Gio Simeone, del golazo del domingo al sueño de dar un batacazo en la Bombonera

El 20 de septiembre de 2015 se ganó un lugar en las efemérides de Banfield . Fue el día que Giovanni Simeone hizo saltar y gritar a Claudio Vivas , aunque lo que le da sentido a la fecha fue el origen de ese festejo: el gol que señalara el joven delantero en el 2-1 a Crucero del Norte . "Para mí fue uno de los mejores goles de lo que va del campeonato, por la jugada colectiva y la definición. Quedó en la historia de Banfield", lo definió Vivas.

Para el entrenador de Banfield no solo "fue una joya", sino que la jugada lo hizo reaccionar de un modo inhabitual: "Soy muy medido en los partidos, me concentro en el juego, nunca grito los goles, pero esta vez Gio me sacó. No me pude contener, salté y grité el gol como nunca lo había hecho". Simeone lo pudo.

El hijo del Diego Simeone , siguiendo los consejos de su papá, el técnico del Atlético de Madrid, aceptó dejar River para jugar en Banfield –por un año, aunque existe una opción de compra por 18 millones de pesos–, donde encontró su lugar en el fútbol. Porque en el equipo de la banda roja en 32 partidos que participó solo marcó cuatro goles. En cambio, con la camiseta de listones verdes y blancos, señaló seis goles en los 11 partidos que disputó desde que debutó frente a Quilmes, el 11 de julio. Esa noche, justamente, había tenido una buena señal de largada: festejó el primero.

¿Por qué no llegó al principio de la temporada cuando Matías Almeyda lo había pedido? Marcelo Gallardo lo quiso retener al no concretarse la incorporación de Nicolás Bertolo , lo que sucedió durante el receso del torneo por la Copa América. Entonces, sí Banfield pudo negociar a uno e incorporar al otro. El que había llegado en enero fue Lucas Viatri , proveniente del mercado chino, pero no rindió de acuerdo a las expectativas creadas, lo que le abrió la posibilidad al hijo del Cholo.

Simeone ha crecido no solo por los goles sino, también, desde lo táctico. Porque colabora siempre en la presión alta y en la recuperación de la pelota. Por su pasado, su presente le genera un sueño inmediato: "Qué ilusión grande tengo para el domingo que viene, en que jugaremos en la Bombonera. Qué lindo sería saldar una cuenta pendiente, hacerle un gol a Boca y sacar un buen resultado", confesó ayer. Por eso el Cholito, de 20 años, prometió: "Pese a que soy duro para bailar, sería capaz de hacer los pasitos del baile colombiano que siempre me pide Mauricio –Cuero– para festejar el gol".

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