Animal: quién es el actor detrás de Elías, el personaje que odiamos amar
Esta historia comienza cuando Federico Salles recibe el llamado que tanto estaba esperando, lo mismo que le ocurre a su personaje Elías Montero. Ese llamado que cambia la vida en un instante. Cuando un sueño lejano se cumple después de años eligiendo caminos diferentes, posibles, equivocados o correctos.
Elías Montero es un sin techo. Vive en Mar del Plata con su novia, Lucy. Están en la dulce espera. Elías no quiere trabajar pero quiere una casa. No tiene miedo de intercambiar una parte de su cuerpo por un coqueto chalet. O tiene miedo, pero más miedo le da el sistema, la opresión capitalista de trabajar para comer, de una sociedad que le pide ser quien no piensa ser. Antes muerto no, tanto no. Prefiere vender su riñón. Suena el teléfono. Alguien está dispuesto a darle una casa o, lo que es lo mismo, alguien está desesperado.
Federico Salles es su creador. Vive en Buenos Aires pero nació en Rosario. Es actor desde la adolescencia y con 34 años se ubica entre los grandes representantes de su generación en la escena argentina: alzó los premios más importantes del teatro porteño -Hugo, ACE, Trinidad Guevara-, y estuvo en las ficciones televisivas más populares de los últimos años -Herederos de una venganza, Signos, El Maestro-. Pero nunca había hecho cine. Hasta que sonó el teléfono. Armando Bo lo había elegido para ser la contrafigura de Guillermo Francella en su nueva película, Animal. Dice que ese llamado le "descorchó la cabeza". Que saltó tanto que los vecinos de su departamento de Colegiales se quejaron. Que llamó a sus familiares uno por uno para contarles. Que se pellizcaba para despertar, que todavía se sigue pellizcando.
Nada de la realidad de Federico se parece a la de Elías a excepción de ese "llamado a la aventura". Buscó ropa adecuada, una forma de andar, de mirar, agarró una bolsita con galletitas y la puso en el bolsillo de la campera, y se fue a la audición. "No tuve mucho tiempo a pensar. Si sabía quiénes habían audicionado y durante cuánto tiempo habían estado buscando a mi personaje, hubiera estado muy nervioso. Cuando recibí el libro para ir a probarme no pude parar de leerlo. Qué bueno que está este personaje, pensaba, qué bueno sería actuarlo. Todo era jugoso, todo ambiguo, muchos mundos eran posibles", cuenta a LA NACION todavía exultante por la experiencia. El libro de Animal, lo escribieron Armando Bo y Nicolás Giacobone, los argentinos que ganaron el Oscar al mejor guion por su trabajo junto a Alejandro González Iñárritu en Birdman. Todo suena grandilocuente cuando se trata de esta película que a dos semanas de su estreno ya lleva 205.600 espectadores. A Salles no se le escapa ese dato. Le brillan los ojos, es parte de un éxito del cine argentino.
"Ir al rodaje era ir a Disneylandia. No lo podía creer. Todos los detalles, cada cosa estaba cuidada, cada área funcionaba espectacular. Miraba por la ventana y veía a Guillermo y a Armando al lado, y me parecía increíble. Me guardo el momento en la cabeza porque no sé cuándo va a volver a pasar. Todo es especial para mí, es mi primera película", cuenta. Repetirá varias veces la palabra "increíble" a lo largo de la charla. También las palabras "divertido" y "regalo" con cierta añoranza por esos días en "Disneylandia" en los que, se hace evidente, todo fue disfrute. Un disfrute vertiginoso: el 14 de julio recibió el guion para presentarse en las audiciones. El 5 de diciembre ya había terminado el rodaje. "Eso también fue una novedad para mí, hacer una película exige una resistencia física, y una concentración y dar todo porque cada toma a lo mejor queda, te obliga a estar al cien por cien. El último día de rodaje lo arrancamos a las 5 y a la noche seguíamos. Nos divertimos mucho", agrega.
Animal
Cuando el actor recibió el texto, la película tenía otro título. Armando no estaba del todo convencido así que lo cambió un par de veces más y con la ayuda de su amigo, el publicista Gastón Bigio, llegó al nombre perfecto. La película cuenta la historia de un hombre que necesita un trasplante de riñón y que desespera al ver que su nombre no avanza en esa lista por una donación que ubica tan cerca la muerte como la vida. Hará todo por salvarse guiado por ese instinto animal, de supervivencia, instinto de hombre lobo del hombre. Hay muchas ideas detrás de ese título. "Es una película que te abre preguntas. Agarra un momento de una persona que es posible. Si ves el diario hay gente que llega a los extremos todos los días, no es ficción. Un hombre arrinconado, creyendo que es un hombre de bien, que va por una causa justa, por su vida, que es una necesidad, una pulsión de vida, natural, no entra tanto el juicio, me parece, entonces es bueno poder mirar ese momento extremo pero no irreal. Llevan al protagonista a conocer un lado que no creía posible", reflexiona Salles. Tanto su personaje como el de Francella transitan estas pulsiones animales y por lo tanto también humanas: "Elías es un ser no muy apreciable. Un poco querés que le den un cachetazo, que explote ante sus tratos. De alguna manera está sacrificando su cuerpo porque va a ser padre y porque quiere una casa. Lo van a abrir. ¿Tanto quiere una casa? No tiene las herramientas para analizarse… El va, está muy en contacto con lo animal. Y Antonio (el personaje de Francella), una persona que puede ser cualquiera, con una vida feliz, pasa el borde, lo pasa de una manera peligrosa".
