Parkland, de ciudad más segura de Florida a blanco de una matanza
Al norte de Miami, la pequeña localidad de casas caras es vecina de la exclusiva Boca Ratón
MIAMI.- El año pasado, Parkland fue nombrada la ciudad más segura del estado de Florida por el Consejo Nacional de Seguridad basado en Washington. En 2017, apenas tuvo siete crímenes violentos reportados. Pero ayer se convirtió en tragedia.
Unos 75 kilómetros al norte del aeropuerto de Miami, la ciudad forma parte del condado de Broward, pegada a la exclusiva ciudad de Boca Ratón.
Este barrio tranquilo, de impecable paisajismo con enormes espacios abiertos verdes y brillantes, abundantes canteros coloridos y grandes lagos, no suele tener sobresaltos.
Las casas se agrupan en barrios cerrados, aunque muchos sin guardias ni garitas, con construcciones de fisonomía similar en colores pastel. La seguridad no es un problema.
En promedio cuestan medio millón de dólares, aunque en el exclusivo Parkland Country Club, a pasos del colegio que ayer se convirtió en noticia tras el baño de sangre en la escuela secundaria, alcanzan hasta 1,7 millones de dólares.
Sus calles están bordeadas de senderos peatonales, donde algunos de sus 31.000 habitantes salen a correr, a pasear el perro o a caminar con sus celulares en la mano, particularmente cuando comienza a ponerse el sol.
Parkland tiene parques públicos y pequeños centros comerciales o plazas, incluso La Rural, un restaurante argentino que abrió esta semana. Todo tranquilo.
Pero en la tarde de ayer, cuando los poco más de 3100 estudiantes estaban a punto de retirarse de la Marjory Stoneman Douglas High School -la número 50 de 4200 escuelas de Florida-, con enormes osos de peluche, bombones o tarjetas con corazones rojos y rosas intercambiados como símbolo de amor y amistad en el Día de San Valentín, Holmberg Road, la apacible avenida que rodea la escuela, fue interrumpida con un impresionante despliegue policial que incluyó poderosas tanquetas de asalto.
Los chats de padres estallaron de desesperación mientras se enteraban por sus hijos a través de mensajes de texto de que estaban escondidos. Justo cuando esperaban que estuvieran camino a casa.
Así como sucede con los huracanes en todo el estado, para estos casos también existe un procedimiento o protocolo que se enseña en las escuelas: como mínimo una vez al año todos los establecimientos del condado hacen el simulacro llamado lockdown.
Los alumnos se esconden en su aula contra la pared o en una esquina para que si un intruso mira por la ventana, no vea a nadie en la clase. En las escuelas primarias, los alumnos se esconden en el baño con que cuenta cada aula. Solo que esta vez fue real.
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