Racing, campeón del sentido de pertenencia: el DT que las pasó todas, los del Tita que volvieron y las glorias presentes
“Primero soy de Racing y después, argentino”, es la frase que inmortalizó Gustavo Costas y que refleja el sentir de quienes aman a la Academia
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“Nadie ama a su patria por ser la más grande, la más rica o la más avanzada, sino porque es la suya”. La reflexión pertenece a Séneca, pensador que hace unos 2000 años deslumbraba con su virtuosa oratoria. Su sentencia bien podría hacer un viaje en el tiempo desde las inmediaciones del Coliseo romano hasta el de Avellaneda, donde la dulce actualidad de la Academia hace honor a una bandera que describe una forma de sentir: “Soy de Racing, luego existo”. Ese trapo histórico aplica a la filosofía de vida de Gustavo Costas, el técnico que revolucionó anímicamente al club en su resurgir internacional. En el comienzo de la pretemporada de este año, con la Copa Sudamericana 2024 en su haber y antes de conseguir la Recopa 2025 (en la que barrió a Botafogo con un global de 4-0), una declaración del entrenador –en TyC Sports– pintó de cuerpo entero cuánto significa el club para él y qué desea: “Primero soy de Racing y después, argentino. Prefiero salir campeón de la Copa Libertadores con Racing, antes que ser campeón del mundo con la Selección Argentina”.
La Academia de Costas, hoy mayor representante del fútbol argentino en el exterior, tiene como premisa un postulado del emperador Marco Aurelio: “El eco de lo que hacemos ahora, resuena en la eternidad”. Esa frase, recuperada en la mítica película Gladiador, se hizo carne en todo el mundo Racing, cuyo equipo lucha en cada partido con una tenacidad propia de Máximo Décimo Meridio, el personaje central del film. Y así como para Marco Aurelio “la vida es lo que nuestros pensamientos crean”, Costas se encargó de repetirle a diario al equipo que había que pensar en la Recopa.
Luego de obtenerla por primera vez en la historia del club, este jueves, en Río de Janeiro, el conductor del plantel académico redobló la apuesta, sin eufemismos: “Si queremos llevar a Racing a lo más alto, tenemos que ir por la Libertadores. Nos vamos a poner la vara más alta y el que nos tenga que putear, que nos putee. Me chupa un huevo todo. ¡Vamos a ir por la Libertadores!”. Costas, hincha de Racing desde la cuna, mascota del equipo de José que conquistó la Intercontinental, jugador que pasó por todas (penumbras y gloria internacional), entrenador de tiempos de pobreza y derrotas (quiebra y gerenciamiento), pero también de abundancia y nuevas vueltas olímpicas, consiguió algo que trasciende a los títulos logrados en Asunción y Río de Janeiro: convirtió a Racing en el campeón del sentido de pertenencia. Hoy Racing desborda pasión, orgullo por lo propio y retroalimenta ese sentimiento tan poderoso en todas sus esferas.
Diego Milito también manifestó públicamente su anhelo de conseguir la Libertadores, el trofeo que le quedó pendiente levantar en su mayúscula segunda etapa como jugador del club, al que llegó en un estado crítico, en junio de 2014, para torcer la historia y finalizarlo con una vuelta olímpica en diciembre de ese mismo año. Multifacético ganador, el Príncipe celebró ante Botafogo su primera estrella como presidente y su quinto título con la Academia, al que le aportó gloria adentro de la cancha (Apertura 2001 y Transición 2014) y también afuera como director deportivo (Superliga y Trofeo de Campeones 2019).
El último partido que el Príncipe disputó en la Libertadores, en mayo de 2016, fue en Belo Horizonte y terminó con derrota y eliminación –en octavos de final–, ante Atlético Mineiro. Aquel día se esfumó su última chance copera con los botines y pantalones cortos, propósito que intentará alcanzar como máximo dirigente de la institución. En aquella triste jornada de hace 9 años, también se frustró el intento de su amigo y compañero de vestuario Sebastián Saja, actual director deportivo del club (no pudo jugar ese encuentro por una lesión). Lo que no varía en Brasil, sin importar la ciudad ni el calendario, es que los hinchas argentinos sean víctimas de ataques.
