Jerónimo Bravo, entrenador de Zersenay Tadese: "Breaking 2 tendrá un circuito homologado y control antidoping"
El español dialogó con LNCorre antes del intento de su entrenado, de Eliud Kipchoge y de Lelisa Desisa de correr los 42,195km en menos de dos horas; "el proyecto no es que se vaya a bajar de las dos horas, sino que existe la posibilidad de bajar de dos horas", afirma
Jernónimo Bravo es, junto con Haji Adele y Patrick Sang, uno de los tres responsables del programa de entrenamiento del eritreo Zesenay Tadese, del keniata Eliud Kipchoge y del etíope Lelisa Desisa. Con certeza son quienes más conocen a los tres protagonistas de Breaking 2, el ambicioso proyecto de Nike con el que la firma de Oregon busca marcar un hito en el atletismo: bajar las 2 en el maratón. Bravo acompaña a Tadese, el récord mundial de medio maratón (58m23s), desde hace más 10 años. Su vida está ligada al atletismo y dio un vuelco cuando, a principios de 2000, se unió a la representante Julia García para convertir a Madrid en la pequeña capital atlética de Eritrea. Pero en Europa, claro.
Con la promesa de otorgarles mejores condiciones de vida, instalaciones deportivas de gran envergadura, Bravo se unió al equipo y aportó todo su conocimiento en el complejo Casa de Campo de Madrid, el histórico e icónico pulmón verde de casi 2000 hectáreas. Allí moldeó al ya talentoso Tadese y ahora impulsa a su pupilo para intentar este sábado 6 de mayo, a las 0.45 de la madrugada (5.45 de Italia), el asalto a los 42,195km en menos de 120 minutos. En su visión no se trata de tan sólo de un ambicioso proyecto en el que la columna vertebral es el marketing de la firma deportiva que lo patrocina. Por el contrario, para Bravo se trata de una oportunidad única de dar un salto cualitativo y cuantitativo. “Si se logra el objetivo de correr el maratón en menos de 2 horas es un paso increíble para el deporte, para la investigación y para el hombre. De eso no tengo dudas”, cuenta Bravo a LNCorre. “Si no se logra, habrá aportado muchísimo al atletismo con un respaldo mediático, técnico, científico, económico y social enorme. El proyecto implica algo que el hombre tiene en la cabeza hace mucho tiempo: el proyecto no es que se vaya a bajar de las dos horas, sino que existe la posibilidad de bajar de dos horas”, continúa. Su hablar es pausado, pensado, meditado pero no encorsetado por lo que le indiquen sino que tamiza todo en función de su pensamiento, de lo que él piensa y opina sobre Breaking2.
-¿Qué gana y que pierde Breaking 2 por realizarse en Monza?
-Las ventajas son muchas. Cuando quieres abordar un reto de semejantes características no se puede dejar al azar aspectos como un terreno firme cosa que no ocurre con los maratones internacionales cuyos circuitos están abiertos todo el año, por lógica, a la circulación vehicular. Además, en Monza puedes tener más protección del viento y además tenemos estadísticas que transforman a este circuito en un maratón aún más llano que el de Berlín. Son ventajas a aprovechar. La altimetría es la ideal, está a nivel del mar (menos de 180 metros). Se pierde (se ríe con fresca ironía, al tiempo que hace una pausa) que algunos piensan que es una prueba de artificio cuando no lo es. Es un maratón real, con toda la dureza que eso significa, pero tratando de hacerlo lo más rápido posible.
-Uno de los problemas que plantean los detractores es que no será homologado...
-El circuito está homologado por la IAAF y estará controlado por los jueces de la Federación Italiana. Además tendrá prueba antidoping después de la carrera y recurrirá a todos los requisitos para ser homologada por la IAAF. Igual situación ocurre, con ejemplos que no son discutibles, como el maratón de Boston o la San Silvestre Vallecana o la Great North Run…
-Contiunado con los puntos que son criticados, quienes se paran del otro lado argumentan que solamente se trata de un movida de prensa y marketing...
-¿Movida? La gente que piensa que es únicamente una acción de marketing es gente que no está involucrada en este proyecto y, además, tiene demasiados prejuicios. Si piensas en la cantidad de profesionales involucrados en este proyecto, su prestigio, su trabajo y su empeño en que salga lo ideado en este maratón... es mucho lo que se pone. El objetivo buscado es algo diferente, con quien hables y sólo se refiera al marketing es gente que no sabe en lo que se está, en lo que estamos, trabajando. Si esto fuera solamente para vender zapatillas, yo no me hubiera metido.
-¿Cómo se hizo la selección de los tres atletas?
-La selección de los atletas fue un proceso largo, fue un proceso e varios meses. Se le hizo muchísimos test a diferentes atletas de la marca y a partir de los 3 con los mejores valores se definió trabajar con Zersenay [Tadese], Eliud [Kipchoge] y Lelisa [Desisa]. Esto no empezó ayer. Llevamos en este proceso desde finales de 2014. Se ha elegido a los tres que creen que tienen mayores posibilidades de lograrlo, en base a un criterio científico. Los 3 mejores fueron elegidos en base a sus posibilidades, no por nacionalidad ni por otro aspecto. Que sean de tres países distintos es una casualidad.
-Se habla mucho del calzado Zoom Vaporfly Elite, ¿son tan diferentes y superiores a cualquier otro calzado conocido hasta ahora?
-Son diferentes a todo lo fabricado hasta ahora. Eso es cierto. Puedo afirmar que es diferente a todos los calzados que conozco que son, creo, la mayor parte de lo que está en el mercado. Los atletas están encantados, creo que es algo que aporta una enorme reactividad jamás vista hasta el momento. A partir de ahí te aseguro que esa zapatilla no va a conseguir que los atletas bajen de dos horas si el atleta no tiene esa calidad. No se trata de doping tecnológico, eso me parece una afirmación ridícula. Es investigación y tecnología aplicada al deporte que existe en todos los deportes del mundo. Los botines de los futbolistas de ahora no son como los de antes, los balones de fútbol no pesan 4 kilos como los de antes, los autos fórmula 1 no son como los de antes y así con todos. Una zapatilla de básquet de hoy no es la misma con la que jugaba Michael Jordan en 1985. Negarlo es perder el tiempo.