Francella, Bo, Chávez: trabajar con los grandes
Salles comenzó a estudiar actuación en Buenos Aires con Julio Chávez al tiempo que hacía danza en la escuela de Julio Bocca, y gracias a su formación no tardó en incorporarse al ensamble de una importante producción teatral: El joven Frankenstein, protagonizada precisamente por Guillermo Francella. "Yo ya sabía por mi experiencia en esa obra que él era un tipo muy profesional, un estudioso. Eso me sirvió para siempre tener la tarea hecha, intentar estar a la altura. Y él fue re generoso. Sigue siendo Francella, es una persona importante, genera un respeto y un querer hacerlo bien, es una autoridad. El tipo es una máquina, hace hasta la última escena y es un desafío físico enorme. Pero nos apoyaba. Todo lo que él veía que le gustaba de lo que yo hacía me lo reafirmaba, por ejemplo algo de los ojos, yo me frotaba los ojos y me decía así está bueno, te daba algún consejo que siempre iluminaba el trabajo. Tiene una capacidad de encontrar el humor en una hoja de papel. Te hace reír. Hasta leyendo esto te hace reír, y eso le da otra capa de humanidad, hasta contando algo terrible de repente te reíste con lo que dijo. Nos divertimos muchísimo".
La vida ya lo había cruzado con otro gran maestro de sus inicios, Chávez, unos años antes del rodaje de Animal. Fue en las series Signos y El Maestro. En la primera interpretó a un sacerdote en un capítulo, y en la segunda a un profesor de la escuela de danzas donde ocurría la acción. "Con Julio todo es una lección. Es re buen compañero, alegre, me gustó actuar con él, era una experiencia también de estar a la altura y de no achicarse. Nos reencontramos, en una serie que se llama El Maestro y yo fui su alumno. Lo pasé por un lugar muy personal. Es un regalo poder actuar con actores que uno admira".
Tampoco ahorra elogios para Armando Bo. "Es genial", lanza. "Es un apasionado. Podría decir muchas cosas, pero lo que más me queda es que se nota que es alguien al que le gusta lo que hace. Como el que juega a la Wii, que podés estar horas y querés un ratito más y un ratito más, él es así con las escenas. Es inteligente y usa todo lo que lo ayuda a inspirarse. Veía las escenas con la música posible, con el celular, entonces iba construyendo como si fuera un nene jugando. Se nota cuando trabaja que tiene una dirección pero que se da el lugar para todo el abanico de posibilidades en cada escena", explica.
La TV y lo que vendrá
Mientras muchos actores del circuito off prefieren mantener su arte lejos de los tiempos y las decisiones comerciales de la televisión, Federico Salles hizo su camino a fuerza de trabajo sin buscar la fama y dice haber encontrado en la televisión otras formas de aprendizaje de su oficio: "A mí me parece desafiante y creo que en cada ámbito hay gente que es estimulante conocer y aprender y pasar por esa experiencia. Hay ciertos nichos, del musical, la tele, el teatro, el under, que se están contagiando y ya no pasa tanto de que se separen. Si hay gente formada y que busca expresarse y desarrollarse y tiene una búsqueda cual sea artística me parece que es valioso. Gente con ganas de hacer dan ganas de trabajar… Gente que hace lo que le gusta. Siento que estoy bendito por poder hacerlo. Tuve esta oportunidad, la agradezco y me encanta. Antes me parecía lejano protagonizar un musical, hoy estar con Armando Bo y Guillermo Francella es todo un regalo".
Tras su trabajo en El Maestro, que a través de TNT se pudo ver en América latina, y ahora con un director de la proyección internacional de Armando Bo, la perspectiva de explorar otros mercados, quizás en otros países, lo motivan: "Me encantaría, obviamente, todo lo que abra posibilidades de actuar y trabajar, me interesa. Conocer el mundo trabajando es un sueño que me encantaría, ¿a qué actor no?"
Mientras analiza nuevas propuestas protagoniza durante el mes de junio una obra para Microteatro, el formato de obras de 15 minutos que es furor en el espacio creado para tal fin en Villa Crespo. El título del espectáculo es Arena, escrita precisamente por el oscarizado Nicolás Giacobone.
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