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Novak Djokovic, el campeón del US Open que acabó con cualquier debate: es el más grande
El serbio venció a Medvedev en la final de Flushing Meadows, logrando su tercer Grand Slam del año e igualando el récord histórico de la australiana Margaret Court
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Hasta hace unos años el mundo del tenis creía haberlo visto todo. Los de antes y los de hoy entendían que ya nada podía sorprenderlos. Pero Novak Djokovic, que es de antes y también de hoy, se empecinó en superar marcas que parecían de ciencia ficción. Lo hizo cruzando los límites de lo sobrenatural, una y otra vez. El serbio reescribió los libros adueñándose de registros que parecían imposibles o, directamente, creados por afiebrados novelistas. Pero no sólo superó los récords modernos, sino que ahora también llegó a esos números que estaban imperturbables en sepia desde tiempos amateurs. En el tenis, un deporte tan mental en el que los jugadores están cada semana asfixiados por los resultados, Nole ganó todas las discusiones. Las de antes y las de hoy. No hay más.
Tras no poder ingresar en los Estados Unidos en 2022 al no estar vacunado contra el Covid-19, el US Open le presentó a Djokovic (36 años) la posibilidad de jugar su 36ª final de Grand Slam (nadie lo hizo tantas veces) y se aferró a ella con decisión y lucidez. No lo amedrentó que enfrente estuviera Daniil Medvedev, el ruso que hace dos temporadas, en el mismo cemento del estadio Arthur Ashe, lo había vencido en la definición, despojándolo de la chance de ganar los cuatro grandes en la misma temporada. Aquello fue un golpe al mentón: Nole tenía la ilusión de igualar lo logrado por Rod Laver en 1969. Y con esa referencia, seguramente, el balcánico planeó un partido inteligente y de largo aliento, tratando de que esta vez la ansiedad no lo traicionara.
Se encontró con un muro. Y en ese contexto apasionante entre gladiadores, el lluvioso domingo neoyorquino (se jugó bajo techo) derramó un juego sobrehumano, con rallies que fatigaron de solo verlos por TV. Pero Djokovic encontró la forma de derrumbar ese frontón. El 6-3, 7-6 (7-5) y 6-3, en 3h17m, coloca a Nole en otra galaxia. Su título grande número 24 lo distancia aún más de Rafael Nadal (22) y de Roger Federer (20), pero, ahora, también lo equilibra con una de las pocas marcas que aparecían fuera de alcance: los 24 majors de Margaret Court. La australiana defendía el récord en solitario desde su éxito en el Abierto de los Estados Unidos de 1973, cuando el tenis no era como el que hoy conocemos. De película.
Medvedev, el poco ortodoxo pero súper efectivo número 3 del mundo, venció a Carlos Alcaraz en las semifinales de Flushing Meadows e impidió el choque entre el español y Djokovic que la mayoría quería observar y que se hubiera presentado como la revancha de hace unos meses en el césped del All England. El moscovita es una suerte de querible antihéroe. Es poco vistoso y, aparentemente por su altura (1,98m) y sus piernas delgadas, con dificultades para desplazarse. Sin embargo, es -sin dudas- la raqueta más confiable de la actualidad detrás de las de Nole y Alcaraz. Nadie le obsequió las 16 semanas que pasó en la cima del ranking el año pasado. Y aunque se muestra algo desgarbado y tiene momentos de inestabilidad emocional, con su perspicacia, rapidez para reaccionar y extremidades largas, adquiere la capacidad para anticiparse a la pelota rival y alcanzar impactos que otros cracks no pueden. Así se le plantó a Djokovic, habiéndole ganado, además, cinco de los 14 enfrentamientos previos.
That's a lot of hardware. 🤯 pic.twitter.com/eRPA0vxNMl
— US Open Tennis (@usopen) September 11, 2023
Y construyeron un partido que, por momentos, especialmente en el segundo set, se volvió memorable. Ningún calificativo que se utilice para ese segundo parcial que se definió en el tie-break y que duró una hora y 44 minutos (el más largo de la historia de las finales del US Open) será excesivo. La superficie dura del gigante de concreto del USTA Billie Jean King National Tennis Center pareció el escenario de un videojuego. Es verdad que Djokovic comenzó manejando el partido a rienda corta, con su revés de rayo láser y devoluciones oportunas. Pero Medvedev, en su quinta final de Grand Slam, estuvo lejos de tirar la toalla, sabiendo dónde insistir. Por momentos se disfrazaron de boxeadores lanzando puñetazos para sobrevivir. Se desafiaron, se empujaron contra las cuerdas. Se ahogaron y quedaron heridos. El ruso se aferró al registro anual que lo ubica con más victorias que nadie sobre superficie dura (38) y a la favorable condición de ser el único jugador que había logrado superar al serbio (en las semifinales del ATP de Dubai) y a Alcaraz en esta temporada.
