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Es una verdadera paradoja la de Rory McIroy, porque el norirlandés es ídolo total en Estados Unidos, pero desde este viernes se convertirá en el enemigo público N° 1 de la Copa Ryder… que se jugará en tierra estadounidense. Con el aliento ensordecedor que los caracteriza, rayano con la falta de respeto al rival, los espectadores neoyorquinos intentarán hacer mella de cualquier forma en la moral del golfista más querido del PGA Tour, que este año completó el Grand Slam al consagrarse en un Masters de Augusta lleno de emoción. Hasta el domingo, la cancha de Bethpage Black -en las cercanías de New York- será testigo del grado de hostigamiento del público local en el tradicional duelo entre Estados Unidos y Europa a lo largo de tres jornadas, con formatos de foursomes, fourballs e individuales.
En rodeo ajeno, Rory resultará el blanco principal entre los doce europeos que intentarán defender con éxito el título conseguido en la cita de Roma 2023. Ya en las rondas de práctica, el N° 2 del ranking mundial recibió un anticipo de lo que se encontrará en los días de competencia: un clima despiadado, abundante en abucheos a cada paso desde detrás de las sogas. Ganador de cinco majors, McIlroy es un jugador superexperimentado a sus 36 años, ya que jugó todo tipo de torneos en distintos puntos del planeta y se transformó en uno de los golfistas más influyentes de este siglo. Como antídoto, el crack contó que el capitán europeo, Luke Donald, apeló a la tecnología: le entregó a cada uno de los jugadores unos cascos virtuales cuyos audios rebosan de insultos; una manera de prepararse para tolerar una atmósfera opresiva.
Introducing your 2025 European Ryder Cup team 🇪🇺#TeamEurope | #OurTimeOurPlace pic.twitter.com/k6xzpbkjVB
— Ryder Cup Europe (@RyderCupEurope) September 24, 2025
McIlroy se refirió a cómo afrontará el certamen bajo una lluvia de desaprobaciones, un factor no muy habitual en el golf: “Estamos jugando en un entorno al que no estamos acostumbrados. Yo soy afortunado, tengo mucho apoyo por donde quiera que vaya a jugar, y será diferente para mí esta semana. Pero nos lo esperábamos, y es totalmente entendible. Se trata de usar la energía del público para impulsar tu rendimiento. Es parte del reto de esta semana”. Rory debutó en la edición de 2010, disputada en Newport (Gales), pero claro que no estará solo, sino que se apoyará en la pericia colectiva: once de los doce miembros ya participaron en la Ryder de 2023, donde Europa venció por 16,5 a 11,5. El único que debuta es el danés Rasmus Hojgaard, que sustituye a su hermano gemelo Nicolai. “Me encanta la continuidad del equipo. Once de los doce somos los mismos que en Roma, y el 12º tiene el mismo ADN que el otro. Hemos ganado antes, sabemos qué esperar y nuestros roles en el equipo”, remarcó el crack nacido en Holywood, Irlanda del Norte.
Vaya contradicción la de McIlroy si el tiempo retrocede hasta abril pasado, cuando se nutrió de un apoyo masivo de parte del público estadounidense para, por fin, consagrarse en el Masters. Llevaba once años sin conseguir un major –un récord impropio para un jugador de su jerarquía- y le faltaba el saco verde para completar el Grand Slam, que significa adjudicarse las cuatro citas del calendario. Después de un playoff con el inglés Justin Rose a pura tensión, en donde entabló una batalla mental consigo mismo para no repetir frustraciones del pasado, terminó imponiéndose y se desarmó en un festejo conmovedor sobre el green, entre lágrimas. Y los cientos de privilegiados que lo acompañaron en el hoyo decisivo levantaron eufóricos los brazos, cuando observaron que la pelota caía en la taza. Misma reacción para televidentes en todo el mundo. “¡Rory!, ¡Rory!, ¡Rory!”, bramó Augusta, en un momento histórico para este deporte. Fue el hijo adoptivo de un atleta de elite nacido del otro lado del Atlántico.