El día previo a la revancha entre Racing y Botafogo, Gabriel Gago y Cristian Pagani, fanáticos que viajaron para seguir al equipo, fueron baleados en un intento de robo, en una playa de Barra de Tijuca. Gabriel se llevó la peor parte: una bala le dañó tres órganos, lo que motivó una compleja cirugía en la que lo salvaron; sin embargo, el proyectil quedó alojado en el hígado (al cierre de esta nota, permanecía internado). Milito y Costas, horas antes de la disputa de la final, se movilizaron al hospital y acompañaron a los familiares de los hinchas. En el Presidente Perón o en cualquier lugar del mundo, para un racinguista no hay nada mejor que otro racinguista. Y en las malas, mucho más.
Después de la victoria en el estadio Nilton Santos, Costas les dedicó el triunfo a Gabriel y Cristian, les deseó una pronta recuperación y también le agradeció a Botafogo por ponerse a disposición de las víctimas del ataque. En la concentración, la noticia del robo y la agresión con armas había impactado a los futbolistas, cuyos familiares -en algunos casos- no habían viajado a Río de Janeiro justamente por los habituales contextos violentos para los visitantes. Además, el plantel envió camisetas firmadas en señal de apoyo a los damnificados.
Legado: de Tita al mundo
Además de Costas y Milito, ídolos en roles determinantes, el racinguismo a flor de piel está representado en la cancha por jugadores-hinchas. Antes de ganar esta Recopa con un resultado global de 4-0, el más abultado desde la creación del certamen (1989), Bruno Zuculini y Matías Zaracho recorrieron el predio Tita Mattiussi, en el que se formaron, en una producción para Conmebol, en la que hablaron sobre el sentido de pertenencia. “Yo sé que vos volviste también por eso. Así que yo te tengo que agradecer, Mati. Que hoy estés acá, pudiendo estar en otro lado muy cómodo, es muy gratificante. Ojalá te pueda dar un abrazo en Brasil, festejando, coronando. Que haya valido la pena el regreso. Todos juntos vamos a trabajar para eso. Vamos por eso”, le deseó Zuculini a Zaracho, en un video que resultó profético: ambos convirtieron los golazos del 2-0 de la revancha, se fundieron en un abrazo y dieron otra vuelta olímpica con el club de sus amores.
Bruno, el menor de los Zuculini, también compartió la noche de gloria con Franco, su hermano, quien es el actual Team Manager del club y ex mediocampista que combatió en el Racing que evitó el descenso en la temporada 2008, cuando la angustia era una moneda corriente. “Mi hermano, mi ejemplo”, fue el mensaje que eligió Bruno para reflejar el abrazo con Franco, quien cuando fue transferido desde Racing al Hoffenheim alemán, donó un tractor para el predio Tita.
La Real Academia Española define al legado como “aquello que se deja o transmite a los sucesores, sea cosa material o inmaterial”. Zaracho, que regresó en este mercado de pases luego de jugar en Atlético Mineiro, había llorado en su primera coronación con Racing, en la Superliga 2019, al recordar los esfuerzos de su familia para apoyarlo en el sueño de ser profesional. Aquel día, el que había roto en llanto en pleno encuentro había sido Lisandro López, el ídolo que consumaba el anhelo máximo de dar la vuelta olímpica con el club que lo formó. Antes de aquellos momentos inolvidables, Licha todavía no utilizaba redes sociales, pero hizo algo que marcaría a Matías positivamente. En una concentración en Colombia, antes de jugar por la Copa Sudamericana, el capitán tomó el teléfono del juvenil, ingresó a Instagram y escribió: “Esperando el partido con el gran futuro de nuestra institución. Tu humildad y seriedad te llevarán lejos y estaré feliz de verte triunfar. ¡Vamos Academia! ¡Juntos por más! Atte. Lisandro”.
Zaracho, en el termo que lo acompaña en cada viaje con el plantel, tiene dos stickers que sintetizan una altísima connotación racinguista: el de Tita Mattiussi y un 15, el número con el que se inmortalizó Lisandro. Luciano Vietto, otro goleador forjado en el predio albiceleste y autor de un tanto en la ida, regala reminiscencias de Licha por hablar adentro del campo de juego, derrochar calidad y elegir la palabra justa al enfrentar los micrófonos. Así, en plena euforia del plantel, advierte con optimismo: “Mientras todos estemos unidos, vamos a ir por todo”.

