El nuevo tango de los años 90 se proyecta hoy en tres dimensiones
Los músicos surgidos en la última década del siglo pasado con el tiempo tomaron diversos caminos; sus destinos: el rock, el folclore y la "vieja guardia"
Una década y media atrás, una charla con el cantante Alfredo Piro y el compositor y guitarrista Acho Estol rondaba por sus discos tangueros (los solistas de Piro y los que Estol publicaba con La Chicana, proyecto que lleva adelante con la cantante Dolores Solá), y por la escena tanguera de ese momento. Hoy la conversación gira entorno de sus nuevos discos que, a primera escucha, no son tangueros. Alfredo presentó la semana pasada #SERVIVO, un álbum con temas propios y clásicos del rock argentino versionados a su manera (muy rockera, por cierto). Acho publicó un nuevo álbum en solitario, aunque repleto de cantantes invitados que interpretan a esa especie de Frankenstein folclórico (Folklenstein se llama el CD) o ese cadáver exquisito que bebe el vino nuevo a veces lisérgico, otras canábico, pero siempre con un sello autoral que ha logrado tallar con gubias y formones en más de dos décadas de intenso trabajo.
En ambos discos hay tango aunque no lo parezca, quizá porque, además de ser producciones de Música Popular Argentina en el sentido amplio de la definición, Acho y Alfredo son tangueros sin que medie en su trabajo la palabra tango. Trascendieron al rótulo, algo nada fácil en una escena que sigue debatiendo qué es tango y qué no, y que tanto se puede hablar de lo que pasa hoy desde este género. O son, quizás, el futuro del tango, que está en otro lugar.
Acho Estol: -Creo que hay un círculo que se cierra. Y si bien hay diferencia de edad entre nosotros [ocho años], los dos provenimos de una cultura posruptura, posmoderna. Los dos venimos de una educación que no es purista, es mestiza. Por un lado nos ayudó para ser eclécticos y para hacer nuestras carreras. Por otro, en el momento que nacimos como artistas no existía esa visión ecléctica pos beatle. Mi educación musical vienen de ahí. A mí me gustaba que los discos de los Beatles fueran algo que cobijara a la música clásica y, al mismo tiempo, tuvieran vodevil, blues y rocanrol. Esa combinación de cosas era lo que me atraía. Era eclecticismo sin fusión ni bastardeo de géneros musicales. Lo que hay que evitar son los injertos. Y mi visión del tango fue la de un tipo que empezó tocando folclore y que escuchó a los Beatles. El tango llegó como un accidente porque mi generación me enseñó que no tenía que tocar tango. Es un componente más. Y en todo este tiempo, con La Chicana hemos respetado el mestizaje del tango, que es una música que nació mestiza. Creo que estamos habilitados para hacer discos con cosas que vienen de fuentes distintas. Creo que a Alfredo le pasa algo parecido.
Alfredo Piro: -Asistimos desde hace algunos años a un contexto en el que se puede hablar de música popular argentina, sin banderas ni tribunas. Ya no existe la dicotomía tango versus rock o hasta donde la palabra fusión a los músicos nos genera cierta tirria. Pude escribir mi primera canción cuando logré no cuestionarme el condicionamiento de un género. Al momento de ir a registrar a Sadaic lo que escribí eran canciones. Música Popular Argentina (MPA). Hay una tríada incuestionable: Yupanqui, Troilo, Spinetta. Nadie cuestiona ni medio milímetro dónde empieza a ser música argentina.
Estol: -Me quedé pensando en lo que decías de la MPA. Y pienso en lo que ha servido para Brasil una batea de disquería llamada MPB tan amplia que va del rock a lo folclórico. Y pasa en los fogones o las guitarreadas. Pueden tocar una de los Rolling Stones, samba tradicional, bossa nova, canciones nordestinas de [Luiz] Gonzaga, o lo milonguero y chamamecero de Porto Alegre. Pasó con el nuevo flamenco cuando dijeron: nosotros no podemos ser puristas porque ya estamos contaminados. Aunque algunos crean que podemos querer eso, a mí no me interesa pertenecer al chamamé cuando hago un chamamé o estar en el podio del tango y ser el presidente de la Academia del Tango. Mi intención con este disco es colar al tango dentro del folclore. Tendría que haberlo llamado Suite Argenta. Para nosotros, inevitablemente todo es parte de un universo musical muy amplio, rico, e incluye cosas muy foráneas que hemos sabido, de a ratos, filtrar o recuperar. Cada tanto volvemos a esa adolescencia rebelde que nos hizo anglófilos.
Piro: -El tango trasciende los parámetros de cualquier género musical. Es cultura nuestra. Es como se vive. Encuentro tango en rincones insospechados. Y me reconozco escribiendo canciones con un filo tanguero sin el propósito per se. Una se llama "Esposo de arena". Es un perdedor que no tiene los huevos para separarse y en un momento dice: "Si jugaba todo a perder empeñaba el verso para ganar". Y eso es muy tanguero, aunque estilísticamente no está encorsetado en el género.
