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La maquinaria de los sueños estaba en marcha y cuando lo tuvo cara a cada no lo pensó dos veces: quería su nombre grabado en su piel para siempre. Sin embargo, ese halo mágico que persigue a Lionel Messi por donde se mueva lo paralizó. Del otro lado estaba su ídolo. Dudaba, no sabía qué decirle, no le salían las palabras. Hasta que se soltó, y vinieron las sonrisas y los abrazos. Daniel Sanyo Gutiérrez, de 34 años, es una de las estrellas del World Pádel Tour. Es argentino y es el número 1 del mundo. Y llevará tatuado por siempre en su bíceps izquierdo la firma del mejor jugador de fútbol del mundo.
El encuentro se produjo hace un par de semanas, en Barcelona. Ahí estaba el padelista oriundo de San Luis, mano a mano con Messi en la ciudad que tomó al astro como embajador. "Llegamos a él a través de una sorpresa de mi mujer, Valeria, que se contactó con gente conocida de Leo sin que yo lo supiera. ¡Llevaban como 7 u 8 meses detrás de esto! Por el tema de los viajes de cada con nuestras actividades uno se complicaba. Así que gracias a estas personas cumplí un gran sueño", le cuenta Gutiérrez a LA NACION. "Charlamos un poco de todo, fue rápido porque él estaba entrenando y al otro día jugaba. Yo estaba muy nervioso, se lo expliqué, no sabía qué decirle. Pero Leo sacó varios temas, me preguntó si estaba compitiendo mucho. Fue inolvidable. Le dije que me iba a quedar a verlo en el Camp Nou por primera vez en el partido que después jugaron contra Real Sociedad. Y salió lo del tatuaje...".
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La infancia de Gutiérrez (15 de junio de 1984) en San Luis estuvo rodeada de varios deportes. A los 3 años se metía en las canchas de pádel y quería jugar con todo el mundo. Corría de un lado al otro. Las paletas, claro, eran mucho más finas que las actuales. Y de madera. Arrancó con un profesor y empezó a participar en los torneos de pre-infantiles. Al mismo tiempo, la pelota N° 5 era otra de sus devociones. "Cuando era chico era fanático de Boca, también estaba todo el día mirando fútbol. Después se me fue apagando un poco, algunas cosas empezaron a chocarme. Hoy me gusta mucho jugarlo y verlo, aunque no siempre puedo. Ya no sigo tanto a Boca, pero sí la Champions League y los mundiales. Tengo algunos amigos en el Valladolid, me gusta que a ellos también les vaya bien", explica el puntano. Su apodo despierta curiosidad. ¿Cómo llegó a eso? "De pequeño me decían que me parecía al chico que anunciaba los televisores Sanyo. Medíamos lo mismo y teníamos el mismo color del pelo. Mi hermano bromeó poniéndome el apodo de Sanyo y me quedó para siempre", dice entre risas.
España es ya desde hace dos décadas el centro del mercado mundial del pádel. Según datos del Consejo Superior de Deportes, en 2016 eran 4,5 millones de personas las que lo practicaban en ese país. Hoy las cifras se acercan a los 5 millones. Hacia allí viajó Sanyo con sus sueños en 2006, justo cuando Messi empezaba a deslumbrar al mundo. "Cuando lo vi no hablamos mucho de pádel, pero sé que Messi tiene una cancha en la casa y juega ahí mismo. Inclusive me contaron que suele mirar algunos partidos del World Pádel Tour", detalla. "Mi fanatismo por Messi fue progresivo. Leo empezó a jugar cuando yo estaba llegando a España. Y adopté a ese club porque me gusta su filosofía y su estilo. Como cualquiera, noté que Messi era diferente al instante, no hay que ser un mago. Es un ejemplo, porque lo tiene todo: talento, sacrificio, dejó atrás a su país de nacimiento en busca de sus sueños. Y adora a la Argentina. Eso habla muy bien de él. No se mete en otras cuestiones. Y habla con la pelota en los pies".