Por herencia y por elección
Gustavo Costas camina por el playón del Cilindro y canta a viva voz cualquier tema del amplio repertorio de canciones de la hinchada de Racing. La escena se repite a diario, como en su casa, donde a Gustavito, su hijo menor, también le enseñó que debía pensar “en la Recopa, en la Recopa, en la Recopa”, como había hecho con el plantel y el cuerpo técnico del que forman parte sus hijos Federico y Gonzalo. En paralelo a la celebración que hay en Brasil, muchísimos hinchas no se pueden dormir y sueñan despiertos en distintos puntos de la Argentina. Un artista callejero dibuja al entrenador sobre la 9 de Julio, a metros del Obelisco, donde Costas y sus muchachos desataron una fiesta el año pasado tras ganar la Sudamericana, al pasearse con el trofeo continental en micro. Para ir a buscar la Recopa a Brasil, Costas y Milito sumaron a la delegación a dos glorias del Racing campeón de la Supercopa 88: Rubén Paz y Ubaldo Matildo Fillol. El Pato vio desde el palco volar a Gabriel Arias, en el primer tiempo, para sacar un cabezazo con destino de red. Y Paz, exquisito mediocampista de la historia académica, se deleitó con el triunfo y con el atronador “¡uuuruguayo, uuuruguayo!” que los hinchas le dedicaron a su coterráneo Gastón Martirena.

Con antigüedad -como Arias- o menor recorrido en el tiempo en el club –como Martirena, que llegó a mediados de 2023-, los que recalaron en la mitad celeste y blanca de Avellaneda se contagiaron de la pasión de los hinchas. Y el primer hincha en irradiar esa energía es Costas, elogiado de manera impactante por Agustín García Basso, uno de los titulares que –al igual que Santiago Sosa- se perdió las finales con Botafogo por lesión: “Gustavo es un pilar, hizo un trabajo increíble no sólo en lo deportivo, sino en lo humano. Uno puede trascender por el juego, pero la parte humana es fundamental: entender a cada uno, apadrinar a cada uno cuando no pasa un buen momento. Para mí es una leyenda, hay que reconocerlo por todo lo que hace por Racing. Gustavo es Racing. Estamos felices de tenerlo, ojalá sea por muchos años más”.
Y Maximiliano Salas, otra vez figura en una final, lleva en andas al entrenador que lo eligió para ponerse la celeste y blanca. Adrián Maravilla Martínez, otro elegido por el técnico, se suma a vitorearlo mientras la gente canta “¡te vinimos a ver, te vinimo’ a alentar, de la mano de Costas la vuelta vamo’ a dar!”: “Le digo viejo porque lo aprecio mucho, le agradezco mucho que me haya traído a Racing y que nos haya hecho ganar la Sudamericana y la Recopa. Le quiero devolver toda la confianza que me dio, como técnico es un ídolo para mí. Y siempre nos dice que hay que ir por más”, revela el incansable Salas.
El mejor regalo
La obsesión de Costas por la Academia incluyó la cancelación de las últimas vacaciones, ya que dedicó ese tiempo a convencer a sus dirigidos para que se quedaran en el club tras ganar la Sudamericana. ¿Los nuevos objetivos? Ganar la Recopa y pensar en conquistar la Libertadores. Zully, su esposa (mamá de Gustavito), tuvo que modificar los planes y aguardar a otro momento para proyectar algún viaje. En la noche de Río de Janeiro, después de vencer a Botafogo, ingresó al campo de juego, besó y abrazó a su esposo y le deseó un feliz cumpleaños. Sí, justo algunos minutos después del final del partido, el 28 de febrero comenzó de la manera más esperada por el técnico de Racing: recibió sus 62 años con un nuevo trofeo.
“Agradezco a Zully de por vida haber aguantado todo esto que me pasó con Racing. No dormía, nada, y ella siempre estaba al lado mío. La amo cada vez más”, había contado Gustavo en Revista Gente, cuando lo eligieron uno de los personajes de 2024. En la concentración, jugadores, cuerpo técnico y dirigentes le cantaron el feliz cumpleaños. Apoyado en la Recopa, el técnico que emana amor y pasión por Racing, les dijo: “¿Ahora en qué están pensando? ¡Ahora hay que pensar en la Libertadores!”.
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