Las bodas de plata de Gustavo Alfaro como DT se cumplen con un Huracán a su medida
Huracán sueña con pelearle el campeonato a Boca, un líder que el semestre anterior tenía tanta abundancia de jerarquía que hasta se había dado el lujo de prestarle al Globo un Nº 9 codiciado como Wanchope Ábila. Gustavo Alfaro se las debe ingeniar de otra manera. No tiene los presupuestos que manejan Barros Schelotto, Gallardo, Coudet o Holan, pero aún así busca, piensa en características que puedan conformar un buen equipo. Lo armó el semestre pasado con el doble 9 Ábila-Coniglio. Alfaro tiene debilidad por la fórmula del doble 9, la buscó armar en la mayoría de los equipos que dirigió. Ayer, sin embargo, actuó como referencia solo Briasco, mientras espera a Andrés Chávez (a quien piensa como? 9). Por afuera, el DT tiene en mente a los sacrificados Ignacio Pussetto (uno de los mejores volantes por la derecha de la Superliga) y el recién llegado Noir por la izquierda.
Alfaro, que este año celebra sus 25 temporadas como director técnico, lo primero que hace no bien asume en sus equipos es buscar pinches motivacionales para que sus futbolistas no se sientan menos que nadie y salgan como leones a jugar partidos que, a priori, se deberían sentir en inferioridad, como ayer ante River . Alfaro empezó a dirigir a Atlético de Rafaela en 1992 y Huracán es su equipo Nº 14. No le fue bien en todos lados, pero no se puede discutir su capacidad o su carrera como entrenador. En todo caso sí habrá gente a la que le gusta más como juegan otros equipos o prefieren otros estilos de DT. Pero Alfaro se reinventa, como busca hacer con cada futbolista que conduce.
Otros técnicos, al perder a Ábila y Romero Gamarra en el último mercado de pases podrían haber pensado en irse con honores y esperar una mejor oferta económica, pero Alfaro se quedó no sólo a pelearla, sino a pelear arriba. Así se lo dijo al presidente. El último mejor ejemplo de reinvención está en Pussetto, el primer atacante y también el primer defensor de Huracán. Nacho estaba en baja como delantero, hasta que Alfaro lo reubicó como mediocampista por la derecha en un 4-4-2 o 4-4-1-1. Ayer exigió tanto que le cometieron seis faltas. Pasó de convertir el penal a un retroceso como 4 bis para marcar a Pity Martínez y quitarle sin infracción.
La solidez es uno de los ítems que siempre le gustaron tener bajo control a Alfaro. El de ayer fue el 8º partido de los 13 que el Globo no recibió goles. Eso es por el arquero Díaz, por los centrales Nervo y Salcedo. Por Pussetto y por el sacrificio de todos. Así el Huracán de Alfaro sueña con darle alcance al Boca de Wanchope Ábila.
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