Brasil-Bélgica, Mundial Rusia 2018: los europeos dieron el golpe y eliminaron al equipo de Neymar
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NIZHNY NÓVGOROD, Rusia – Quedan aún seis partidos y nueve días de Mundial , pero algo es seguro ya: el campeón será europeo. Bélgica dio hoy el gran golpe de Rusia 2018 al derrotar con autoridad a Brasil por 2-1 en Kazán para regresar a las semifinales de una Copa del Mundo tras 32 años de ausencia. Francia, vencedora hoy de Uruguay por 2-0 en Nizhny Nóvgorod, será su rival el martes en San Petersburgo por un lugar en la final de Moscú.
Emblema de la Europa multicultural, al igual que Francia, la Bélgica dirigida por el español Roberto Martínez llega a las etapas decisivas del torneo ratificando que es el equipo que mejor juega en el Mundial. Si en octavos de final remontó una derrota parcial de 2-0 ante Japón para ganar 3-2 en el último instante, ante Brasil aplicó un método diferente, el de la confianza contundente desde el inicio. Así, el Mundial repite, 12 años después, lo que ya había sucedido en 2006: cuatro europeos en semifinales. Aquella vez fueron Italia, Alemania, Portugal y Francia.
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Bélgica, que no lograba un triunfo ante un equipo tan encumbrado desde hacía 16 años, perforó la mejor defensa de torneo –sólo un gol en cuatro partidos habían recibido los brasileños- anotando dos goles en apenas media hora.
El primero fue en contra, a los 13 minutos de juego. Fernandinho intentó despejar y metió la pelota en su propio arco, el undécimo autogol en lo que va del Mundial, una cifra inusualmente alta. Como compensación, el 2-0 belga llegó a los 31 en forma de golazo.
Romelu Lukaku intercambió roles con Kevin De Bruyne . El delantero se adueñó de la pelota en su campo, se desembarazó de tres rivales a golpe de cadera y gambeta y le cedió el balón al mediocampista a las puertas del área. De Bruyne alzó la vista en un microsegundo, calibró el objetivo y cruzó un tiro potente, pero sobre todo preciso, bien abajo y a la esquina derecha del arco de Alison, cuya estirada sólo sirvió para darle más dramatismo a la foto.
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Tite sacó a Willian e hizo entrar a Firmino buscando descontar, pero Brasil nunca haría pie en el partido. Mientras Neymar visitaba el piso con frecuencia, Eden Hazard oficiaba de mago con galera y bastón para ofrecer momentos de fútbol delicioso y mover los hilos del equipo. Y hasta el minuto 75, el par de veces que Brasil merodeó el arco rival, Thibaut Courtois respondió bien.
Brasil, que al fin y al cabo es Brasil, le puso emoción al partido con un cabezazo impecable de Renato Augusto tras un preciso centro de Coutinho. Buen ojo de Tite, que tres minutos antes había sacado a Paulinho para hacer ingresar a Renato Augusto.
Increíblemente, el delantero del Beijing Guoan de la Liga china volvió a tener dos minutos más tarde una oportunidad clarísima frente al arco tras un muy buen desborde y centro atrás de Neymar, pero falló groseramente.
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Claro, Bélgica, por más bien que juegue, es Bélgica, un país de historia modesta en los Mundiales. Y Brasil, por más mal que juegue, es Brasil, el pentacampeón. Por eso es que el final vio a los europeos a merced de un vendaval un tanto anárquico de los sudamericanos incluyendo una simulación de penal de Neymar en la que nadie cayó. La estrella del PSG volvió a intentarlo con un tiro desde la medialuna del área que Courtois sacó por encima del travesaño. Y ya no hubo tiempo para más.
Bélgica, que cuatro años atrás cayó en cuartos de final con Argentina sin ser capaz de al menos empatar un partido que perdía desde el minuto nueve con un gol de Gonzalo Higuaín, demostró una maduración notable entre Brasil y Rusia. Muchos de ellos son los mismos, jóvenes aún, pero mucho más experimentados y confiados bajo la guía de Martínez, un español que se formó como técnico en el fútbol inglés.
Unas horas antes, la joven y también vistosa Francia derrotó a Uruguay casi sin sufrir en una tarde húmeda y cargada de nubes en el verano ruso que remitió inevitablemente a la Argentina. Por un lado, jugaba Francia, la selección que eliminó sufriendo al equipo de Sampaoli, y por el otro, se jugaba en Nizhny Nóvgorod, el escenario de la derrota por goleada de 3-0 ante Croacia.
La gran atajada de Courtois sobre el final
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