Estol: -Hasta cuando tocamos una cumbia con La Chicana nos suena tanguera. [Evaristo] Carriego nunca llegó a hacer letras de tango, pero hay una cuestión cultural.
-Alfredo, la interpretación de "Ropa sucia", de Los Redondos, que hacés con Pablo Marchetti para el disco es muy tanguera.
Alfredo: -El subtexto sería: hay mucho más tango en vos de lo que suponés [se ríe]. Al último que arrimaría al tango sería a Gustavo Cerati. Pero fijate aquella letra que dice "por descuido fui víctima de todo alguna vez". Una construcción bellísima. Eso tiene una cuestión idiosincrática de ser nosotros.
Estol: -En el principio el rock renegaba del tango. Sin embargo había mucho tango en Manal, Los Gatos, Pedro y Pablo o Moris. Evidentemente no se animaron a hacer tango, pero lo hicieron. Una vez Claudio Gabis me dijo que le daba bronca que les dijeran que parecían tangueros porque ellos eran bluseros. Hoy pasa algo parecido cuando nos tratan como violadores del tango. Pero por más que hagamos otras músicas tocamos tango, somos respetuosos del género. Si hago tango es porque hay algo darwiniano, una espina dorsal que hace que algo sea tango. No voy a subvertir la espina dorsal. Quizás algún acorde se te escapa, de pos beatle, de pos Tom Waits que somos. Quizás a una persona que no conoce del género le ponés un tango mío, le decís que es de 1948 y lo puede creer. No estaría orgulloso de eso porque creo que tenemos que reflejar nuestra época. Pero no sacamos los pies del plato. Cuando Pablo Marchetti escribe décimas tiene una métrica perfecta y la rima perfecta. Claro, lo que está diciendo está en otro lugar, porque no puede ser purista.
-¿Cuánto influye lo generacional en lo que hacen, esas bandas de sonido de nuestra historia para que una chacarera de Acho parezca lisérgica o la banda de Alfredo suene a Manal, Led Zeppelin o el clima en vivo que parece de discos como Mama Said, de Lenny Kravitz?
Piro: -Creo que es importante el bagaje musical que traemos de nuestra adolescencia. Un punto de inflexión interesante porque ahí está la música de la película de tu vida. Este disco tiene que ver con la última parte de los años ochenta.
-¿Fue un gusto que te querías dar antes de avanzar hacía otro lugar?
Piro: -Creo que todo disco en vivo es un disco de síntesis. Pero no solamente por lo acumulado hasta hoy y como foto del presente. Tiene movimiento y apunta hacia una dirección. No me apresuraría a decir cuál es la próxima posta. Para mí la música es algo lúdico. Es interesante lo que decía Acho sobre la espina dorsal de una música y el hecho de no tergiversarla. Pero hay algo que viene con vos, con tu adolescencia, y con esa música de la película de tu vida que va a decantar naturalmente en donde lo apliques. Hay cosas que van a filtrarse por ahí.
Estol: -La percha es la percha. De un tango o de una chacarera, aunque tenga una guitarra eléctrica con ebow. ¿Por qué tiene que ser con una orquesta típica si podés tocar un tango con un ukelele y es un tango igual? No pasa nada. Las "décadas de oro" arruinan todo. Cuando lo popular pasa a masivo probablemente se pudre; la década de oro del tango posiblemente calcificó y momificó al tango. Creo que una de las grandes revoluciones que hicimos (más allá de lo estético, porque hay mil bandas y somos todos distintos) los que comenzamos a tocar tango en los noventa es que eso que nos unió era la voluntad de decir "esto es nuestro". Somos los que lo hacemos; tenemos 30 años y vamos a tocar con nuestra guitarrita para 20 personas. Después vemos si hay público o no. Pero no sigamos mostrando una postal que tiene ochenta años.
Piro: -Si a la música popular no te la apropiás, no es popular. Creo que empezamos a reconocernos como movimiento de fines de los noventa cuando comenzamos a compartir no solamente espacios, sino a cantar temas de otros. Los que canto de Acho, por ejemplo. Eso a mí me enriqueció mucho. Y veo que otros músicos revisitan el repertorio actual. Nos enriquecemos, nos potenciamos y, por decantación, marcamos un corte generacional.
Estol: -Nuestra declaración política [la del grupo La Chicana] fue poner en nuestros dos primeros discos temas de Tape Rubin [uno de los principales letristas de finales de los noventa]. Y temas de Tata Cedrón con González Tuñón, y también nos fuimos a la Guardia Vieja a tocar temas de Villoldo. Esto no es un repollo. Un día me fui a la casa del Tape, que me enseñó un montón de cosas. Y hubo una postura de libertad. Porque era marginal, como lo fue en sus comienzos, podíamos decir cualquier cosa.
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