Coronavirus. Pandemia de lujo: salas de cine privadas a US$350, yates y servicios premium
NUEVA YORK.- En el dormitorio de su departamento en el East Village de Nueva York , Alison Mazur se relaja en su silla y suspira de satisfacción mientras una esteticista le pinta las uñas de color gris topo. Es el primer servicio profesional de estética que recibe en cuatro meses, desde que la pandemia de coronavirus obligó al cierre de los salones de belleza de todo el país.
Mazur tuvo que poner en pausa su régimen de belleza habitual, incluida la manicuría, pero entre la angustia por el virus y el estrés de manejar su estudio de fotografía, llegó un momento en que se dio cuenta de que necesitaba un poco de atención personalizada.
"Al fin y al cabo vivo en Nueva York, ¿no? Tenía que haber alguna empresa que se hubiera adaptado para brindar servicios personales en estos tiempos", dice Manzur.
Una búsqueda de Google la llevó a MySpa2Go, una empresa neoyorquina que provee servicios a domicilio de manicuría, depilación, maquillaje, pestañas postizas, extensiones, corte de pelo y masajes, a precios de lujo. Un servicio de manos y pies muy especial cuesta 125 dólares, un precio sensiblemente más caro que el habitual en un salón de belleza de la ciudad.
"Considerando el tiempo que pasó desde la última vez, fue como darse un gusto", dice Mazur.
Antes de la pandemia, hacerse las manos, comprar una entrada de cine, asistir a una clase de yoga o hacer un tour de compras eran pasatiempos relativamente accesibles para la clase media acomodada. Pero todos esos gustos se han vuelto más exclusivos a causa del virus, y ahora solo están al alcance de los que tienen tanto dinero como para poder permitírselo en total privacidad.
¿Se extraña ir al cine? Por 350 dólares se puede alquilar un auditorio entero en la Movihouse & Eatery, una cadena de salas de lujo en Texas. ¿No ve la hora de retomar su rutina de ejercicios? Gymguyz, una empresa de entrenamiento personal de Plainview, Nueva York, ofrece servicios presenciales con distanciamiento físico en el hogar o el jardín de sus clientes por entre 70 y 100 dólares la hora.
Este nuevo segmento de consumo viene a confirmar una tendencia que precede al virus: en los aviones, en los cruceros, y hasta en el sistema de salud, existe cada vez más un invisible cordón de terciopelo que separa a los ricos de los realmente ricos. Ese cordón de terciopelo marca el acceso privilegiado que les permite pasar de largo sin hacer fila, evitando el barullo y las pérdidas de tiempo.
Riesgos
Pero en el mundo del Covid-19, el barullo y las multitudes son mucho más que un incordio: son un riesgo para la salud, y en algunos casos, son un riesgo de vida. Así que ahora los potentados tienen todavía más incentivos para aprovechar los servicios de lujo que los distancian físicamente de las masas.
"La idea de que estamos todos juntos en esta pandemia de alguna manera es cierta, pero se desintegra rápidamente cuando queda claro que hay millones de personas que se sienten atrapadas y unos poquísimos elegidos que tienen avión o barco propio y lo usan como cápsula de escape."
Desde que se desató la pandemia, la demanda de servicios a MySpa2Go se cuadruplicó, y la empresa tiene una lista de espera de entre 10 y 15 personas para cualquier día de la semana, dice su dueña, la empresaria Lori Traub.
"La gente llama suplicando por un turno, dispuesta a pagar la cifra que sea para conseguir el servicio", dice Traub. "Nos piden literalmente que les cobremos el doble o el triple. Les da igual."
Traub aclara que no han subido mucho los precios desde el inicio de la pandemia. La empresa le exige a todo su personal el uso de equipo de protección, incluidos barbijos y guantes, mientras prestan el servicio, y herramientas y utensilios descartables siempre que sea posible.
La empresa de aviones y helicópteros privados Blade tuvo repentino aumento de clientes para sus vuelos, como el que une Nueva York con los Hamptons, 160 kilómetros, por 795 dólares. Elite Adventure Tours, con sede en Los Ángeles, está recibiendo más pedidos de alquiler de yates para paseos de verano con distanciamiento social, con un costo de 15.000 dólares por día.
El Nemacolin Woodlands Resort, que cuenta con 800 hectáreas en los montes Allegheny, en Pensilvania, ofrece una experiencia de retiro con distanciamiento social. Por hasta 900 dólares la noche, los huéspedes cuentan con un mayordomo que planifica actividades recreativas privadas, como mirar películas en soledad en la sala de cine del complejo o disfrutar de las canchas de tenis, salas de exposición o negocios dentro del predio.
También hay empresas del segmento de consumo más alto que ofrecen uno de los servicios más buscados de la era pandémica: el cuidado de los chicos.
En Beverly Hills, California, la agencia Westside Nannies está sobrepasada de pedidos de personal con experiencia en campamentos de verano, para cuidar chicos y planificar actividades individuales de exterior similares a los campamentos, dice Katie Provinziano, directora de la agencia.
"Los padres realmente necesitan que sus hijos tengan alguna sensación de normalidad y algo que se parezca a un verano tradicional, dentro de las limitaciones que impone la pandemia", dice Provinziano.
Victoria O’Flahavan, de West Hollywood, California, contrató una niñera a través de la agencia para que cuidara a su hijo de tres años mientras ella se ocupa de su beba recién nacida. La niñera cobra 28 dólares la hora y organiza actividades veraniegas con el niño en el jardín de la casa.
"Lo que me gusta es que ahora tiene alguna expectativa de algo, porque con pasaron tantos meses sin interacción con otros chicos que se me parte el corazón", dice la madre.
"La gente que puede permitírselo, la gente que puede pagar profesores particulares de 50 dólares la hora para que vengan a darles clase a sus hijos o para organizarles actividades de campamento en el jardín, pertenecen realmente al escalón más alto de la sociedad", dice Provinziano.
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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