Donnie Dunagan nunca reveló la vida que abandonó cuando se convirtió en infante de la marina estadounidense; tuvo una carrera con varios reconocimientos
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Donnie Dunagan es un soldado estadounidense que luchó en la guerra de Vietnam, fue herido varias veces, condecorado por su valentía y ascendido a mayor. También fue instructor militar en la Armada y tuvo varios soldados bajo su tutela o mando. Y durante todos sus años en la Marina, Donnie mantuvo un secreto, uno que calló hasta bien entrada su jubilación.
Nunca le reveló a nadie la historia de la vida que abandonó cuando se convirtió en infante de marina, pues temía que se prestaría a burlas. ¿Qué podría ser tan vergonzoso como para ocultarlo?
“Mayor Bambi”
Donnie nació en 1934 y creció en Memphis, Tennessee, de padres irlandeses que habían emigrado en busca de una vida mejor. La familia enfrentó altibajos durante la Gran Depresión. Poco después de la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, en diciembre de 1941, la familia sufrió una serie de infortunios, y Donnie terminó en un orfanato.
“Había muchos huérfanos no solo por la guerra, sino también por la depresión económica. La semana que cumplí 14 años, me escapé del orfanato, me fui a vivir a una pensión y empecé a ganarme la vida trabajando como tornero”, le contó a la BBC.
Al cumplir 18 años, durante la Guerra de Corea, se alistó en la Infantería de Marina. Pronto se convirtió en el instructor militar más joven de Estados Unidos. Donnie fue desplegado en Vietnam tres veces, donde luchó y resultó herido en varias ocasiones. Obtuvo tres Corazones Púrpura y una Estrella de Bronce por su valor. Ascendió 13 veces en 25 años en la Infantería de Marina y se retiró con el rango de mayor.
Y durante todo este tiempo, mantuvo en secreto su pasado, una conexión con el mundo de las artes y el entretenimiento que no quería que sus camaradas conocieran. “Algo dentro de mí me decía que no lo contara. Ni siquiera lo pensé mucho, estaba muy contento con mi trabajo”, dijo.
“Me imaginaba a uno de los reclutas del campo de entrenamiento bajo mi mando yendo al cine y viendo mi nombre en los créditos. Y llegando a casa diciendo: ‘Mamá, imagínate: mi comandante es el Mayor Bambi. ¡El Mayor Bambi!’“, recuerda.
¿Por qué? Porque mucho antes de embarcarse en la carrera militar, cuando era niño, Donnie tuvo una corta y gloriosa carrera en Hollywood.
El chico descalzo

En la década de 1930, los padres de Donnie Dunagan ganaban poco y apenas podían pagar el alquiler de su pequeño apartamento.
“Cuando tenía 4 años, mi madre me llevó un sábado a una esquina donde un hombre negro alto, con sombrero de copa y bastón, bailaba claqué. Parecía de goma. ¡Bailaba tan bien que hacía que Fred Astaire pareciera un soldado marchando! La gente lo aplaudía y tiraba monedas. Y yo, descalzo porque no teníamos dinero para zapatos, lo observaba e intentaba imitarlo“, recordó.
“Me vio haciéndolo, y el segundo o tercer sábado después, cuando regresamos, le preguntó a mi mamá si podía bailar unos pasos con él. Todos se rieron, pero mi mamá me dejó y me fui, descalzo, a bailar con él”, dijo y añadió: “Fue muy paciente y me enseñó a hacer algunos pasos básicos. Y continuamos haciéndolo durante los siguientes sábados. Se llamaba Sam y no paraba de enseñarme”.
Y así, el alto Sam, con su sombrero de copa y su bastón, y Donnie, el niño descalzo, se convirtieron en el dúo estrella de los espectáculos callejeros de los sábados. Un día, se enteraron de que un concurso de talentos llegaría a la ciudad.
“Mi mamá estaba emocionadísima y pensó que debía concursar. Primero, tuvieron que buscar zapatos y encontraron unos un poco grandes. Pero cuando forramos la parte delantera con papel, quedaron perfectos para bailar claqué. Así que fuimos al teatro. Allí me enteré de que el premio era de US$100. ¡Guau! Era 1938, cuando todos trabajaban por 20 o 25 centavos la hora", añadió.
“Estaba entre bastidores con mi madre viendo a los concursantes. Eran casi todos adolescentes: bailarinas, pianistas, cantantes. ¡Y yo tenía cuatro años y medio! Luego me tocó el turno. Pusieron un fonógrafo en el escenario, yo bailé... ¡Y gané el concurso!”, marcó.

