Un rap argentino, un aliado de Boric y elogios a Putin: Nicolás Maduro encabezó una extraña “cumbre antifascista”

BOGOTÁ.- “Hay dictadura mediática contra Rusia, una rusofobia”. Nicolás Maduro presidió anoche con todos los honores revolucionarios la Cumbre Antifascista en Defensa de la Verdad que ha montado en Caracas con sus habituales intelectuales orgánicos. El lugar elegido como sede no podía ser más adecuado: el edificio expropiado del diario El Nacional, entregado a Diosdado Cabello, número dos del chavismo, y convertido hoy en un centro para entrenar a propagandistas y expertos en fake news en las redes sociales, llamado Universidad Internacional de las Comunicaciones.

El “hijo de Chávez”, como pez en el agua, puso incluso tarea a sus invitados, entre los que el líder comunista chileno Daniel Jadue fue la gran estrella: “Deben trabajar por un gran objetivo, romper la hegemonía y la dictadura comunicacional de Occidente, su narrativa y mentiras contra el surgimiento de un mundo distinto multicéntrico y multipolar”.

Dicho y hecho. El chavismo ha convocado esta “cumbre antifascista” con la excusa de la celebración de los 20 años del fracaso de la intentona que a punto estuvo de acabar con la presidencia del “comandante supremo”. En este tiempo, desde el gobierno se ha querido imponer una narrativa oficialista para ocultar que pistoleros bolivarianos y francotiradores dispararon contra la multitud opositora que se manifestaba en Caracas, provocando 17 muertes.

Apoyo a Rusia

El apoyo de los presentes a Rusia marcó las distintas sesiones, a sabiendas de que el caudillo bolivariano es el principal aliado ruso en América Latina, que además define a Vladimir Putin como el “gran líder de la Humanidad”. “Tenemos que ser los portaestandartes de las libertades públicas, de la verdadera democracia, de la libertad de expresión e información”, aseguró Maduro sin pestañear, pese a que durante sus nueve años al frente del país ha profundizado una inexorable hegemonía comunicacional.

Uno de los participantes que consiguió arrancar los aplausos del jefe chavista fue el músico argentino Daniel Devita, que se atrevió con un rap muy revolucionario, con eso tan clásico de “lo que los yanquis quieren, los yanquis tienen”.

Maduro aprovechó la presencia de sus amigos para quejarse de la “censura” que ha sufrido en uno de sus teléfonos celulares, el que usaba para leer las consignas de los medios rusos Russia Today y Sputnik. Según explicó, le han bloqueado YouTube y Facebook.

“¿Qué hace Europa, que levanta la voz a favor de los derechos humanos, cerrando a medios de comunicación como RT y Sputnik? Quiero que Europa vuelva a hablar de paz y no alimenten una guerra que va a perjudicar a todo el mundo. Y parece que la solución es esa, silenciar (a los medios del Kremlin) y no buscar la diplomacia y alimentar en los medios barbaridades”, le defendió Juan Carlos Monedero, fundador del partido español Podemos y uno de los principales consejeros de Hugo Chávez.

De esta forma le llegó el turno al chileno Jadue, líder del Partido Comunista de Chile -que integra la coalición de gobierno de Gabriel Boric-, quien no sólo ensalzó a Maduro, también a sus generales (“unas fuerzas armadas que son incapaces de ponerse contra su propio pueblo”), pese a que ambos son investigados por crímenes de lesa humanidad por la Corte Penal Internacional, incluidas ejecuciones, torturas, violaciones sexuales, desapariciones y detenciones arbitrarias.

“Si no fuera por estas fuerzas armadas, esta historia sería muy distinta”, precisó Jadue, conocedor de que el generalato chavista es el principal bastión que tiene la revolución para imponer su fuerza a los venezolanos. El alcalde de Recoleta, que perdió las primarias de la izquierda chilena frente a Boric, se ha mostrado crítico con la posición tomada por el nuevo presidente frente a los abusos de los derechos humanos en Venezuela y Nicaragua.

Maduro insistió en su oferta de poner a la disposición del nuevo gobierno a los médicos cubanos y venezolanos de la Operación Milagro para curar a los heridos en los ojos durante las protestas.

Venezuela protagoniza el mayor fracaso social y económico del continente en solo dos décadas de revolución, con más de seis millones de ciudadanos que han huido del país y con la reducción en un 80% de su Producto Bruto Interno (PBI), pese a poseer las mayores reservas de petróleo del planeta. El derrumbe de sus servicios públicos, incluida la sanidad, golpea todos los días a los venezolanos, que en las últimas horas sufren nuevos cortes eléctricos en distintos puntos del país.

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