Corazón partido para los franco portugueses

PARIS, Francia – Mañana las tribunas del Stade de France mezclarán camisetas azules y rojas. Francia jugará de local pero de alguna manera, Portugal también. Durante el siglo veinte llegaron miles de portugueses en busca de un mejor futuro al país de las Luces. Hoy en día, se estima que viven ahí entre 800.000 y 1,5 millón de descendientes portugueses. Armand Lopes es uno de ellos. Dejó Portugal para radicarse en Francia en el 1961. No quiso ir a la guerra de independencia de Angola, siguiendo los consejos de su abuelo, veterano de la Primera Guerra mundial. Años tras años fundó varias empresas de construcción y de transporte hasta ser decorado por los presidentes de ambos países por ser una gran figura de la vida asociativa francesa.

"Francia es un país excepcional, que te da la oportunidad de integrarte", comenta el hombre de 73 años, socio del Benfica Lisboa. Durante más de treinta años fue presidente del US Lusitanos Saint-Maur y desde 2002 es el mandamás del US Créteil Lusitanos, club de la comunidad portuguesa que juega en la tercera categoría del futbol galo. Disfruta este particular momento. "Es la final soñada para nosotros. Portugal no se ha mostrado muy eficiente en esta copa, pero Francia también sufrió para llegar ahí. Los dos equipos se lo merecen igual. Con su gol y su asistencia en semis, Cristiano Ronaldo se despertó en el momento ideal. Francia tiene a Griezmann. Ambos son capaces de hacer una genialidad que puede cambiar el partido. Pase lo que pase, va a ser una linda fiesta, solo deseo que gane el mejor".

Paulo Da Rita, de 42 años, es un enamorado del fútbol nacido en Trappes, una ciudad de los suburbios de Paris que cuenta una importante comunidad lusitana. Hijo de portugueses que llegaron en los sesentas en Francia, el domingo hinchará como siempre para el país de sus padres. "Siempre me cargan los franceses diciendo que nunca ganamos nada. Esto me vuelve cada vez más orgulloso de la selección. Desde el principio del torneo, todo el mundo critica mucho a Portugal por no dar un buen espectáculo, pero finalmente, ellos jugarán por el título." Cinco jugadores portugueses jugaban en Ligue 1 la temporada pasada. Raphaël Guerreiro (pasó de Lorient al Borussia Dortmund) y Anthony Lopes (arquero del Olympique Lyonnais) pudieron optar por Francia, pero se inclinaron por el país de sus padres.

Paulo colgó banderas de Portugal en su balcón. Transmitió su devoción por la camiseta a sus hijos. "Los portugueses son muy discretos, pero cuando se trata de apoyar a la selección, nos transformamos. Mi hija más chica esta contenta porque le dije que ella clasificó dos veces a la final. Entonces no para de cantar "¡Estamos en la final!"" Paulo no puede borrar su triste recuerdo del verano 2004, cuando la Seleçao perdió la final de la Eurocopa, siendo local, con Grecia (0-1). "Lo mire con unos amigos en casa y abrieron las botellas de Champagne durante el partido. Esta vez, lo voy a mirar solo." Espera bajar la famosa avenida de los Champs Elysées con su bandera roja y verde, cuando el 98% de sus compatriotas sueña con hacerlo con la tricolor azul, blanca y roja.