El poderoso gremio de pilotos define su futuro y surge una alternativa al oficialismo duro
El líder del gremio, Pablo Biró, deberá pelear en las elecciones con el hijo Jorge Pérez Tamayo, un histórico rival; anoche se presentaron ambas listas
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Ayer a las 12 de la noche venció el plazo para presentar las listas de los candidatos a ser electos en el poderoso gremio de pilotos (APLA). Ese sólo dato sería una pequeña nota al pie en una noticia de un reporte sindical. Pero sucede que, desde hace años, esta conducción que dirige el polémico Pablo Biró ha sido determinante para definir los destinos de toda la industria aerocomercial de la Argentina. Todo, absolutamente todo, desde el cierre del aeropuerto de bajo costo de El Palomar hasta la salida de Latam, y de paso por los subsidios de casi dos millones de dólares diarios que recibe Aerolíneas Argentinas, pasa por esta agrupación.
La importancia de lo que sucedió anoche radica en que, tal como anticipó LA NACION, por primera vez en muchos años, al oficialismo le ha surgido una línea interna que amenaza su continuidad, ya que se presentó una segunda lista. Esa pelea tiene un condimento extra: quien encabeza la propuesta y que aspira a ser el secretario general de los comandantes es Diego Pérez Bariggi, hijo de Jorge Pérez Tamayo, también número uno del gremio antes de que asumiera Biró.
Según explicaron a este medio, tras la presentación de ambas propuestas, ahora hay que esperar 48 horas para que la Junta electoral determine que esté todo dentro de la ley y si es así serán aprobadas.
La historia de estos dos compañeros de ruta se remonta a los tiempos en que la empresa estaba manejada por el grupo español Marsans. Entonces, cuando APLA se convirtió en punta de lanza del kirchnerismo contra la política de los españoles, Pérez Tamayo y Biró estaban alineados. El primero era el presidente; el segundo, el secretario de prensa.
En 2008, cuando el Estado expropió la empresa, ambos lideraron el gremio y estuvieron muy cerca, tanto de la conducción de Julio Alak como de la de Mariano Recalde y Axel Kicillof. Pero, con el tiempo, sus visiones se bifurcaron.
En 2012, y después de ocho años juntos, ambos fueron a una interna. Pérez Tamayo, un comandante que más allá de su actividad gremial jamás dejó de volar y que era requerido por Cristina Kirchner para pilotear en varias de sus giras, estaba entonces alienado con Hugo Moyano en la CGT que delineaba el camionero. Biró, por su parte, había construido muy buenos vínculos con el actual senador.
La pelea empezó a tomar temperatura y no hubo arreglo entre las dos facciones. Fueron a una interna entre noviembre y diciembre de 2012 y el actual secretario general ganó con alrededor de 70% de los votos.
Desde entonces, siempre cultor de una polémica conducción, nadie se atrevió a competir con Biró. Hasta anoche, cuando se confirmó que habrá una contienda electoral que evocará aquella pelea de 2012.
Entre abril y mayo será momento de elecciones, y la nueva conducción, o el nuevo mandato de la actual, empezará a principios de julio. “La elección se hará por lista completa y las nuevas autoridades asumirán sus cargos el 13 de julio de 2022. El plazo para la presentación de las listas de candidatos se iniciará el 18 de febrero de 2022 y vencerá a las 24 del 7 de marzo de 2022, con el aval de no menos del 3% de los asociados en condiciones de votar documentados en formularios que la Junta Electoral entregará para tal fin”, dice el llamado a elecciones.
Actualmente, Biró ha empezado un camino para diferenciarse de la actual conducción de Aerolíneas, verdadera gestora de toda la política aerocomercial del país. Dice que el crecimiento de las compañías privadas que se ha dado es culpa de la inacción de Recalde y del presidente de Aerolíneas, Luis Ceriani. “Hemos perdido la lucha comercial con las empresas”, se le escucha decir.
Después de años, ya no aplaude al punto de enrojecer sus manos a los directivos de La Cámpora. Tiene otras ambiciones: la eliminación de las low cost para que Aerolíneas gane participación de mercado. En el fondo, pretende el monopolio de la empresa estatal.
Ahora vendrá otra pelea en el sindicato, además de la suya propia. A diferencia de aquel Pérez Tamayo, este Biró ha permanecido en tierra para ejercer sus funciones sindicales. En alguno de los vuelos de la empresa a Rusia para traer vacunas Sputnik -lo que llevaban los aviones es una incógnita- el sindicalista formó parte de la tripulación. Nadie confirma o no si fue piloto de aquellas. Sólo quedó registro de su rostro enfundado en un barbijo negro en el que se leía la siguiente frase: “Operación Moscú, diciembre 2020″.
Desde media noche se comenzó a definir cómo serán los pasos del sindicato de pilotos, un poderoso y vital actor en una industria que está lejos de dar respuesta a la conectividad del país.
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