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Vive de lo que le gusta y, por eso, se considera un privilegiado. Tras emigrar hace poco más de seis meses al fútbol mexicano, el cordobés Carlos Bossio apuesta a quedarse por más tiempo debajo de los tres palos de Querétaro o donde surja alguna propuesta atrayente. Aún tiene contrato hasta mediados de 2010 con opción a un año más, pero Chiquito no se apresura, no se pone plazos porque. A los 36 años, siente que le queda mucho para dar. "Mientras el cuerpo me responda seguiré", dice. Tras su salida de Lanús, donde no le renovaron el contrato, decidió aceptar el ofrecimiento para ir al equipo mexicano que regresaba a la máxima categoría. Instalado en un departamento en la parte alta, a más de 2.000 metros de altura, define a la ciudad azteca como muy semejante a su Córdoba natal, con montañas a lo lejos que le permiten sentirse más cerca de los afectos que dejó en la Argentina. El sábado su equipo debutó en el torneo Bicentenario con un empate 0 a 0 ante Atlante.
-¿Cómo les fue el primer semestre?
-En lo personal, creo que bien. Arranqué jugando pero cuando se recuperó Lupe Martínez jugó él hasta que llegó [el técnico chileno Carlos] Reynoso, que me dio la titularidad de nuevo. Pero en lo grupal, fue un comienzo malo, muy malo. Teníamos 3 puntos de 27 y los dirigentes decidieron cambiar de técnico. Por suerte, nos asentamos y de los últimos 7 partidos ganamos 5 y eso nos permitió acomodarnos un poco para salir del descenso directo. El problema es que Querétaro es un equipo recién ascendido y lleva tiempo acostumbrarse a una categoría superior.
-¿Cómo se preparan para el próximo torneo?
-La idea es lograr que el equipo se quede en primera. Querétaro nunca clasificó para una Liguilla. Es un proyecto ambicioso pero no es imposible. Se armó un buen plantel (llegaron los mexicanos Germán Villa y Héctor Altamirano, y el argentino César Laffatigue proveniente de Universidad de Concepción de Chile) para salir de los puestos de abajo y buscar algo más. El tiempo dirá…
-¿Cómo es la ciudad?
-Querétaro es una ciudad histórica muy bonita [ubicada a 210 Km. del Distrito Federal]. Muy serena, en constante crecimiento y con mucho turismo por su antigüedad. La verdad que me sorprendió mucho. Me encuentro muy tranquilo. Estoy solo porque mi esposa [Débora] está trabajando en Buenos Aires. Por el momento seguiré solo hasta mitad de año. Me tratan de maravilla y la gente es muy agradable. No me puedo quejar. Me gustaría quedarme un tiempo más.
-¿Se extraña?
-Sí bastante pero uno ya está acostumbrado a pasar estas cosas. Estuve cinco años en Portugal. Y cuando era chico me fui de Córdoba a Estudiantes. La realidad es que te vas acostumbrando a esto. Uno se va curando aunque extraña a la familia, a los amigos, a los afectos. Por más que uno esté cómodo y lo traten de maravilla, siempre se extraña.
-¿Cómo se vive el tema de la inseguridad?
-Es muy tranquilo. No es como en el resto de las ciudades que son muy peligrosas. Prendés la televisión y acá no pasa nada. Hay ciudades donde el narcotráfico y el tema de los secuestros complican la vida. Por suerte acá es otra cosa.
-¿Cuánto tiempo más te ves atajando?
-No me puse plazos. Tengo 36 años y mientras me sienta bien y siga disfrutando del fútbol seguiré. Será hasta que el cuerpo empiece a pasarme facturas. Por suerte no tuve lesiones graves y eso ayuda.
-¿Viste la final del Mundial de clubes entre Estudiantes y Barcelona?
-No porque en el mismo horario estábamos jugando un amistoso en el DF [Distrito Federal] Me enteré del resultado cuando regresábamos. Me dio una tristeza enorme por la forma. Faltaba un minutito y se les escapó. Da tristeza, más allá de que es un equipo argentino, porque es Estudiantes que es una institución a la que le tengo un gran aprecio y donde tengo amigos como Verón, Desábato, Alayes, Benítez.
-¿Te enteraste de la salida de Calderón y el regreso a Argentinos?
-Sí, fue muy raro. Con Caldera todavía no pude hablar. No lo pude ubicar. Fue una salida extraña. Es una pena porque es una persona que tenía mucho para darle al club. Hubiera sido un cierre de carrera espectacular, más allá del resultado. Esto de Argentinos le dará la oportunidad de despedirse como debe.
-¿Cómo viviste el campeonato de Banfield a la distancia?
-A la distancia… por la rivalidad entre Lanús y Banfield no me agradó demasiado, pero hay que felicitarlos porque hicieron las cosas bien. Porque el que gana siempre es el mejor.
-¿No pensaste nunca más en la selección?
