México disuelve toda la policía de Acapulco, sospechada de estar tomada por los narcos
LA NACION
CIUDAD DE MÉXICO.- Era el paraíso. Las playas doradas, el agua tibia, el aire a libertad. Acapulco supo ser el destino mexicano de las estrellas, de los millonarios. Lujo y placer al calor de un sol que lo daba todo. Pero eso era antes, años antes. Desde 2006 la ciudad es tierra de drogas y narcotraficantes. De los asesinatos más crueles y de una violencia imparable que golpea al país, al pueblo y a las autoridades.
Ante este panorama, y frente a la nula actividad del cuerpo, las fuerzas federales decidieron desarmar a toda la policía local por sospechar que están involucradas en los delitos: el gobierno cree que los grupos criminales se infiltraron y quedaron al mando de la seguridad en este municipio turístico de la costa del Pacífico.
Por ello lanzaron un operativo del que participaron el Ejército, la Marina, la Policía Federal y la estatal, y la fiscalía de Guerrero, verificaron a todo el personal, el armamento, chalecos balísticos, cartuchos y radios de comunicación y dejaron el material bajo resguardo de las autoridades estatales.
Durante la revisión, los dos mandos operativos de la policía fueron detenidos y el jefe de tránsito fue puesto a disposición federal después de que se le encontraran armas no oficiales. "Los demás integrantes de esta corporación están sujetos a investigación", agregaron las autoridades.
El desarme de las policías locales se repite en distintos puntos del país. Tan solo en Guerrero fueron desarmadas fuerzas locales de forma temporal en más de una docena de pueblos y ciudades desde 2014. Y es que debido a sus bajos sueldos y la poca formación, las agentes son uno de los principales objetivos a corromper por los cárteles para conseguir impunidad.
El año pasado, Acapulco, ciudad con 800 mil habitantes, tuvo una tasa de 103 homicidios por cada cien mil habitantes, una de las más altas de México y del mundo. En lo que va de 2018, los choques entre criminales dejaron ya 1507 muertos.
Guerrero es uno de los estados más violentos de México y uno de los principales puntos para la siembra de amapola, planta de la cual se extrae la goma de opio para la elaboración de heroína, por lo que varios grupos delictivos tienen frecuentes pugnas por su control.
Agencias AP y Reuters
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