Unos días después, un cazatalentos llamó a la puerta de Donnie. “Era un hombre bien vestido y muy profesional que había visto el concurso de talentos. Hizo algunos contactos en Hollywood y nos invitó a Los Ángeles. La idea era que mis padres firmaran un contrato para que yo trabajara como actor de cine”, contó.
“Mis padres apenas podían creer lo que estaba pasando. Aceptaron, y dos o tres días después, un taxi nos recogió y nos llevó a la estación de tren. Llegamos a la enorme y hermosa estación de Los Ángeles. Recuerdo que mi madre estaba encantada… Nos llevaron a un apartamento con una habitación, una sala de estar, un baño grande y una cocina completa”, dijo.
Así, la familia, que apenas unas semanas antes no podía permitirse comprarle zapatos a Donnie, se vio repentinamente iniciando una nueva e inesperada vida en la industria cinematográfica de la época dorada de Hollywood. Pronto llegó su primer papel.
Recordó: “Aproximadamente una semana después, un hombre vino a recogernos y nos llevó al estudio para una audición. Probé algunas líneas y me eligieron para mi primera película, Mother Carrie’s Chickens". En sólo un año, Donnie apareció en cinco películas, incluido el clásico de culto “El hijo de Frankenstein” (1939), con Boris Karloff, Bela Lugosi y Basil Rathbone. A los 5 años, Donnie era una estrella de cine.
La conexión Walt Disney
Un buen día, su madre recibió una llamada que cambiaría su vida para siempre: “Estaba en la cocina con mi madre. Sonó el teléfono, y al otro lado de la línea estaba un tipo que no conocíamos: Walt Disney. Mi madre, con mucha cortesía, escuchó al Sr. Disney invitándola a visitar sus nuevos estudios. Querían que fuera el modelo de un personaje de una película llamada Bambi”.
Bambi sería el quinto largometraje de animación de Walt Disney Studios. Basada en una novela austriaca, era la historia de un pequeño ciervo: desde su nacimiento, su infancia con varios amigos del mundo animal, la pérdida de su madre a manos de cazadores, su madurez y las muchas lecciones que aprende en el camino hasta formar su propia familia.

Curiosamente, el agente de Donnie estaba en contra de la idea de que trabajara para una película animada, incluso para Walt Disney, quien en ese momento ya era una fuerza considerable en Hollywood.
“Mi madre llamó a su agente para decirle que había recibido la oferta de Walt Disney. Él, vestido como un gánster de película de los años 30, vino inmediatamente a casa y empezó a decirle a mi madre que no podíamos aceptarla porque era una película animada mala, que arruinaría mi carrera, bla, bla, bla, bla...”, expresó.
“Tenía 6 años, ya leía periódicos por aquel entonces, era bastante culto. Y había visto a gente ser despedida por los grandes estudios, sabía cómo se hacía. Estábamos sentados en la sala, mi madre decía: ‘Dejemos que Donnie haga la película, se divertirá’, y el agente decía que no debería hacerlo... Así que simplemente lo despedí. Le dije: ‘¡Estás despedido, lárgate!’”.
Sin agente, Donnie empezó a trabajar en Disney Studios. Inicialmente, lo contrataron como modelo. La idea era que Bambi resultara más cercano al público si sus expresiones se basaban en las de un niño: “Me sentaba en un taburete frente a un semicírculo de hombres a los que llamaba los ‘hombres lápiz’. Entonces uno de ellos decía: ‘Ahora, Donnie, mira a la izquierda y quédate ahí’. Y me pedían que hiciera todo tipo de expresiones faciales”.
“Un día, uno de los hombres lápiz me dijo que hiciera una mueca como si acabara de encontrarme con algo realmente desagradable, algo malo. Otro me preguntó si mi madre me había dado algo de comer o medicina que odiara, y le dije que sí, que había tomado una cucharada de algo llamado aceite de ricino, ¡que era horrible! Este hombre entonces dijo: ‘¿Cómo sería tomar dos cucharadas de aceite de ricino?’. Entonces puse cara de ‘¡Uf!’, y me dijeron: ‘¡Un momento!’.
“Y esa expresión aparece en la película cuando Bambi conoce a la cervatilla Faline, y cuando ella lo saluda y le da un beso sorpresa, ¡él pone cara de aceite de ricino!”. Varios meses después, Donnie también fue contratado para dar voz a Bambi.

