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Pasaron ya 48 días desde aquel viernes 18 de marzo en el que los corazones de la familia Zavaleta se paralizaron. Clemente (h.), de 36 años, hijo de la Trilliza de Oro María Laura y de Clemente Zavaleta, casado y padre de dos hijas, estaba disputando un partido de la World Polo League, en Palm Beach, por el conjunto de Alegria cuando sufrió una tremenda caída del caballo. El golpe con el piso fue terrible. Estuvo aproximadamente 15 minutos inconsciente sobre el césped, recibiendo los primeros auxilios, hasta que fue subido a una camilla y derivado, vía helicóptero, a un hospital de la zona.
El panorama era desalentador y paulatinamente se fueron enterando los integrantes directos de la familia que no se encontraban en Estados Unidos. Algunos de ellos viajaron esa misma noche hacia Miami. Clemente Zavaleta (h.) fue operado de urgencia para descomprimir los coágulos que se le habían formado en la cabeza. Además, tenía fracturas varias en las costillas y un pulmón perforado, otro foco de serio riesgo en esas primeras horas.
Las semanas fueron transcurriendo desde entonces, sin abandonar el estado de preocupación ni de angustia. “La está peleando día a día”, decían los colegas de “Corchito”, tal como se lo conoce a Clemente hijo. Nadie se animaba a dar un pronóstico terminante porque, en rigor, los médicos que lo atendían hacían referencia a eso, al “día a día”. Desde entonces, en el mejor de los casos, se habló de un proceso largo de recuperación. De varios meses.
Siempre mantenido en coma inducido, fue atravesando distintas etapas. Pasó varias veces por el quirófano, entre otras cosas, para sacarle y reponerle el hueso en la cabeza que le habían quitado para descomprimir los coágulos y estabilidad la presión intracraneal, un factor trascendente en estos casos de golpes severos en la cabeza. Soportó un virus intrahospitalario, algo frecuente en casos de extensas internaciones, que le demoró algunas de las intervenciones y tratamientos en las costillas y en los pulmones. Lo que nunca cesó fueron las buenas vibras, los mensajes a la familia y las cadenas de oración de familiares, amigos, allegados y de gente que nunca conocieron. Pero sí sintieron.
Hace unos días, las Trillizas Fernández Rousse (María Emilia, la mamá de Corchito), María Eugenia de Laprida y María Laura de Trotz se reunieron en Miami y postearon un emotivo video de agradecimiento en Miami, acompañadas por su madre. Ya lucían con un buen semblante, contentas por los pequeños pasos, pero positivos, que iba dando Clemente. Efectivamente, las buenas noticias continúan. Hoy, ya se animan a decir que “Corchito” está fuera de peligro, lo que no quiere decir que el tema esté superado ni mucho menos. Pero así como en las primeras semanas el panorama era crítico y desalentador, hoy modificó su rumbo. La recuperación total seguirá demandando un tiempo largo, pero las noticias son buenas. Para arrancarles una sonrisa a cada uno de sus familiares.
Clemente (h.) va conectándose lentamente con el mundo exterior, signos que los médicos califican como algo muy positivo. Por eso se empezó a trabajar en el proceso de rehabilitación. Paso a paso, sin apresuramientos ni exigiendo al paciente más allá de la cuenta. Tal como anticipó LA NACION hace dos semanas, “Corchito” será trasladado a otra unidad asistencial para realizar una rehabilitación más exhaustiva. Podría ser en otra ciudad (Atlanta) o bien en Miami mismo.
Sin llegar a una euforia desbordante, la familia Zavaleta encuentra en estos días algo de paz y optimismo ante los signos evolutivos de “Corchito”. Confirmando aquellas muestras de felicidad que se advertían en los rostros de las Trillizas. Y esperan que las buenas ondas continúen, después de semanas de angustia, tensiones e incertidumbre por el estado del polista. Que, vale recordar, ha participado en varias ocasiones de la Triple Corona de alto handicap de la Argentina, el circuito más importante del mundo.
Hace casi dos semanas, en Palm Beach, los jugadores de alto handicap, por iniciativa de Marc Ganzi (uno de los patrones más conocidos y poderosos de Estados Unidos, creador de la World Polo League), disputaron un encuentro de alto handicap a beneficio de “Corchito”. Bajo la denominación “Zavaleta Perpetual Cup”, se gestó un partido de 80 goles -en realidad, un duelo con el máximo handicap posible- entre los equipos de Pilot y Park Place, dos de los grandes animadores de la temporada y ganadores, esos clubes, de los torneos por la USPA Gold Cup y el US Open y la CV Whitney Cup, las competencias de la Triple Corona americana. Las exhibiciones con las figuras son bien recibidas en los Estados Unidos, ya que le permite a la gente ver un encuentro de mayor velocidad y técnica al nivel que están acostumbrados, que es de 22 goles de handicap.
El partido se disputó en la cancha 2 del Grand Champions Polo Club. Por Pilot jugaron Facundo y Gonzalito Pieres, Christian Laprida (h.) y Pablo Mac Donough, mientras que por Park Place se alistaron Juan Britos, Hilario Ulloa, Bartolomé Castagnola (h.) y Juan Martín Nero. Otras figuras, como Adolfo Cambiaso (h.) y Polito Pieres, quedaron al margen del cotejo por estar recuperándose de sendas operaciones (pubialgia y fractura de clavícula, respectivamente).
Previamente al partido, Facundo Pieres destacó en una nota en @pololine la iniciativa de Marc Ganzi, así como los aportes de los patrones de Pilot y de Park Place, Curtis Pilot y Andrey Borodin, respectivamente. “Hablamos con los patrones y surgió la idea del partido. Todos se mostraron predispuestos. Y enseguida surgió el compromiso de todos los jugadores que quedamos todavía por acá en Estados Unidos”, explicó Facundo, que el domingo, con su equipo, Pilot, se impuso en la final del US Open a La Elina.
Se creó, además, una Fundación para reunir fondos para el largo proceso de internación que precisará Zavaleta (h.). La cifra inicial que se manejó fue de unos 800.000 dólares, aunque es estimativa. Desde el entorno de la familia, remarcaron que la creación de este fondo solidario fue algo que partió desde Ganzi por decisión personal, lo que fue destacado como un valioso gesto.