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El fútbol argentino se fue acostumbrando, salvo excepciones, a conformarse con laterales que sean sólidos en la marca, que cuiden primero su arco y luego vean cuando pueden pasar al ataque. Boca tuvo un torneo en donde fue de menor a mayor, aunque una de las buenas noticias que encontró Carlos Bianchi fue la confirmación de Emanuel Insúa como lateral izquierdo. Primero se afirmó atrás y luego fue una salida permanente para explotar las descargas de Juan Román Riquelme: fue un lateral con alma de wing, ya que con decisión llegó a desbordar por la izquierda en forma sostenida.
No sólo genera con el recurso del desborde por afuera, sino también con diagonales de afuera hacia adentro y que termina con pases filtrados para Gigliotti
Por eso, partiendo desde su intención y cómo pretende el Virrey que sus laterales influyan en los avances de su equipo, no sorprendió que Insúa haya sumado 6 asistencias en el campeonato, una cifra a la altura de un enganche o volante ofensivo. Sólo a nivel comparativo, Manuel Lanzini aportó en el River campeón 7 pases gol, aunque algunos de ellos desde ejecuciones de pelota parada, algo que Insúa no hizo. Después de Insúa, en la tabla de asistencias de Boca le siguió Sánchez Miño, con apenas dos.
La jugada que demuestra el desequilibrio de Insúa puede observarse en la fotoimagen de abajo, acción que finalizó en el gol de Nicolás Colazo a Lanús, por la 18° fecha del torneo Final. El lateral recibió un pase de Riquelme (del centro hacia la izquierda), desbordó y envió el centro pinchado para el cabezazo de Gigliotti; la pelota dio en el travesaño y, en el rebote, anotó Colazo, encontrando como premio haber respaldado ese avance. La mejor acción, desde lo estético, la aportó con una mezcla de pisada, taco, desborde (ante Echeverría) y centro para el 3-1 de Colazo frente a Arsenal. Y desde el recorrido, en el gol de Sánchez Miño a Racing. Insúa recuperó la pelota en la medialuna de su propia área y asistió al mediocampista con un freno dentro del área adversaria y un centro atrás para el derechazo de su compañero. Otro gol generado por él fue el de Juan Manuel Martínez a All Boys: presionó y recuperó ante Di Plácido, desbordó y mandó el centro al punto penal para el Burrito.
No sólo genera con el recurso del desborde por afuera, sino también con diagonales de afuera hacia adentro y que termina con pases filtrados para Gigliotti. Así fue el gol del N° 9 ante el equipo de los Barros Schelotto. O animándose él a encarar con destino directo de gol, como en el mano a mano que le sacó Rulli (Estudiantes) y la acción que finalizó en penal de Furios (Olimpo), que Riquelme capitalizó en gol.
Laterales como Insúa empujan los equipos hacia adelante. Generan contagio y cambio de ritmo, explosión. A Bianchi le aportó mucho y él se cotizó. De continuar en la Ribera, será uno de los puntales del nuevo Boca.