El nuevo River: Martín Demichelis 2023 tiene un equipo con más variantes (y calidad) que Marcelo Gallardo 2022
La salida de Quintero, el arribo de Nacho Fernández y la recuperación de Rojas y Aliendro son las novedades salientes del flamante ciclo, que apuesta en el arranque por un curioso 3-1-3-3
Seis meses atrás, los vaivenes de los refuerzos de River abrieron múltiples interrogantes. Trastabillaban, no respondían. Todavía no se habían presentado Pablo César Solari, explosivo de arranque, descolorido al final, ni Miguel Borja, más cómodo en el área que en el juego global. La nómina era enorme: Juan Fernando Quintero, Exequiel Barco, Emmanuel Mammana, Elías Gómez, Tomás Pochettino, Leandro González Pírez, Marcelo Herrera.... Otros, como Agustín Fontana, duraron un suspiro. Tiempo después, surgieron Rodrigo Aliendro y hasta el regreso de Lucas Beltrán. La sensacional trayectoria de Marcelo Gallardo en River tuvo un 2022 desconocido: sin títulos, varias lesiones y adquisiciones de todo tipo que no fueron refuerzos.
De todos ellos, más allá de la nostalgia y de la clase sólo exhibida en las últimas semanas por Quintero, apenas Mammana estuvo a la altura de la camiseta. River tuvo un año errático, también el Muñeco, desgastado por los ocho años en continuado. “Conduzco un equipo de fútbol y dentro de ese plantel están los jugadores que llegaron. No voy a encanar a nadie. Estoy acompañando procesos que son normales dentro de la vida del fútbol. Hay jugadores que llegan y se adaptan, a otros que les cuesta. Otros que no se sienten o no están seguros y después terminan siendo importantes. Cosas que hemos vivido a lo largo de estos años”, reflexionaba el Muñeco.
Iba, como siempre, más allá. “Les ha costado a muchísimos jugadores. No voy a hablar de los que no están. Le ha costado jugar a Enzo Pérez, hoy la referencia máxima. Pregúntenle cuando hablen con él. Le ha costado a un jugador que había jugado en Europa y Mundiales. Hay que acompañar, aunque a veces no dan los tiempos. La función de DT es acompañar el proceso de inestabilidad cuando un jugador no está en su mejor forma, dándole continuidad o saliendo, sacándolo del nivel de exposición. Soy responsable de acompañar esos procesos, de lo bueno y malo. Uno como DT tiene que hacer docencia todo el tiempo, más allá del resultado inmediato. River exige mucho y enseguida, y no todos están preparados para hacerlo de manera inmediata”, decía, en aquellas charlas con los medios que solían ser disparadores por encima de la coyuntura. Un libro abierto de fútbol.
Más allá de aciertos y errores, de un River de Gallardo que siempre estuvo a la sombra de los mejores (y los no tanto), el plantel millonario tenía cantidad y una relativa calidad. Ahora, Martín Demichelis administra un nuevo tiempo. Primero, lo central: piensa todos los días cómo salir airoso al reemplazar a la leyenda, el técnico más importante de la historia. Luego, con su impronta, queda una sensación: Demichelis 2023 tiene más y mejores variantes (tal vez, más calidad) que Gallardo en 2022.
La sentencia tiene una trampa, va la aclaración: se computa desde las salidas de Julián Alvarez a Manchester City y Enzo Fernández a Benfica, luego de la eliminación frente a Vélez por los octavos de final de la Copa Libertadores, en julio pasado.
Los campeones mundiales (sorpresivamente indispensables en Qatar) dejaron un vacío enorme. No sólo fueron dos piezas nacidas y creadas a la medida de River (con un paso fundamental en Defensa y Justicia, en el caso del volante, que hoy está en la vidriera mundial), sino que su doble ausencia fue casi determinante para el final de todo tipo de ilusión doméstica. Aliendro convivió con sustos mayúsculos (el último, una fractura en la cara producida en el clásico contra Boca) y Robert Rojas no jugó desde la seria lesión sufrida en un choque con Alianza Lima en abril. Había relativa abundancia y de dudoso valor.
Matías Suárez convivía con los martirios de las lesiones. Algunos intérpretes de selección, como Franco Armani y Nicolás de la Cruz, faltaron en varios compromisos indispensables. Ahora, en plena etapa de conocimiento y adaptación, en la calidez de Miami, Demichelis espía el pasado inmediato y se entusiasma con lo que vendrá. No hay otra lectura: tiene un plantel mejor, aún con la salida de Quintero. Lo va a reemplazar Nacho Fernández, el nuevo dueño de la 10, luego de un convincente paso por Atlético Mineiro, más maduro, vigente y clave en los mejores años recientes. Matías Kranevitter, nacido en Núñez, llegó, jugó, sufrió una seria lesión y volverá en tres meses, cuando acabe la recuperación de la operación del tobillo derecho. Vale oro. Dos intérpretes que quería el Muñeco…
Interesa Nicolás Otamendi (un imposible), Rafael Santos Borré (un posible préstamo) Manu Lanzini (una hipótesis para junio) y Ramiro Funes Mori (una opción): con cualquiera de ellos, habría otro salto de calidad. Algunos piensan más allá de junio. Enzo Díaz, el número 3 de Talleres, está en carpeta. Las bajas de Javier Pinola, ahora parte del cuerpo técnico y con las ideas de Gallardo, y Pochettino (va a Fortaleza), no ofrecen demasiadas resistencias. Suárez está mejor (desde lo físico y lo mental) y Rojas y Aliendro se pueden consideran dos refuerzos.
Es tiempo de pruebas. El plantel continúa en Fort Lauderdale, de cara al primer amistoso de la pretemporada: este martes, a las 23 de la Argentina, ante Monterrey. Luego, jugará el sábado 14 frente a Millonarios de Colombia y el martes 17, cerrará la gira ante Vasco da Gama. Demichelis se inclina, de a ratos, por un inesperado 3-1-3-3, con Enzo como antiguo tapón de los tres zagueros, sin el auxilio de Kranevitter durante algunas semanas. “Sigamos creyendo”, es el motor del nuevo conductor. Tiene con qué.
🎬 Día 1️⃣ en Miami.#PretemporadaRiver ⚪️❤️⚪️ pic.twitter.com/WcrKIT45S7
— River Plate (@RiverPlate) January 5, 2023
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