Seamos realistas, pidamos lo imposible: Un Estado eficiente
"Seamos realistas… Pidamos lo imposible", con esta expresión del filósofo Herbert Marcuse definió la primavera francesa de la rebelión estudiantil de 1968. La agenda impuesta por la dirigencia política en discusión publica en los medios esta muy lejos de generar debate acerca de posibles soluciones a la presente crisis. Robert Shiller en su reciente libro Narrative Economics ha resaltado la importancia de una "narrativa" consistente por parte de las de los hacedores de política ya que inducen decisiones económicas por parte de empresas y hogares.
Las continuas palabras contradictorias e inconsistentes con la realidad económica y social tanto del Presidente como la oposición reactiva a las mismas profundizan innecesariamente la crisis ahuyentando posibles inversiones, incentivan conductas "defensivas" de protección de los ahorros y poder adquisitivo de los salarios de los argentinos ante el posible riesgo de confiscación que se suma a la confiscación "light" que significa la inflación.
Pero toda crisis es una oportunidad. En lugar de la chicana de oficialismo y oposición, se necesita urgente una narrativa del desarrollo que brinde esperanzas para el futuro de los millennials que induzcan la inversión, la exportación y la generación de empleo productivo en el presente.
Por más utópico que parezca, una narrativa con propuestas induce y enriquece el debate público y brinda esperanzas a futuro para los millennials argentinos. Mas aun, corre los limites de las imposibilidades estructurales de ciertas políticas que ex ante "suenan utópicas". Max Weber en las últimas líneas de La política como vocación cuando enseña a los jóvenes que no deben olvidar que la política es el arte de lo posible; pero a condición de saber, decía él, que en este mundo nunca se consigue lo posible si no se es capaz, cada cierto tiempo al menos, de perseguir una y otra vez lo imposible.
Algunos dilemas económicos centrales que la Argentina debería resolver para lograr el desarrollo económico. Sostenibilidad fiscal permanente para que incentive un dinamismo exportador para generar dólares genuinos que la Argentina necesita para importar insumos y bienes de capital y pagar los intereses de la deuda externa y permita bajar la presión impositiva para que las pymes puedan recuperar rentabilidad y generar empleo genuino.
Históricamente, la Argentina ha adecuado las cuentas fiscales mediante intentos de ajuste del gasto publico en forma horizontal bajando sueldos en toda la administración pública sin importar las tareas, ganando enemigos en toda la administración pública y afectando el salario del empleado ineficiente y beneficiando al directivo burócrata profesional militante. La asignación eficiente del gasto mediante el ajuste del gasto improductivo y la baja de la corrupción ha sido bloqueada por la fortaleza de los lobbys corporativos y el exceso de la realpolitik de los gobiernos de turno que trasladan el costo de sus privilegios minoritarios a toda la sociedad.
¿Cómo? Histórica y recurrentemente, el total del gasto público termino bajando " a las malas" mediante licuación vía devaluaciones abruptas y fogonazos inflacionarios que lo termina pagando el conjunto de la sociedad mediante una reducción profunda de sus salarios reales y ahorros.
La corrupción y las filtraciones por ineficiencia del gasto público impiden a su vez baje la presión impositiva y por lo tanto se desarrolle la actividad emprendedora de los millennials, la expansión de las pymes y por lo tanto el empleo productivo y se reduzca la locura de estar exportando impuestos con las necesidades de divisas genuinas que necesita nuestro país para desarrollarse.
Desde que asumió el Gobierno, se ha gobernado sin presupuesto, mediante superpoderes violatorios de la Constitución Nacional y de la ley de Administración Financiera.
Se necesita respetar la institución fiscal básica que es el presupuesto refrendado tanto en su propuesta como en su ejecución por el Congreso. Hasta el presente, el Congreso ha aprobado presupuestos a mano alzada por obediencia partidaria sin discusión profunda de su contenido y ejecución.
La propuesta es generar protocolos, procedimientos e instituciones fiscales que incentiven una mayor correspondencia fiscal: cada partida de gasto tenga su financiamiento explícito especifico con foco en la eficiencia del gasto y la calidad del empleo público.
No se trata solo de reducir gasto improductivo sino también de asignarlo a los bienes y servicios públicos que los hogares y empresas necesitan. Un Estado eficiente que financie gasto público corriente con impuestos e inversión pública con deuda publica permite aumentar la infraestructura pública para el desarrollo competitivo del sector exportable y la infraestructura social para erradicar la pobreza estructural.
Recurrir nuevamente al FMI sin un plan económico propio es nuevamente un gran error cometido por la anterior y presente gestión.
La propuesta podría ser que los préstamos solicitados al FMI y otros organismos internacionales sean para reducir el gasto público improductivo futuro y mejorar los salarios del personal calificado.
Un programa de retiros voluntarios generoso para el personal publico cuya calificación no sea adecuada a su función permitiría una suba inmediata salarios del empleado público de alta calificación: docentes, técnicos, científicos, permitiendo cortar la fuga de cerebros del sector público y eliminar eliminando la necesidad futura de ajustes horizontales del sector público.
Un programa de reducción acelerada y segmentada de contribuciones patronales para pymes y sectores exportables incentiva la generación de empleo y dólares genuinos tan necesarios para pagar los intereses de la deuda pública, recomponer reservas del Banco Central e importar los insumos y bienes de capital que el sector de servicios basados en conocimiento, la industria y el agro argentinos necesitan para crecer.
La brecha transitoria de financiamiento del sistema previsional sería cubierta con préstamos de organismos internacionales pero también gracias a que la baja de tasas impositivas induciría un aumento del empleo formal pymes y por lo tanto la base de sustento del sistema previsional.
Por último, desatar dos nudos gordianos de nuestro estancamiento, no tan utópico si se toma en cuenta la experiencia de la región.
El Estado debe dejar de financiarse no solo con el Banco Central dañando nuestra moneda, también no debería recurrir a bancos públicos y al Fondo de Garantía Sustentable (FGS) del Anses-FGS para no reducir crédito al sector productivo pyme.
Sustraer de la política el manejo del FGS-Anses que administra nuestros ahorros obligatorios para jubilarnos (descuentos salariales y contribuciones patronales) mediante una administración profesional independiente de los partidos políticos, y una ley que prohíba la colocación de nuestros ahorros obligatorios en bonos públicos ex post defaulteados como en el presente.
Sustraer de la política partidaria los organismos clave en el control de la corrupción tales como Consejo Magistratura, Sigen, AGN, Oficina Anticorrupción cuyos directivos son nombrados por el Poder Ejecutivo de turno o mediante el "toma y daca" con la oposición a los fines de lograr la aprobación de leyes de coyuntura en el Congreso.
Ello implica el desafío de plantear una narrativa para el discurso público que permita avizorar que el futuro e inevitable programa de estabilización sea también de crecimiento y desarrollo brindando un futuro promisorio para los millennials, desincentivando su emigración.
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