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Cuando Marcelo Larrondo firmó su contrato con River por cuatro años el 22 de julio de 2016, todo era ilusión. Para el delantero mendocino era un sueño cumplido poder volver al club que le compró su pase a Desamparados de San Juan en 2007 a los 19 años por 200 mil dólares, pero en el que nunca se pudo afianzar, jugando solo en reserva y cuarta división. Además, siendo hincha, el desafío se redoblaba y al público le seducía aún más su incorporación. Pero exactamente a un año de rubricar su vínculo, todo parece tener un color oscuro: anteayer sufrió un esguince de rodilla izquierda -la derecha era la que lo tenía a maltraer- en un entrenamiento durante la pretemporada en Orlando, Estados Unidos, y tendrá entre cuatro a seis semanas sin jugar.
Cuando todo era calma y el jugador empezaba a disfrutar de su presente, una nueva piedra en el camino se le vuelve a cruzar. Son seis ya los parates que acumula Larrondo en River por distintas lesiones que no le permitieron asentarse. De esta manera, en los últimos 16 meses -en marzo de 2016 jugó por última vez en Rosario Central- solo pudo sumar 455 minutos oficiales con la camiseta millonaria, repartidos en 14 juegos -cuatro como titular- entre torneo local y Copa Libertadores, y marcar dos goles: el 18 de junio pasado en la derrota 3-2 ante Racing de la fecha 28 y el 4 de julio en el 2-0 ante Guaraní en la ida de los octavos de final de la Copa. Sin dudas, números que repercuten aún más si se tiene en cuenta que el club pagó 3,3 millones de dólares por su problemático pase desde el Canalla.
Gallardo no me pidió ningún futbolista por la lesión de Larrondo. Si nos solicita algún jugador, lo vamos a tomar en consideración
Al día de hoy, el plantel cuenta solo con Lucas Alario, Ignacio Scocco, Carlos Auzqui y el propio Larrondo como opciones en la delantera. Ante la partida de Sebastián Driussi a Zenit de Rusia y la operación de Rodrigo Mora, quien recién podría volver en 2018, el entrenador Marcelo Gallardo necesita que sus cuatro atacantes estén al cien por ciento para afrontar la Copa Libertadores, el torneo local y la Copa Argentina. Por eso, ante la lesión del mendocino de 28 años surgió el interrogante de un posible refuerzo para cubrir una zona desprotegida.
Según pudo saber LA NACION, la comisión directiva de River todavía no tuvo conversaciones sobre el tema y los dirigentes que se quedaron en Buenos Aires aún no han hablado sobre alguna posibilidad con el presidente Rodolfo D'Onofrio y el manager Enzo Francescoli, quienes se encuentran en Orlando junto a la delegación. Tal como suele suceder con la presente CD, no hay decisiones futbolísticas que no pasen por la lupa de Gallardo.
Además, el propio D'Onofrio, en diálogo con Radio La Red, destacó que el técnico aún no solicitó ningún refuerzo. "Gallardo no me pidió ningún futbolista por la lesión de Larrondo. Si el cuerpo técnico nos solicita algún jugador lo vamos a tomar en consideración. Hoy no hay un jugador de jerarquía para traer. Si es más adelante, tenemos tiempo, pero el problema es quién es", destacó el presidente.
Mientras tanto, el ex Rosario Central ya comenzó con la rehabilitación: ayer y hoy realizó trabajos de kinesiología en el hotel. A priori, según las estimaciones del cuerpo médico, no estará en el partido de vuelta ante Guaraní del 8 de agosto en el Monumental ni en el duelo de 32vos de final de Copa Argentina del 15 de agosto ante Atlas, con sede a definir.


Los problemas de Larrondo comenzaron en febrero de 2016 cuando todavía jugaba en Rosario Central. Tras ser titular y completar los 90 minutos ante Colón en la victoria 3-0 por la fecha 5 del Torneo Transición, sufrió una distensión en el bíceps femoral de la pierna izquierda y se perdió tres partidos. Cuando volvió, el 13 de marzo en la derrota 1-0 ante Patronato en Paraná por la fecha 7, también jugó desde el arranque y completó los 90, pero el 17 de marzo debió ser operado por una rotura del menisco externo de la rodilla derecha.
Desde la institución rosarina informaron que la rehabilitación le iba a llevar 30 días, pero cuando regresó al trabajo con el plantel sufrió un edema óseo en el condillo femoral interno de la rodilla que lo volvió a marginar de las canchas y no le permitió volver a jugar en el semestre. Por eso, en junio se enfocó en realizar ejercicios de fortalecimiento muscular en el gimnasio y en una pileta con un kinesiólogo de Central en Tunuyán, su ciudad natal, a la espera de la pretemporada. Pero dejó Rosario un mes después, arribó a River y pasó la revisión médica sin problemas. Eso sí: su último partido oficial había sido en marzo.
Durante sus primeros días, realizó tareas diferenciadas, pero en agosto se sumó al trabajo del plantel y la lesión no molestó: el 25 de agosto fue al banco en la vuelta de la Recopa Sudamericana ante Independiente Santa Fe y el 28 pudo jugar en la victoria 4-1 de la primera fecha del Torneo Primera División ante Banfield, ingresando a los 18 minutos del segundo tiempo en lugar de Driussi. Luego, en la tercera fecha, el 11 de septiembre, también entró faltando seis minutos en reemplazo de Alario en el 1-0 frente a Talleres en Córdoba. Pero durante ese mes todo cambió: comenzó con las dolencias e inflamaciones en su rodilla derecha y se inició una serie de lesiones que al día de hoy parece interminable.



