Polémica en Italia por una ley del gobierno de Meloni para limitar la educación sexual en las escuelas
La normativa se enmarca en la guerra cultural contra la llamada “ideología de género” y ya fue aprobada en Diputados; fuerte rechazo de la oposición
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ROMA.- “Educar para prevenir”; “Más educación, menos violencia”; “La educación sexual afectiva es un derecho”. Con carteles que incluían estos reclamos, diputados de la oposición de centroizquierda protestaron el miércoles pasado ante el Parlamento por la aprobación en la Cámara baja de una nueva ley que limita en Italia la enseñanza de la educación afectivo-sexual en las escuelas y que provocó grandes polémicas.
A diferencia de otros países europeos, la educación sexual, considerada esencial para prevenir la violencia machista contra las mujeres, no es obligatoria en Italia. De hecho, no figura oficialmente en los programas escolares, pero casi todos los centros suelen incluirla con apoyo de profesionales externos.
Llamada ley “Valditara”, por Giuseppe Valditaria, ministro de Educación del gobierno de derecha de Giorgia Meloni, la ley aprobada en Diputados -que se descuenta que próximamente obtendrá luz verde en el Senado-, básicamente indica que, para impartir educación sexual, los profesores de secundaria deberán pedir permiso a las familias o, si son mayores de edad, a los alumnos. Quedan excluidas tanto la escuela de la infancia como la primaria como ámbitos para esas clases.
La normativa se enmarca en la guerra cultural contra la llamada “ideología de género” puesta en marcha por el gobierno de Meloni —sobre todo por presión de sus socios de la xenófoba Liga— e introduce el concepto de “consentimiento informado” en las aulas.
Elly Schlein, líder del Partido Democrático, el principal de la oposición de centroizquierda, tachó la “ley Valditara” como “un paso hacia atrás”. “El voto de la derecha es muy grave, va en sentido contrario a lo que necesita este país para frenar la violencia de género y porque la cultura de la violación ya está en las escuelas. Es un retroceso clamoroso”, denunció.
“Tras años de batallas parlamentarias, la propuesta de la Liga para bloquear la ideología de género en las escuelas finalmente ha sido aprobada en la Cámara de Diputados. Siempre hemos luchado contra la ideología de género en las escuelas porque, como dijo el papa Francisco, es una ideología que borra las diferencias entre hombres y mujeres y, por lo tanto, borra la humanidad”, destacó, en cambio, Rossano Sasso, diputado del partido xenófobo de Matteo Salvini, vicepremier y ministro de Infraestructura.
“Gracias a la Liga, nunca más activistas políticos de extrema izquierda, drag queens o personas sin formación intentarán adoctrinar a nuestros niños en las escuelas”, festejó. “La educación de los niños es principalmente responsabilidad de los padres, y gracias a la ley de consentimiento informado votada en la Cámara de Diputados, las familias tendrán una herramienta importante para proteger su libertad de elección educativa”, sumó.
"Dio, Patria e Famiglia è il credo che guida la nostra azione politica". Ho concluso così il mio intervento nella dichiarazione di voto sulla legge della Lega, approvata oggi alla Camera, che blocca l'ideologia gender nelle scuole.
— Rossano Sasso (@roxsasso) December 3, 2025
In prima linea, sempre, noi. pic.twitter.com/WGvrxjYpjJ
En verdad, el partido de Salvini al principio había planteado prohibir por completo la educación sexual en la secundaria, pero la iniciativa fue retirada por considerarse demasiado rígida incluso dentro de la mayoría de gobierno.
“La aprobación de esta ley restituye a la familia su legítimo papel y protege a los menores, incluso en lo que respecta a la ideología de género”, le hizo eco la diputada Maddalena Morgante, de Hermanos de Italia, el partido post-fascista de Meloni, el más importante en Italia.
“Esta ley es un instrumento de libertad que exige responsabilidades a todos los actores de la comunidad educativa. El consentimiento informado es un derecho y un deber: una garantía de transparencia, no un obstáculo”, añadió.
“Obsesión”
En la vereda de enfrente, el líder de la Alianza Verdes e Izquierda (AVS, por sus siglas en italiano), Nicola Fratoianni, consideró que la medida “huele a hipocresía, extremismo y fundamentalismo”. “Es una regurgitación anticientífica y también es una obsesión con el género, este monstruo que nos amenaza, invade nuestras vidas, engaña a nuestros hijos e hijas y desfigura los itinerarios educativos bien definidos, neutralizados por la necesidad de convertir la escuela en un mero lugar de transmisión de conocimientos”, acusó. “Pero esta medida causará un daño enorme en este país; ya lo está causando hoy, lo está causando la cultura, o mejor dicho, la subcultura que la engendró”, aseguró, indignado.
Coincidió Gianna Fracassi, del sindicato que agrupa a quienes trabajan en el sector escolar: “El ministro Valditara, impulsor del proyecto de ley, al tiempo que hace caso omiso del principio de libertad de elección educativa, continúa sembrando la desconfianza y desacreditando a las escuelas. Limitar las cuestiones de sexualidad al ámbito exclusivo de la familia evidencia una visión reaccionaria que confirma la visión retrógrada del gobierno”, aseguró al diario Il Fatto Quotidiano.
La ley se aprobó en otro año marcado, como el anterior, por muchísimos casos de femicidio: 85 mujeres fueron asesinadas entre el 1 de enero y el 20 de octubre pasado, según datos oficiales.
Giulia Selmi, profesora de Sociología en la Universidad de Parma, donde tiene un curso sobre sexualidad, autora de varios libros sobre el tema y fundadora de una asociación educativa que trabaja en la prevención de la violencia de género, también criticó la medida.
“La idea del gobierno es que las cuestiones relativas a la sexualidad, las relaciones de género y la violencia de género son asuntos privados, cuestiones de valores y, por lo tanto, discrecionales. Pero esto es falso”, advirtió, en una entrevista al Corriere della Sera.
“El mandato de las escuelas públicas, establecido por la Constitución, es promover todos los aspectos de la ciudadanía, la igualdad y la lucha contra la discriminación. Estos no son temas debatibles, sino fundamentales, constitutivos de la misión de las escuelas públicas. Someterlas al consenso familiar equivale a someter la enseñanza de la historia al sí o al no de los padres. Traiciona la misión de las escuelas públicas”, explicó.
En ese sentido, destacó que España hace 20 años aprobó una ley marco, con un enfoque estructural contra la violencia, uno de cuyos pilares es la educación, que determinó una reducción del 30% de los femicidios. “Les llevó veinte años, y aún queda mucho por hacer, pero en España hay una clara tendencia al cambio que no tenemos en Italia”, lamentó. “Y no podemos tenerla si pensamos que la lucha contra la violencia de género debe subordinarse a las opiniones de las familias o las personas”, concluyó.
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