Desde Insaciable hasta Dietland, el sobrepeso es la nueva frontera polémica de las series
Casi en simultáneo, estas dos ficciones denuncian la discriminación, el bullying y la falta de diversidad uniendo la concientización con comedia negra y las fantasías de venganza
Al igual que sucedió el año pasado con el film Hasta el hueso (protagonizado por Lily Collins) y dirigido por la directora y guionista Marti Noxon, Netflix se encuentra una vez más con el estreno de la serie Insaciable -cuya primera temporada está disponible hoy en la plataforma- ante una controversia relacionada con el cuerpo de las mujeres. Se sabe que vivimos en tiempos cada vez más conscientes respecto de temáticas como el bodyshaming o el modo en que los personajes femeninos son mostrados en pantalla, aunque lo llamativo es que el intenso escrutinio ocurra (como sucedió con Hasta el hueso) aún antes de estrenarse la ficción.
Tanto en su momento con la ficción de Noxon -también showrunner de Sharp Objects, la ficción de HBO-, y ahora con la nueva serie de Lauren Gussis, el tráiler parece haber sido tan provocador que hasta se creó una campaña en Change.org que reunió más de 220.000 firmas para pedir a Netflix que no la estrenara. De nada sirvió que las propias estrellas Debby Ryan (exchica Disney) y Alyssa Milano (muy activa en el movimiento Time's Up) hayan salido a defenderla, explicando que no se trata de avergonzar a las personas con sobrepeso, sino de contar una "fantasía reivindicatoria" con toques de humor negro sobre las vivencias de este personaje. En suma: pidiendo, irónicamente, que no juzguen el libro por su portada.
Por su parte, la directora ha comentado que esta ficción sobre una adolescente que adelgaza y decide vengarse de todos los que la acosaron está basada en sus experiencias de chica, cuando había tenido pensamientos suicidas a causa del bullying y de sus desórdenes alimenticios. Y aunque la estrategia de Netflix ha sido capitalizar y construir sobre la base del éxito de series con temáticas complejas pero bien llevadas ( 13 Reasons Why), o políticamente incorrectas ( Dear White People), resulta poco probable de que se trate solo de explotar un tragedia personal.
Así, el estreno de esta nueva apuesta del canal suscita varios interrogantes vinculados con la posibilidad de incluir historias y personajes más diversos, pero también poder entender el sentido narrativo de estas ficciones, o la sensibilidad que se requiere para no caer en algo insulso o panfletario con el fin de alinearse con una causa de moda. Pero claro, hecha la ficción, abierto el debate.
Las gorditas al frente
Mientras que por largo tiempo se buscó en Hollywood la inclusión de cuerpos más variados en pantalla, en el último tiempo algunos productos (series que ya tienen varias temporadas, como Crazy Ex Girlfriend) comenzaron a tratar de forma directa el tema. Ya sea poniendo a heroínas imperfectas al frente, o indagando en otras problemáticas que afectan a muchas adolescentes como los desórdenes alimenticios, el bullying, el impacto de las redes en los vínculos y las nuevas tecnologías sobre el imaginario del cuerpo de la mujer.
De hecho, la flamante Dietland (cuya primera temporada de diez episodios está disponible en Amazon Prime Video, ver aparte), también de Marti Noxon, está basada en el best seller de Sarai Walker y es una ficción feminista con algo de fantasía de venganza. La serie, protagonizada por Joy Nash, se centra en Plum Kettle, una periodista de una revista de moda estereotípicamente femenina (dirigida por una muy malvada y superficial Julianna Margulies), que decide dejar su grupo de dieta y usar sus contactos en el mundo de la moda para ayudar a adolescentes desesperadas. El libro ha sido justamente comparado con El club de la pelea, de Chuck Palahniuk, y no parece haber perdido en su adaptación a la pantalla chica ni un ápice de crudeza. Aunque algunas críticas la acusan de misandria, la serie se enrola en un nuevo rumbo que buscan las ficciones televisivas: entretener, pero también causar un gran impacto o reflexión en la audiencia. Y sobre todo, la serie habla de la violencia a las que se ven sometidas las mujeres diariamente. La tiranía del aspecto es solo una de ellas: la infravaloración, la discriminación sobre la base de la edad, raza o el estatus económico, la estereotipación social y mediática, el desprecio familiar y hasta la violencia médica, son apenas otras.
También es muy esperado el estreno del film Dumplin' (con Jennifer Aniston), basado en otro best seller pero esta vez de Julie Murphy, donde la protagonista es Willowdean Dickson, una animadora adolescente con sobrepeso muy segura de sí que se anota en un concurso de belleza y revoluciona una pequeña comunidad en Texas.
En caso de que no se haya notado el patrón, todos estos productos llevan en su ADN la idea de venganza, y por eso se habla de revenge fantasy. Tanto en Insaciable (su eslogan es "La venganza es un plato que se sirve frío" ), como de Dietland, sus heroínas buscan la reivindicación -no la redención- a través de actos más o menos deliberados de terrorismo, crueldad o simple maldad "¿Puede una persona gorda conseguir un poquito de venganza estos días?", se preguntaba la columnista norteamericana Kelly Devos, en relación a las acusaciones que está recibiendo la serie de Gussis y de cómo interpretarla: un entretenimiento placentero y excesivo (lo que se observa ya desde el tono y estética de la serie) que le da cierta revancha, al menos imaginaria, a todas aquellas que han sido maltratadas en la vida real.
Quizás lo que más incomoda de Insaciable es que el personaje que ejerce la venganza no sea gordo (¿era necesario que la heroína adelgazara?, ¿no podía ser una gordita la que se vengara? se preguntaban en Twitter). Sobre el sentido narrativo, como explica Devos, los relatos sobre venganzas desde El conde de Montecristo en adelante, suelen incluir tanto un elemento de tormento como de transformación, y el narrador debe darle al personaje central una motivación y un mecanismo claro a través del cual operar la venganza (en Insaciable es poder manipular a todos gracias al atractivo de su nuevo aspecto). No debería existir un decálogo estético de cómo contar estas historias, o en todo caso las opciones son varias y cada ficción utiliza las que quiere o puede de la mejor manera.
Reflejar la mirada y el comportamiento cruel sobre los cuerpos femeninos dice más sobre esta sociedad que sobre cómo Patty (el personaje de Debby Ryan) se siente con ella misma, y condenar una ficción antes de haberla visto parece prematuro. Habrá que esperar para ver si, como sucedió con otros ejemplos del canal -como el próximo estreno de Sierra Burgess is a Loser, donde la Barb de Stranger Things juega a ser una Cyrano de Bergerac adolescente-, lejos de volver glamoroso el fat shaming, todo esto acerca la temática y el debate a públicos masivos y adolescentes.
"Todos los personajes del programa tienen un vacío que están tratando de llenar y por eso son insaciables en su apetito por algo: validación, amor, dinero o poder", cierra la creadora.