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Por Federico Del Corro
Para LA NACION
La gente estaba ilusionada. El Nuevo Gasómetro despertaba entusiasmo no sólo por la figura de Ramón Díaz; también por la presentación de Néstor Ortigoza y una formación bastante ofensiva. Más aún porque el equipo encontró rápidamente la ventaja, con ese sorpresivo derechazo de Menseguez al palo derecho de Sessa. Muchos (la mayoría) optimistas sacaban la cuenta de los goles le iban a marcar a Gimnasia, un Lobo que tenía a la figura de Guillermo Barros Schelotto, pero que se enfrenta con el objetivo salvarse del descenso. Y el Ciclón sacó diferencias en la red y en el juego, porque en esa primera etapa fue puro empuje y determinación. Sin embargo... empezó a fallar en la definición, fue perjudicado por el penal que no existió pero que Héctor Baldassi sancionó en favor del conjunto platense y debió conformarse con el 1 a 1. Viajó sin escalas de la ilusión por el triunfo a la bronca por el empate.
Es que en estos torneos cortos, arrancar dejando dos unidades en el camino es señal de derrota; más todavía cuando se juega como local. San Lorenzo fue mucho mejor en el primer tiempo lateralizando el juego, y con una gran sociedad entre Ortigoza y Romagnoli; también con Menseguez, en una función de volante por la derecha y cumpliendo con el recorrido con mucho sacrificio.
Gimnasia, fiel al estilo de Angel Cappa, salió a atacar y utilizó el camino de la tenencia y los desbordes, aunque el equipo controlaba la pelota, pero no lastimaba. A partir de tres cuartos del campo de juego se diluía en intenciones.
En el gol, si bien la jugada se ensució en el final por una serie de rebotes, antes del remate de Menseguez hubo una buena acción entre Ortigoza y Romagnoli.
Gimnasia sufría en ataque porque no tenía peso ofensivo y además en defensa por los espacios que dejaba en la zona de volantes. Claro que todo empezó a modificarse desde el crecimiento de Fabián Rinaudo, que fue de menor a mayor hasta quedarse con el título del mejor jugador del partido.
En la segunda etapa, San Lorenzo se paró de contraataque, esperando que Gimnasia (obligado por el resultado adverso) se descontrole aún más. Como el Lobo –jugado– había dejado de lado su sistema tático inicial (4-4-2) por el 2-4-4, así fue como encontró los espacios el Ciclón para generar situaciones.
Pero llegó la jugada del penal y, con el 1-1, el local debió volver a empezar. No dudó y, ya cansado, siguió atacando y generando peligro. Tal fue así que Menseguez tuvo dos veces el gol: primero con un zurdazo cruzado que se fue al lado del palo y, también sobre el final, con un derechazo que le desvió Sessa con los pies. La más clara, sin embargo, la encontró con un zurdazo de Pablo Velázquez que dio en el palo derecho de Sessa. Apenas quedaba un minuto y hubiera sido el triunfo para los dirigidos por Ramón.
Pero, más allá de esa arremetida final, San Lorenzo se había cansado. Había perdido la pelota en el medio, Auerliano Torres ya no participaba tanto, Menseguez perdió explosión y Romagnoli entró en una intermitencia.
El empate fue un golpe anímico para los dos, aunque con distinto color. Negativo para San Lorenzo, que amenazaba desde sus protagonistas con pelear por el título en el Clausura y positivo para Gimnasia, que –desde el oficio y el entusiasmo– se mostró algo mejor de cómo terminó el 2010.
Ya lo habían hecho el viernes, en el arranque del torneo Clausura, pero ayer se repitió. En las aperturas y los entretiempos de los partidos se realizaron extensos homenajes al ex presidente Néstor Kirchner. Se pasó la canción "Nunca menos", compuesta por Horacio Bouchoux y con adhesión de artistas, en tributo a Kirchner.
Matías Giménez, ex jugador de Boca que hizo su presentación ayer en San Lorenzo, fue crítico con el árbitro Baldassi: "Creo que el árbitro nos perjudicó. En esa jugada cobró porque era Guillermo, que todos lo conocen. A otro no se lo cobran. Pero Baldassi compró".




