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"Me acerqué y le hice una broma a Trucco, le pregunté si había traído la tarjeta roja. Pero está bien, no me quejo. Esto es una Copa y se juega así", señaló el entrenador de Boca Rodolfo Arruabarrena. Una buena síntesis del eje principal del superclásico: el juego brusco entre los futbolistas.
Es así: la estadística negra de este partido está conformada por las patadas, las friccionesy esa serie de escaramuzas que empañaron un duelo que, de por sí, no mostró brillo alguno. Los números son esclarecedores: River cometió 28 infracciones contra 12 de Boca. Una batalla que dejó siete amonestados en el conjunto de Núñez: Mercado, Maidana, Funes Mori y Vangioni –la defensa completa–, además de Sánchez, Ponzio y Teo Gutiérrez, más Cata Díaz y Gago en Boca.
"Se pegó muchísimo, por eso no se pudo ver un buen partido", reconoció César Meli entre los locales. Marcelo Barovero, arquero de River, dio una mirada más folklórica: "Si no se juega así, no es un clásico".
El árbitro Silvio Trucco fue decisivo en este desbande que enrareció el espectáculo. Después del polémico arbitraje de Vigliano en el supercláclásico por el torneo local (cobró un penal que no fue para River y expulsó erróneamente a Gago), anoche se puso mucha atención en el trabajo de Trucco, que nunca estuvo a la altura en cuanto al control de la disciplina de los futbolistas.

Dejó pegar demasiado a los jugadores de River y se dejó llevar por delante por los futbolistas, que por momentos le manejaron el partido. Tardó mucho en amonestar a Ponzio, que debió haber sido expulsado luego de sumar nada menos que ocho faltas. A Maidana le pidió calma dos veces, pero lo amonestó recién cuando faltaban 20 minutos para terminar el partido. Fue otro que podía haber visto la roja.
Más: el Burrito Martínez tuvo que dejar la cancha lesionado, a los 30 minutos del primer tiempo (lo reemplazó el chileno Fuenzalida) por una durísima falta de Vangioni. La entrada de Mercado sobre Chávez en el final del partido merecía una roja directa. En medio de los desbarajustes, Teo se peleó con Marín y con Cata Díaz; además, el colombiano simuló infracciones.
Una actuación muy floja del juez, que midió con distinta vara situaciones similares y dejó que le hablaran mucho en un encuentro friccionado. En el cierre del primer tiempo, luego de un durísimo cruce de Ponzio a Gago (sostuvieron un duelo aparte), se generó un revuelo en el que los jugadores se empujaron durante un par de minutos. Trucco dejó pasar la situación con un par de amarillas que parecieron más por compromiso que por determinación.

"Ellos (los jugadores de River) interrumpieron demasiado el partido. Esperábamos poder hacer nuestro juego, pero cuando intentamos siempre hubo alguna interrupción o algún foul provocado por ellos", fustigó Arruabarrena.
Seguramente Trucco se habrá ido intranquilo de la Bombonera anoche, porque como árbitro debutante del superclásico jamás pudo tomar las riendas del partido. Cuando se apagaba un incendio, se encendía otro. Chisporroteos aquí y allá. Por eso mereció apenas 3 puntos desde la óptica de LA NACION. La misma sensación de Vigliano, que se frustró más por cuestiones juego que por asuntos disciplinarios.
Queda la asignatura pendiente de la conducta de los jugadores hasta el desquite de la Sudamericana en el Monumental, el próximo jueves.