Tras tres años de producción, la película se estrenó en 1942 en el emblemático Teatro Chino de Hollywood Boulevard. “Había una multitud enorme. La calle estaba iluminada, el cine estaba abarrotado. A la gente le encantó la película. Los niños en el cine se identificaron con ese cervatillo como si estuvieran en el bosque. Y hasta el día de hoy, la escena donde le disparan a la madre de Bambi es muy impactante. Imagínate en aquel entonces. Vi a madres tapándoles los ojos a sus hijos en esa escena”, naturaliza.
De la vergüenza al orgullo
Aunque la película fue un éxito, sería la última de Donnie porque, en diciembre de 1941, la base estadounidense de Pearl Harbor en Hawaii fue bombardeada por fuerzas japonesas aliadas de Alemania, empujando a Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial.
Fue un momento crucial para Walt Disney, quien detuvo la producción de estudio y dedicó su experiencia cinematográfica al esfuerzo bélico, produciendo películas de entrenamiento militar y caricaturas de propaganda patriótica para el gobierno de Estados Unidos.
Entretanto, la familia de Donnie sufrió una serie de desgracias que él prefirió no revelar, se desintegró, y él acabó en el orfanato. Durante toda su carrera militar, e incluso en su retiro, mantuvo en secreto su historia en Hollywood, incluso de su esposa, Dana. Hasta el día en que ella abrió un baúl guardado en el garaje.

“Estaba en el jardín, cortando el césped, y Dana estaba ordenando el garaje. De repente, la oí gritar: ‘¿Qué es eso?’“, explicó y añadió: ”Cuando entré, estaba sacando fotos, autógrafos y montones de cartas de fans. Estaba muy molesta porque nunca le había contado nada. No me habló durante una semana. Pero superó la sorpresa y la decepción, y aceptó guardar el secreto”.
Pero en 2004, el secreto salió a la luz y “Mayor Bambi” finalmente fue desenmascarado. “Una señora muy amable, viuda de la Segunda Guerra Mundial, nos visitaba. Y por alguna razón, Dana tenía una foto de Bambi en una de las mesas. Le preguntó a mi esposa sobre la foto, y Dana le contó que yo había salido en Bambi de Walt Disney. Esa señora se lo contó a algunas personas, alguien se lo contó a la prensa local, y un periódico nos llamó con muchas preguntas. Enviamos algunas fotos y nos pusieron en portada”, dijo.
“La historia circuló por todo el país. Y un día, Disney nos llamó para invitarnos a visitar los estudios en Burbank, California, y a participar en algunos eventos. Y desde entonces, todo lo que me pedían, lo hacía”, marcó.
Desde que lo redescubrieron, Donnie abrazó su estatus de leyenda de Hollywood. Recibe mensajes de todo el mundo, desde fans de toda la vida hasta niños que ven la película por primera vez. Hoy, en lugar de sentirse avergonzado o aprensivo por este pasado, siente un inmenso orgullo de formar parte de la historia del cine.
Por Mobeen Azhar y Zoe Gelber
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