Turismo sin control y drogas: la fiesta en Ibiza lleva al colapso del sistema sanitario
Más de una cuarta parte de las llamadas a los servicios de emergencia se dirigen a los boliches y, a menudo, involucran a visitantes extranjeros
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LONDRES.- Las llamadas de emergencia llegan a todas horas, sobre todo en verano. Pablo Roig avanza con su ambulancia entre el tráfico denso y playas abarrotadas. Llega a una escena cada vez más familiar en Ibiza, la famosa isla de la fiesta: un problema relacionado con las drogas en un boliche.
“Hay días en los que estamos tan ocupados que apenas podemos pararnos a comer o tomar un café”, dice Roig, un técnico de ambulancia de 47 años.
Las llamadas de emergencia relacionadas con los asistentes a los boliches de Ibiza se han vuelto tan frecuentes que el servicio público de ambulancias de la isla corre el riesgo de colapsar, según el sindicato local de técnicos sanitarios. Durante la temporada alta, más de una cuarta parte de las llamadas a ambulancias se dirigen a los clubes nocturnos, y a menudo involucran a visitantes extranjeros, lo que sobrecarga los recursos de los 160.000 residentes permanentes de la isla, según el sindicato.
“A veces vamos a la misma discoteca tres o cuatro veces en una misma noche”, señala José Manuel Maroto, representante del sindicato. “Hay discotecas a las que tenemos que ir a retirar a un paciente ebrio todos los días”.

La crisis de ambulancias en Ibiza, uno de los motores del sector turístico español, con cerca de 3,3 millones de visitantes el año pasado, es el último ejemplo de las tensiones en Europa generadas por los viajeros extranjeros en pleno auge estival. Recientemente han estallado protestas antiturismo en España, Italia y Portugal , donde los manifestantes se quejan de que el turismo excesivo está agotando los recursos públicos y elevando el coste de la vida .
Ibiza, una isla mediterránea cercana a Valencia, ha sido un imán para los fiesteros desde al menos la década de 1970, cuando sus primeras discotecas se construyeron sobre una cultura hippie que prosperó a la sombra de la dictadura de Francisco Franco.
La vibrante vida nocturna ha estado ligada al consumo de drogas desde hace tiempo. Pero Matoro, de 52 años, nacido en la isla y con 32 años de experiencia en ambulancias, afirmó que el aumento desmesurado de los precios de las entradas a los llamados “superclubs” de Ibiza y la creciente disponibilidad de drogas experimentales a bajo precio contribuyeron a la crisis.
Las entradas generales para las grandes discotecas, con capacidad para 10.000 personas, superan los 100 euros (116 dólares), y las bebidas pueden costar 25 euros por persona. Las drogas, explica Matoro, son una alternativa más económica al alcohol en una noche que puede ser cara.
Las drogas son ilegales en la isla, pero se consumen de todo tipo, cuenta Matoro, incluyendo éxtasis, cocaína, tusi (también conocida como cocaína rosa), anfetaminas y psicodélicos, que entran y salen de moda. “Actualmente, la ketamina es popular”, indica Matoro.
Cada año, antes de la temporada de fiestas de verano, los trabajadores de salud de la isla tratan de predecir qué drogas serán las más utilizadas, para poder estar preparados con los medicamentos adecuados.
“Es como jugar al gato y al ratón”, dice Matoro. “Ellos van a la vanguardia, y nosotros nos quedamos atrás, intentando encontrar soluciones sanitarias para este tipo de pacientes”.
Generalmente ocho ambulancias y unidades móviles de cuidados intensivos trabajan cada noche y atienden un promedio de 70 llamadas de emergencia, según Matoro.
Los trabajadores de ambulancias dicen que las llamadas de emergencia desde clubes nocturnos son particularmente desafiantes porque a menudo involucran a una persona inconsciente, lo que las convierte en una “alerta prioritaria” debido al riesgo de que el paciente pueda sufrir un paro cardíaco o morir.
Pero cuando los trabajadores de emergencia llegan a los clubes e intentan determinar si una persona enfermó por drogas, sus preguntas no siempre son bien recibidas por los asistentes a la fiesta, que temen ser atrapados infringiendo la ley, explica Roig, el técnico de ambulancia. “A veces nos enfrentamos a agresiones, tanto físicas como verbales”.
Una llamada típica relacionada con drogas tarda entre una hora y una hora y media en resolverse, según los servicios de emergencia, ya que el paciente recibe tratamiento y se estabiliza antes de ser trasladado a uno de los dos hospitales de la isla. Durante el verano, los residentes de Ibiza se quejan con frecuencia a los empleados de las ambulancias por las largas esperas, según los trabajadores.
La cadena estatal Televisión Española emitió recientemente un reportaje sobre el tema en el que varios residentes se quejaban de los tiempos de espera. “Es bastante desagradable; a veces no hay ambulancias disponibles”, dijo uno.
El servicio de salud del gobierno responsable de las Islas Baleares, que incluye Ibiza, no respondió a una solicitud de comentarios.

Prácticamente toda la asistencia sanitaria en España es gratuita para los residentes y durante años los pacientes extranjeros han conseguido a menudo ser tratados sin pagar.
Los boliches de Ibiza están obligadas por ley a contar con personal médico, incluyendo enfermeras. Ahora, el sindicato de servicios sanitarios exige que las discotecas contraten ambulancias privadas para atender las llamadas de socorro y así aliviar la presión sobre los servicios públicos.
“Es injusto que los clubes nocturnos, que ganan millones de dólares al año, le estén echando este problema al sistema de salud pública”, argumenta Maroto. “Al final, la factura la pagan los residentes de la isla”.
Amnesia Ibiza, una de las discotecas más antiguas de la isla con aforo para 5000 personas, declaró en un comunicado que cuenta con profesionales sanitarios preparados para atender cualquier incidente que pueda surgir en la discoteca. El año pasado, según indicó, la discoteca solo tuvo que llamar a una ambulancia pública en 19 ocasiones.
Pacha, con capacidad para 3000 personas, afirmó en un comunicado que “solo dos” casos médicos habían requerido servicios de ambulancia públicos en lo que va del verano y que estaba “comprometido a aliviar la presión sobre los servicios públicos”.
Para Roig, la diferencia entre las llamadas relacionadas con drogas y otras emergencias es simple. “Una es completamente prevenible”, afirmó.
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