Ese ángel tan visible de McIlroy en el último Masters se esfumará en pocas horas, cuando multitudes entrenadas para explotar cualquier debilidad psicológica pondrán en marcha su plan. La Copa Ryder despierta un fervor nacionalista que en varias ocasiones desvirtúa el apoyo normal. Sucede que algunos espectadores confunden patriotismo con xenofobia. Un reciente artículo de Golf Digest resume a la perfección este escenario: “Para McIlroy, convertirse en el blanco de hinchas hostiles representa un honor perverso; la Ryder es un teatro tribal, y el odio más profundo se reserva para quienes son capaces de infligir el mayor dolor”. Y recuerda lo que ocurrió en la cita de Hazeltine National de 2016, cuando los aficionados lo recibieron con versiones burlonas de “Sweet Caroline”, una cruel referencia a su compromiso roto con la entonces estrella del tenis Caroline Wozniacki. Pero en lugar de desanimarse, el norirlandés se alimentó de esa animosidad tapándose una oreja con una mano después de los putts cruciales. Salvo su debacle en Whistling Straits 2021, cuando admitió que decepcionó con su rendimiento, siempre estuvo a la altura de las circunstancias.
Rory & Tommy 💪#TeamEurope | #OurTimeOurPlace pic.twitter.com/hwh8wXmeiM
— Ryder Cup Europe (@RyderCupEurope) September 25, 2025
Qué mejor que Ian Poulter, el veterano inglés autor de numerosas hazañas en la Ryder, para describir cómo se comportan los fans norteamericanos en este certamen. “No son abucheos; es una estupidez total y vergonzosa. Eso no se ve en el Open Británico ni en ningún otro lugar. Es solo en Estados Unidos donde se manifiesta esa estupidez. Realmente es muy molesto”, señaló al canal de YouTube SPORTbible. Y luego bromeó con que desearía pedirle al guardia una pistola taser para golpear a los fanáticos estadounidenses rebeldes en el campo.
Más allá de cualquier entorno de aversión, el equipo europeo confía en un ciento por ciento en McIlroy: “Es uno de los mejores jugadores que tenemos en el mundo. Es la piedra angular que necesita el equipo y es especial tenerlo cerca. Es una súper estrella. Mi respeto por su juego crece cuanto más tiempo paso con él”, lo elogió el español Jon Rahm. Y Justin Rose, lejos de cualquier resabio de su caída en el desempate en el Masters, valoró: “Rory se siente muy cómodo consigo mismo; es muy duro y juega con una libertad increíble”. Desde este viernes, McIlroy querrá dar su segundo gran golpe del año tras su gesta en Augusta. Pero ahora, acompañado de once laderos incondicionales.
Hace cuatro años, el presidente Donald Trump era persona non grata en el mundo del golf profesional, relegado del deporte que ama tras el motín en el Capitolio de Estados Unidos el seis de enero de 2021. La PGA de América le retiró la oportunidad de albergar su campeonato principal y las autoridades de su ciudad natal, Nueva York, intentaron expulsar a su empresa del campo de golf que le habían contratado para gestionar.
Este viernes, Trump será el foco de atención en la Copa Ryder en Bethpage Black, por las mismas autoridades que una vez lo rechazaron. La Copa Ryder es organizada por la PGA de América, la organización que retiró su Campeonato de la PGA 2022 de su campo de golf en Bedminster, Nueva Jersey.
El capitán de Estados Unidos, Keegan Bradley, dijo que se siente “profundamente honrado” de que Trump esté allí para animar a su equipo. El capitán europeo, Luke Donald, comentó que la asistencia del presidente “solo muestra lo grande que es la Copa Ryder”, calificándolo como una “marca de respeto”, incluso si está apoyando al otro lado.
Trump será el primer presidente en funciones de Estados Unidos en asistir al enfrentamiento bienal entre Estados Unidos y Europa en sus casi 100 años de historia.
A las 8.10: Bryson DeChambeau y Justin Thomas (USA) vs. Jon Rahm y Tyrrell Hatton (EUR)
A las 8.26: Scottie Scheffler y Russell Henley (USA) vs. Ludvig Åberg y Matt Fitzpatrick (EUR)
A las 8.42: Collin Morikawa y Harrish English (USA) vs. Rory McIlroy y Tommy Fleetwood (EUR)
A las 8.58: Xander Schauffele y Patrick Cantlay (USA) vs. Robert MacIntyre y Viktor Hovland (EUR)