-No. Es una etapa totalmente superada. Hay arqueros mucho más jóvenes y con gran futuro. Es el tiempo de ellos.
-¿A quiénes te referís?
-Siempre me gustó mucho [Mariano] Andujar. Tiene un lindo estilo y está pasando un gran momento. Otro es [Juan Pablo] Carrizo, que bajó un poco su rendimiento pero es un gran arquero y [Diego] Pozzo también está entre los mejores. Creo que entre ellos tres, el puesto estará bien cubierto .
-¿Cómo analizás a la selección?
-Costó mucho clasificarse con tanto nerviosismo sobre el final. Es difícil hablar de la selección. Por ahí uno espera mucho más por los nombres que tiene pero hay que tener en cuenta que se trabaja con poco tiempo. Con unos meses de trabajo antes el Mundial puede mejorar muchísimo. En nombre e historia se puede pelear el mundial tranquilamente.
-¿A Diego cómo lo ves como DT?
-Los técnicos se van haciendo con los equipos. Lamentablemente la selección no juega como jugaba él. Ojalá pudiera hacer jugar a la selección un 10 por ciento de lo que lo hacía él. No tendríamos rivales. Pero no es tan fácil. Depende mucho del trabajo y Diego todavía no tuvo chances de trabajar mucho tiempo seguido con la selección. En uno o dos días no se pueden hacer milagros. Quizás, con un tiempo más largo, antes del Mundial, consigue darle mucho más al equipo.
-¿Cuál fue el técnico que más te dejó en tu carrera?
-De todos saqué algo. Cosas buenas y malas.
-Por ejemplo.
-Como tratar a los jugadores. El hecho de ir siempre de frente. Son cosas que uno aprende por el trato que tiene con los entrenadores. Eso se debe hacer para buscar el mejor rendimiento que es el objetivo de todo equipo.
-¿De Ramón Cabrero?
-Un gran entrenador. Me dejó mucho. Es un entrenador muy simple que sacó el mayor provecho a cada jugador de Lanús. Los conocía a todos de inferiores. Sabía las cualidades y los defectos de cada uno. Te dejaba hacer y no te embarullaba. Pedía que hicieras lo que vos sabías y no te confundía.
-¿El Profe Córdoba?
-Yo era muy chico en esa época. Era un tipo muy motivador. Muy eléctrico. Con una fe y una convicción enormes. Te transmitía muchas cosas y salías a la cancha creyendo en todo lo que te había dicho en la charla técnica.
-¿Y de Miguel Angel Russo?
-Fue el que me llevó de Belgrano, de Córdoba, que estaba en el Nacional B. Confió mucho en mí. Me dio la posibilidad de ir a Estudiantes, un hermoso club. Fuimos campeones (ascendieron en 1995) pero se fue de una forma inesperada. Nos sentíamos culpables por la forma en se tuvo que ir. Las cosas no salieron bien después del ascenso. Pero la vida lo premió haciéndolo dirigir grandes equipos y ganando torneos importantes como la Copa y el torneo local.
-¿Te ves como técnico?
-No. Para nada. No me llama eso. Es algo que tenés que sentir.
-¿Cómo te ves cuando dejes la actividad?
-Como ayudante de campo o entrenador de arqueros, pero no como cabeza de grupo. Puedo ayudar o ser técnico adjunto. Que el técnico sea [Rodolfo] Graieb y yo su ayudante.
-¿Hablaron para trabajar juntos?
-Es la idea. El está terminando el último año del curso. También hablamos de trabajar con [Walter] Ribonetto. Uno por ahí piensa un montón de cosas y quizás no se termina dando. Eso a su tiempo.
-Dónde te gustaría retirarte, ¿en Belgrano, en Estudiantes o en Lanús?
-En Belgrano, sin duda. Tanto Lanús como Estudiantes me han dado mucho y yo también dí mucho, pero en Belgrano estuve sólo seis meses. Es el club del que soy hincha. Está en mi ciudad y mi corazón es celeste.
-¿Pero jugarías en el ascenso?
-Seguro. Para Belgrano juego en cualquier categoría. Me gustaría jugar y retirarme pero bien. No quiero ir a pasar vergüenza. Quiero hacerlo en buena forma delante de los míos.
-¿Qué te dio el fútbol?
-Me dio la oportunidad de vivir de lo que amo porque el fútbol es algo hermoso que me encanta jugar. Poder vivir de esto…visitar lugares impensados que no hubiera conocido… dejar relaciones porque el fútbol te da muchos compañeros. Es la vida misma pero desde lo que a uno le gusta. Me siento un privilegiado. Pero también he perdido muchas cosas como dejar a mi familia en Córdoba. No me quejo… me siento un privilegiado.
-¿Si no hubieses sido futbolista, qué hubiera sido de tu vida?
-… (silencio) … (se ríe) sería mecánico. Seguiría trabajando con mi viejo en el taller mecánico…



