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Nueva Zelanda y Sudáfrica definen el Mundial de rugby 2023 y dirimen cuál de las dos es la mejor selección de esta era
Se enfrentan en el Stade de France, desde las 16 de Argentina
- 6 minutos de lectura'
PARÍS.– El Mundial soñado y armado para los franceses deberá contentarse con una final sin el local. No hay mejor forma de reemplazar su presencia que con estos protagonistas. El templo del rugby más moderno alberga el clásico más furioso del planeta ovalado. Si Nueva Zelanda es indiscutiblemente el máximo exponente de este deporte en sus 200 años de historia, también es justo afirmar que nadie desafió ese poderío con tanta asiduidad como Sudáfrica. La prueba está en que en la era de los mundiales, que abarca los últimos 36 años, ambos tienen la misma cantidad de títulos y lideran la tabla con tres conquistas. Sin embargo, los sudafricanos tienen mejor promedio, ya que habían sido proscriptos de las dos primeras realizaciones. El duelo de este sábado a las 16, en el Stade de France, desnivelará esa paridad y determinará quién es el más grande de esta época.
Después de siete semanas que quedarán en el recuerdo por la emotividad que irradiaron un gran porcentaje de partidos, de los cuales los Pumas fueron protagonistas en buena medida, todo quedó reducido a All Blacks y Springboks, un duelo que augura elevar todavía más la cuota de emoción y que significará, además, un duelo de estilos.
En el camino quedaron candidatos como el local Francia y el nº1 del ranking Irlanda. También ‘colados’ entre los cuatro mejores como Inglaterra y la Argentina. Todos eliminados por neozelandeses y sudafricanos. La legitimidad del vencedor de este duelo será incuestionable. Cada uno con sus armas, evidenciaron estar un escalón arriba del resto.
Nueva Zelanda es un equipo de estructuras simples con variantes múltiples que se sostiene por la precisa ejecución de sus jugadores para brillar. Cada uno sabe qué hacer en qué circunstancia del partido y lo hace bien. Aun cuando el rival sepa qué va a hacer, cuando están finos es imposible detenerlos. Sudáfrica apela a estructuras complejas pero lineales y depende del lucimiento individual para lograr el desequilibrio. Se basa en el scrum, el maul, el juego aéreo, y siempre tiene un as en la manga para sorprender.
Hasta semifinales hicieron un recorrido similar. Perdieron ante el candidato del grupo, Nueva Zelanda con Francia y Sudáfrica con Irlanda, pero supieron aprender de las lecciones que depararon esas derrotas. Los All Blacks trabajaron mucho el aspecto mental de la mano de Gilbert Enoka y rápidamente explotaron, alcanzando su mejor versión en todos los partidos subsiguientes, incluyendo la semifinal ante los Pumas. Los Springboks cayeron en su segunda presentación ante Irlanda, un duelo que les sirvió para hacer algunos experimentos que fueron descartando o perfeccionando.
Por ejemplo, aquella vez había sido la única en que el entrenador Jacques Nienaber había implementado un banco de suplentes con siete forwards y un solo back. El desenlace con derrota había dejado la impresión de que no había funcionado. No obstante, vuelve a jugarse por esa disposición en el partido más importante. El único back, esta vez, no es un medio-scrum como entonces, sino el fullback Willie le Roux.
Los All Blacks tienen forwards que están preparados para hacerle frente a sus pares sudafricanos. La pregunta es si estarán en condiciones de soportar los embates de dos packs. En juego integral y talento individual, los de negro tienen una pequeña ventaja. El entrenador Ian Foster, que hace un año estaba en la cuerda floja luego de perder ante los Pumas en Christchurch, recibió el apoyo de los jugadores y encontró el rumbo. Sólo hace un cambio para este partido: el enroque de Brodie Retallick por Sam Whitelock, que vuelve al banco, en busca de mayor agresividad física. Si Sudáfrica quiere ganar, deberá también superarlos en temple y determinación, algo en lo que después de la caída en el partido inaugural Nueva Zelanda se mostró imperturbable.
El duelo de opuestos también se traduce en algunos nombres. La pulcritud de Aaron Smith contra el desparpajo de Faf de Klerk; la osadía de Richie Mo’unga vs. mente fría de Handré Pollard; la omnipresencia de Ardie Savea ante la potencia de Duane Vermeulen; la sobriedad de Sam Cane y el magnetismo de Siya Kolisi; el trabajo incansable de Scott Barrett o la imponencia física de Eben Etzebeth; el tamaño de Tele’a y Jordan ante la velocidad de Kolbe y Arendse.
El único antecedente de una final mundialista entre estos dos colosos fue la famosa de 1995. Con Nelson Mandela en las tribunas, el espíritu y el empuje de toda la nación sudafricana, unida por el rugby, pudo más que el poderío de un equipo estelar que tenía a Jonah Lomu en su esplendor. Además, la última vez que se enfrentaron, en el último partido de preparación para este Mundial, Sudáfrica dio una verdadera lección de rugby al imponerse por 35-7 en Twickenham. En total, el historial favorece a los hombres de negro, con 62 victorias contra 39 derrotas (cuatro empates) en 105 partidos. Pese al predominio All Black, los Springboks no dejan de ser el equipo que más les cuesta, con una efectividad de victorias del 59%. Como referencia, basta decir que les sigue Australia, con 70%.
Sin la presencia del local, Francia 2023 no tiene la final que auguraba cuando todo empezó 51 días atrás. Tener a las dos mayores potencias del mundo chocando para decidir quién es el más grande en los Mundiales prácticamente iguala aquella pretensión. Hasta aquí el certamen tiene sobradas razones para ser considerado el mejor de la historia. Y todavía falta lo mejor.
Nueva Zelanda: Beauden Barrett; Will Jordan, Rieko Ioane, Jordie Barrett y Mark Tele’a; Richie Mo’unga y Aaron Smith; Sam Cane (c), Ardie Savea y Shannon Frizell; Brodie Retallick y Scott Barrett; Tyrell Lomax, Codie Taylor y Ethan de Groot.
Entrenador: Ian Foster.
Suplentes: Samisoni Taukei’aho, Tamati Williams, Nepo Laulala, Sam Whitelock, Dalton Papali’i, Finlay Christie, Damian McKenzie y Anton Lienert-Brown.
Sudáfrica: Damian Willemse; Kurt-Lee Arendse, Jesse Kriel, Damian de Allende y Cheslin Kolbe; Handré Pollard y Faf de Klerk; Pieter-Steph du Toit, Duane Vermeulen y Siya Kolisi (c); Franco Mostert y Eben Etzebeth; Frans Malherbe, Bongi Mbonambi y Steven Kithsoff.
Entrenador: Jacques Nienaber.
Suplentes: Deon Fourie, Ox Nché, Trevor Nyakane, Jean Kleyn, RG Snyman, Kwagga Smith, Jasper Wiese y Willie le Roux.
Inicio: 16
TV: ESPN
Cancha: Stade de France, París
Árbitro: Wayne Barnes (Inglaterra)
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