala también le costaba conectar con el resto y Acuña, por la izquierda, era el factor de desequilibrio más concreto. Uruguay había tenido que reacomodar la defensa con la salida por lesión de Coates (Cáceres pasó a la zaga) y el ingresó de Giovanni González al lateral.
El penal para argentina que Messi cambió por gol para igualar el partido:
Aun sin muchas luces, la Argentina nunca le sacó el cuerpo al partido. Tuvo insistencia y fue porfiada. Obligó a Uruguay a defenderse no siempre de manera prolija. Lo que no conseguía por juego asociado llegó por la estrategia: Messi ejecutó un tiro libre desde la izquierda y Agüero le ganó la posición a Viña y cruzó el cabezazo del empate.
Uruguay volvió a ponerse en ventaja con una de sus señas de identidad: Suárez es un especialista en arreglarse solo, en sacar petróleo de las piedras. Primero, forzó una falta de Pezzella al borde del área cuando le llegaba un pelotazo; luego, ejecutó la falta y tuvo la complicidad de la floja respuesta de Andrada, con un manotazo muy impreciso para desviar un tiro al que llegaba con tiempo.
La Argentina volvía a remar de atrás, mientras Uruguay reforzaba la contención con el ingreso de Laxalt por Cavani. Scaloni liberó más a Tagliafico por la izquierda con la entrada de Nicolás Domínguez por Acuña. El empate estuvo en los pies y la cabeza de Agüero (el remate se le fue alto) y de Dybala (salió junto a un poste). Entró Lautaro Martínez, que con un movimiento generó la mano del penal de Cáceres. Messi, con un suave toque de zurda, puso las cosas en su lugar, más acordes con la realidad, la de esta Argentina con voluntad de hierro.
El clásico del Río de la Plata se acerca a los 200 enfrentamientos pero mientras tanto en los 193 disputados, Argentina domina el historial con 89 triunfos contra 59 de Uruguay, más 45 empates.
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