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No son días fáciles los que desanda River. La derrota ante Boca Unidos, en Corrientes, y la consagración de Boca profundizan la vergüenza, aumentan el dolor, en un año en el que el bochornoso descenso manchó la historia para siempre. En Núñez, los protagonistas pretenden aislarse de las controversias, evitan polemizar, esquivan las comparaciones, aunque terminan atrapados por la triste realidad. Los dos máximos referentes del grupo, Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez, rompieron el silencio que mantuvo el plantel durante casi un mes, y en una conferencia de prensa no pudieron sustraerse de los acontecimientos que se sucedieron entre el sábado y anteayer. Tampoco el técnico Matías Almeyda. "Fue el peor año de la historia", admitió el capitán y goleador. "Fue un fin de semana negro para todos los riverplatenses; 2011 quedará sellado en nuestros corazones, será una mancha importante", reconoció el entrenador.
Contrastar las actualidades de River y Boca se transformó en un juego perverso, lleno de morbo. "River tiene que volver sí o sí a primera, no puede estar en la B Nacional. Pero son dos realidades diferentes: Boca salió campeón sin ningún tipo de dudas, pero nuestro momento no tiene nada que ver con lo que pase en la A. Hoy nos toca jugar contra Boca Unidos, Deportivo Merlo..., equipos que son de la B Nacional. Obviamente, si el año que viene volvemos a primera, nos va a doler que salga campeón Boca, porque va a significar que nosotros no salimos campeones. Pero este año lo que pase en primera no repercute, porque nuestra mente está puesta en la B Nacional y en ascender a River como sea", es el mensaje que ensaya Cavenaghi, con el firme propósito de disfrazar lo inevitable.
"Estamos jugando en otra categoría. Por el juego sería lindo enfrentar a algún equipo de primera", comentó con angustia Almeyda, en diálogo con radio La Red. El tormento del técnico se intensificó en una frase: "Cuando hablo así me da una tristeza terrible". El Pelado fue el emblema y el corazón del plantel que descendió y ahora, sin ninguna experiencia en el cargo, es el conductor que se fijó como objetivo devolver a River a la elite.
En contrapartida, y después de los desbordes que se produjeron en Corrientes, Almeyda advirtió cierto temor por los superclásicos que se disputarán en Resistencia y en Mendoza durante el verano. "La verdad, no quiero jugar con Boca. Como técnico y ex jugador, sí, pero el tema es más profundo. Entre Boca Unidos y Boca hay una diferencia abismal, pero por una cargada terminó todo en un lío. La gente tiene sangre, las cosas duelen y a veces no se soportan. A mí me da miedo lo que puede pasar afuera de la cancha, porque los hinchas se van a encontrar en la ruta, en una estación de servicio... No es momento. ¿La gente a qué va a ir, a que la carguen? Yo no sé la paciencia que tiene el hincha. Entonces, ¿no lo podemos evitar? Juguemos en Miami, pero no acá, donde la seguridad no está preparada", analizó Almeyda.
Los incidentes que se desataron después de la caída en Corrientes, de los que participaron allegados, dirigentes y los planteles, dejaron al desnudo un preocupante grado de intemperancia, según se desprende de las palabras de Cavenaghi y Domínguez. "Nosotros somos River, somos mucho más grande que Boca Unidos y, así y todo, los respetamos. Entonces, pretendemos que los otros equipos y la gente nos respeten. Por eso, si tiene que volver a pasar, volverá a pasar", fue el descargo del Torito; "Nos habían convertido en el final, no nos quedaba mucho tiempo para dar vuelta el resultado... Es un poco de todo. A veces es difícil controlarse", agregó el Chori .
La duda por la Copa
En San Juan, mañana, desde las 22.15, River debutará en la Copa Argentina ante Defensores de Belgrano, donde juega Ariel Ortega. El DT Almeyda analiza presentar una línea de tres zagueros, con los juveniles Germán Pezzella, Ramiro Funes Mori y González Pírez. Vega, el arquero. La delegación, de 19 jugadores -se destacan Cavenaghi y Domínguez-viajará hoy a las 18.20, desde el aeroparque.