Sanyo, que vive en España, disfruta el tiempo libre con su familia. Los mates en el parque, los paseos con sus perros Roger y Román. Los Gutiérrez siempre estuvieron con una pelota y una paleta en la mano. El Nº 1 del mundo empezó a jugar incentivado por su hermano mayor Germán. Después llegó el turno de Cristian, sobrino de ambos, hoy 73° del ranking mundial. Y finalmente se sumó Agustín, hijo de Germán, ubicado en el lugar 173°. Este país, claro, está marcado a fuego en ellos. A Sanyo ahora lo espera el Buenos Aires Pádel Master, que se celebrará entre el 4 y el 9 de junio en La Rural. En su tierra ya festejó el año pasado. "El de Buenos Aires será un torneo importante y viajaremos con ganas de hacerlo bien. Me hace ilusión llegar a la final, en casi todas las fechas estuve en instancias decisivas y el año pasado pudimos ganar. Me encanta jugar con el público que me vio crecer, con mi familia y mis amigos bien cerca", apunta Sanyo.
Para llegar a la cúspide en su deporte, el sacrificio de Gutiérrez fue enorme. Todavía recuerda sus inicios con paletas arregladas por su hermano, sus zapatillas con agujeros en los dedos -a las que también les dibujaba la suela con alambre caliente para que tengan mayor agarre-, los eternos viajes nocturnos en coche para jugar porque su papá volvía de trabajar a las 21, y la gente que lo ayudó en San Luis con bonos contribución a 10 pesos. En épocas duras en lo económico, no dudó en aprender el oficio familiar: también fue pintor y chapista. Y además manejó una furgoneta en la Municipalidad. "Soy muy cercano a todos ellos, a mis sobrinos, me encanta compartir momentos en San Luis cada vez que puedo volver a casa".
El click en la cabeza de Sanyo se produjo gracias a una leyenda de este deporte como Roberto Gattiker, que tras un partido en Mendoza le sugirió que se traslade a España. "Acá estás perdiendo el tiempo", escuchó el chico. El puntano lo pensó y se fue a Jaén, sin un solo euro en el bolsillo. Viajó con lo puesto. Consiguió un préstamo en el banco, dio clases de pádel y ganó su primer sueldo. Orgulloso, hoy lo recuerda con una sonrisa.
Profesional desde los 15 años, Sanyo Gutiérrez tuvo distintos compañeros en el circuito: Guillermo Lahoz, Sebastián Nerone, Paquito Navarro y Maxi Sánchez. Con este último, también argentino, llegó al tope del escalafón mundial. "Estar en la cima no me cambió en nada. Me siento hecho, eso sí. Hace poco lo hablé con mi hermana y recordaba: cuando yo era niño tenía algo por dentro que me decía que alguna vez llegaría el número 1. Luché por ese sueño y por cumplir esa sensación interna. Me preparé todos los años de mi vida. Se dio en el 2018, hicimos una gran pareja con Maxi y lo conseguimos. Pero no suelo mirar el ranking, ni siquiera sé los puntos que tengo", remarca.
Gutiérrez acumula 362 partidos en el WPT, con una efectividad del 79 por ciento. Dentro de sus múltiples torneos obtenidos, varios fueron con la selección argentina. El año pasado destronó de la cima del ranking a otro argentino, Fernando Belasteguin, a quien muchos llaman el "Messi del pádel". El jugador de Pehuajó fue el líder del escalafón durante 16 años seguidos y también siente devoción por Messi: vive muy cerca del Camp Nou, alguna vez también se reunió con el N° 10 y cada vez que puede lleva a sus hijos a la cancha. "Belasteguin es el mejor de la historia. Lo dicen los números y su carrera. Alguna vez me preguntaron si me hubiera gustado jugar con él, pero me hacía más ilusión arrebatarle el número 1. Y tuve esa suerte, después de muchos años de liderazgo de Bela. Es un jugador muy completo, el año pasado estuvo lesionado y nosotros aprovechamos esa ventaja".
La primera noticia respecto al torneo es que tradicionalmente se realizó durante el mes de noviembre, pero este año se adelantó el calendario y se jugará tras la fecha de Marbella, España. La competencia se disputará bajo techo (4 al 9 de junio en La Rural) para asegurar el espectáculo deportivo más allá de las condiciones climáticas. En los años anteriores se había disputado al aire libre. Las entradas pueden obtenerse a través del portal Ticketek. "Tenemos muchas expectativas en esta certamen, creemos que es el mejor torneo del mundo. Vamos a recibir a los mejores y el estadio estará bajo un pabellón. El pádel se afianza año a año, crece de manera fuerte en la Argentina y eso nos genera orgullo", dijo Carlos Solanet, director comercial de La Rural.



