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El exfutbolista y actual empresario Ronaldo Nazario anunció este miércoles que retira oficialmente su intención de postularse a la presidencia de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), luego de comprobar que no contaba con el respaldo mayoritario de las 27 federaciones estatales, cuyos votos son clave en la elección del nuevo mandatario del organismo.
“Después de declarar públicamente mi deseo de presentarme como candidato a la presidencia de la CBF en las próximas elecciones, por la presente retiro oficialmente mi intención. Si la mayoría con poder de decisión entiende que el fútbol brasileño está en buenas manos, mi opinión no importa”, expresó Ronaldo en su cuenta de Instagram.
El exdelantero de la selección brasileña y actual propietario del Real Valladolid había manifestado su intención de impulsar un cambio en la estructura del fútbol brasileño. Su propuesta incluía dar mayor voz a los clubes, fortalecer el desarrollo del deporte en los estados y mejorar la competitividad de las competiciones locales.
Sin embargo, según explicó en su comunicado, 23 de las 27 federaciones estatales rechazaron su proyecto sin siquiera recibirlo para escucharlo. “Las federaciones se negaron a recibirme en sus sedes, argumentando que estaban satisfechas con la actual administración y apoyaban la reelección. No pude presentar mi proyecto, compartir mis ideas y que fueran escuchadas como me hubiera gustado. No hubo apertura para el diálogo”, lamentó.
El respaldo de la mayoría de las federaciones estatales al presidente interino, Ednaldo Rodrigues, terminó por bloquear cualquier posibilidad de competencia real en las elecciones. “Los estatutos otorgan a las federaciones el voto más importante y por tanto está claro que no hay forma de competir”, reconoció el exjugador, aceptando la derrota antes de oficializar su candidatura.
Pese a este revés, Ronaldo reafirmó su compromiso con el crecimiento del fútbol brasileño y subrayó que los valores del diálogo, la transparencia y la unidad son fundamentales para su evolución.
El Fenómeno, ícono del fútbol brasileño y mundial, había sorprendido en diciembre pasado al anunciar su candidatura a la presidencia de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), con elecciones previstas entre marzo de 2025 y marzo de 2026. Su ambición era “recuperar el prestigio del fútbol brasileño”, en un contexto donde la Canarinha perdió relevancia tanto dentro como fuera del campo.
En una entrevista con Globo Esporte, el exdelantero bicampeón mundial había dejado en claro su motivación: “Tengo cientos de razones, pero la más grande es lograr que el fútbol brasileño vuelva a ser respetado a nivel mundial”.
Ronaldo había evocado tiempos donde la selección brasileña era símbolo de unión nacional, y lamentado la pérdida de ese fervor en los últimos años:”Durante décadas, el fútbol brasileño fue la vía de escape del pueblo ante los problemas cotidianos. Hoy vemos un desinterés total hacia la selección”, aseguró en diciembre.
Para el exfutbolista, recuperar esa identidad y orgullo era un objetivo clave en su proyecto: ”Ese apoyo incondicional era el combustible del pueblo brasileño. Nos han maltratado en los campos y competiciones, y eso debe cambiar”.
Su plan también incluía un enfoque cercano y federal: Ronaldo pensaba viajar por todo Brasil para reunirse con dirigentes de clubes, federaciones y jugadores, buscando reconstruir el compromiso con la camiseta verdeamarela.
Una de las propuestas más resonantes de su candidatura era la posibilidad de atraer a Pep Guardiola como próximo entrenador de la selección brasileña. Ronaldo y Guardiola mantienen una relación cercana desde su etapa como compañeros en el Barcelona de finales de los ‘90, y según trascendidos, las primeras conversaciones ya habían comenzado.
Después de declarar públicamente mi deseo de postularme a la presidencia de CBF en la próxima sesión plenaria, retiro oficialmente mi intención. Si la mayoría con poder de decisión entiende que el fútbol brasileño está en buenas manos, mi opinión importa poco.
Como dije antes, mis primeros pasos serían dar a los clubes voz y espacio, así como escuchar a las federaciones para mejorar las competiciones y el desarrollo deportivo en sus estados. El cambio necesario vendría de esta alineación estratégica, con la fuerza de la visión compartida.
Sin embargo, en mi primer contacto con los 27 afiliados, encontré 23 puertas cerradas. Las federaciones se negaron a darme la bienvenida en sus hogares, por el argumento de satisfacción con la actual gestión y apoyo a la reelección. No pude presentar mi proyecto, tomar mis ideas y escucharlas de la manera que quisiera. No había ninguna apertura para el diálogo.
El estatuto otorga a las federaciones el mayor voto y por lo tanto está claro que no hay manera de ponerse de acuerdo. La mayoría de los líderes estatales apoyan al presidente en funciones, es su derecho y yo respeto, independientemente de mis creencias.
Doy las gracias a todos aquellos que han mostrado interés en mi iniciativa y sigo creyendo que el camino hacia la evolución del fútbol brasileño es, sobre todo, el diálogo, la transparencia y la unión.