Pero Djokovic es un maestro en el arte de dominar a los rivales desde el aspecto psicológico. La veteranía en la súper elite le permite saber cómo conducir las emociones. Puede irritar, obvio. Pero no hay nadie como él para cruzar la meta: es una suerte de titiritero que parece jugar y divertirse con sus rivales, y que los descarta cuando tiene la oportunidad. Voraz, lo hizo de nuevo.
Después de perder el segundo set, el que puso de pie a todas las celebridades que poblaron los palcos del estadio (Sting, Leonardo DiCaprio, Justin Timberlake y Jerry Seinfeld, tan sólo algunas), Medvedev solicitó tiempo médico para ser atendido en su hombro izquierdo; Djokovic, asimismo, se marchó al baño para oxigenarse e intentar recuperarse después del esfuerzo. En la reanudación del juego, Nole (entrenado por el croata Goran Ivanisevic) logró inclinar la balanza, logrando un break tempranero para colocarse 3-1 y encaminarse hacia el camino. Pero Medvedev, resistiéndose, le devolvió inmediatamente el quiebre. Sin embargo, Djokovic reaccionó, volvió a romperle el servicio al pupilo del francés Gilles Cervara (4-2) y, esta vez, el impacto resultó definitivo. Nole terminó el partido con cuatro aces, seis doble faltas, un 54% de primeros servicios, un 81% de puntos ganados con el primer saque (48 de 59) y el 54% con el segundo. Además, sumó 37 de 44 puntos en la red, 38 golpes ganadores (seis menos de Medvedev) por 35 errores no forzados (39 del ruso).
"Cuando tenés 36 años y jugás con gente de 20, te tenés que reinventar. Mantengo la pasión por el deporte. Soy perfeccionista. ¿Cuánto tiempo más jugaré? Mientras siga ganando..., no voy a dejar el tenis. Quiero seguir ganando títulos de Grand Slam"
Novak Djokovic
En el tenis hay estadísticas que son mucho más que fríos números y que ponen en contexto la verdadera altura de los logros. Djokovic se convirtió en el ganador masculino del US Open de mayor edad en la Era Abierta (desde 1969), superando a Ken Rosewall (tenía 35 años en 1970). Para el serbio, la de este domingo fue su décima final en Flushing Meadows (había ganado las de 2011, 2015 y 2018), igualando el récord de Bill Tilden. Además, jugó todas las finales de Grand Slam de esta temporada, sellando la hazaña por tercera vez en su carrera (antes, en 2015 y 2021), algo solamente realizado por Federer (2006, 2007 y 2009) y la leyenda alemana Steffi Graf (1988, 1989 y 1993).
Tres millones de dólares ganó Djokovic por obtener el título en el US Open. Medvedev, por ser finalista, la mitad del dinero.
“A los 7 años tenía un sueño: convertirme en el mejor jugador del mundo y ganar Wimbledon. Eso era lo único que quería. Pero empecé a tener nuevos sueños. Nunca imaginé que estaría hablando de 24 títulos de Grand Slam, es la verdad, pero los últimos años sentí que tenía una chance y que tenía una oportunidad de hacer historia, y pensé: ‘Por qué no aprovecharla’. Bueno, aquí estoy”, dice Djokovic, tras alcanzar el título número 96 de su extraordinaria carrera profesional (sólo lo superan Federer, con 103, y Jimmy Connors, con 109).
Desde hoy, el ranking de la ATP lo sitúa nuevamente a Djokovic en lo más alto. Ya son 390 semanas como número 1 (Federer, con 310, quedó segundo desde marzo de 2021). El balcánico se apropió de todos los récords más importantes y enfrió el relevo generacional. Ni Alcaraz, con todo su talento, ni ningún otro joven puede quitarlo de la escena. Todavía tiene mucho fuego interno. Lo que ya no tiene discusión es el debate por saber quién es el famoso “GOAT” (greatest of all times o el mejor de todos los tiempos). El mundo del tenis creía haberlo visto todo..., hasta que Djokovic, con talento y amor propio, decidió seguir escribiendo capítulos fantásticos.
Resumen de la final del US Open
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