Mario Ledesma, su herencia del rugby australiano y cómo incidirá en el partido del sábado con los Pumas
En los pasillos de Villa Park, Mario Ledesma atendió con amabilidad, locuacidad y seriedad a la requisitoria de LA NACION. Excepto cuando se le preguntó por un posible cruce con los Pumas en semifinales. "Eso prefiero no contestarlo. Rezo para que no nos crucemos", respondió secamente. Por entonces, era entrenador asistente del seleccionado de Australia, que acababa de vencer a Uruguay en el estadio de Aston Villa en Birmingham por la 2ª fecha del Mundial 2015. Finalmente los planetas se alinearon para conspirar en su contra y debió enfrentarse al equipo que tantas veces había defendido dentro de la cancha. Esa semana no quiso hablar con nadie.
Ahora la situación se revierte. El sábado, Ledesma se enfrentará por primera vez a Australia luego de tres años de ser la mano derecha de Michael Cheika. Una circunstancia que pone a los dos equipos en alerta: Ledesma conoce como pocos el entramado interno de los Wallabies , pero a la vez tomó muchas cosas de aquella experiencia para aplicar en su nuevo rol al frente del seleccionado argentino.
"Sin dudas Mario fue una parte muy importante en el desarrollo de este equipo. Siempre va a ser una influencia en nosotros y nosotros en él", afirmó Cheika. "Somos demasiado cercanos, somos familia. Es como un duelo de hermanos. Una vez que empiece el partido va a ser una guerra, pero hasta entonces va a haber respeto".
La relación entre Cheika y Ledesma había comenzado mucho antes, cuando el australiano lo convocó para ser entrenador de forwards de Stade Français cuando Mario se retiró en 2011. En 2015 se lo llevó a Waratahs y de allí a los Wallabies. El año pasado, tras el duelo entre Pumas y Wallabies en Mendoza por la última fecha del Rugby Championship fue el encargado de oficializar la llegada de Ledesma a Jaguares cuando todavía tenía contrato con la unión australiana. "Los argentinos nos lo prestaron por algunos años, ahora se los devolvemos", dijo.
Cheika contó que el aporte de Ledesma excedió largamente sus conocimientos de scrum, que mejoró notablemente a partir de su llegada, line-out o maul. "También ha sido muy beneficioso en el costado humano. Les llegó a los jugadores de una manera muy positiva", contaba antes de aquella semifinal en Twickenham.
Ledesma replicó esa forma de actuar al frente de los Pumas y consiguió torcer la mentalidad de los argentinos. Primero, en los Jaguares , a los que llevó a clasificar por primera vez a los playoffs, y desde hace tres partidos en los Pumas, donde logró quebrar una racha de 22 derrotas seguidas ante las potencias con el triunfo ante los Springboks en Mendoza.
"Lo que dice lo hace. Eso quiere para sus jugadores. Que sean muy fanáticos del rugby, de ver, de aprender", explica Leonardo Senatore, integrante de los Pumas que no viajó a la gira por estar volviendo de una lesión. "Todos hemos crecido mucho. Se debe a que es fanático recontra exigente. Lo necesitábamos por la forma de ser que tenemos los argentinos de ir a medias. Él va a fondo. Trae toda una cultura de su paso por Francia y Australia que nos vino muy bien."
Pero la influencia va más allá de lo mental. El dibujo táctico del equipo argentino tiene mucho del rugby australiano, más estructurado en cuanto al rol que debe cumplir cada jugador. "Ledesma aportó más certezas. Cada uno sabe qué tiene que hacer en cada lugar de la cancha", agregó Senatore. "También trajo disciplina, no solo en cuanto a las reglas, sino a qué hacer dentro y fuera de la cancha. Les viene bien sobre todo a los jóvenes, entender que somos profesionales dentro y fuera de la cancha."
De igual forma, Ledesma conoce al detalle la estructura de juego de los Wallabies. Cuánto pueda influir esto en el desarrollo del partido, es difícil de medir. "Todos les roban a todos en este juego con gente estudiando los videos. Nadie tiene la propiedad intelectual", relativizó Cheika. "Estoy seguro de que influimos en él tanto como él influyó en nosotros." Y así como los All Blacks son totalmente previsibles en sus movimientos y aún así son imparables por la efectividad con que los ejecutan, Australia tiene un mayor repertorio de variantes en ataque que, sumado a la capacidad individual de sus jugadores, los hace impredecibles.
No será como en aquel partido de 2015 en Twickenham, pero una mezcla de sensaciones encontradas recorrerá el cuerpo de Mario Ledesma cuando salga al Cbus Super Stadium de Gold Coast el sábado (7.05 de la mañana argentina). "Va a ser un gran desafío", aceptó Ledesma. "Trato de no pensar demasiado ni de que las emociones se interpongan, porque tengo una gran relación con muchos jugadores y entrenadores. Vamos a juntarnos en la semana y tomar una cerveza después del partido. En la cancha va a ser una guerra. Así es el rugby".
La chicana de Stephen Larkham
Como si estuviera concentrado para patear un drop de mitad de cancha en el tiempo suplementario de la semifinal del Mundial de Gales 99 ante Sudáfrica, Stephen Larkham puso su mejor cara de piedra y enfrentó el micrófono. "Estuvo con nosotros algunos años y, honestamente, no sé cómo llegó a ser entrenador principal", dijo sobre Ledesma. "Le costó mucho como asistente. No sé con qué va a salir este sábado. Calculo que algo de presión en el scrum, porque en eso es bueno. Pero no entiendo de dónde viene el poco éxito que ha tenido hasta ahora. Muchas técnicas de scrum que le enseñé las está implementando ahora. Tengo ganas de ver el partido, sobre todo por la cantidad de errores que van a hacer".
La broma del ex apertura y actual entrenador de ataque de los Wallabies da cuenta de la complicidad que persiste con Mario Ledesma. Eso sí, el argentino no se quedó atrás: "Las mejores jugadas de los Wallabies vienen de Cheik [Cheika], no Bernie [Larkham]. Es una mentira. Si uno mira los Brumbies [que dirige Larkham], tienen el peor ataque del Súper Rugby. ¡Ahí tenés, Bernie!"
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