María Becerra sorprendió con un show 360 que incluyó sketches de teatro, un escenario circular y seis invitados sorpresa
La artista presentó ante 85 mil personas un espectáculo inmersivo sin precedentes, en el Monumental
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Anoche, en su primera fecha en River de este año —y tercera de su carrera, un hito que ninguna otra artista mujer argentina ha alcanzado— María Becerra se consolidó como una de las cantantes argentinas más convocantes de su generación.
El viaje personal del que María habla en su disco Quimera y que desplegó en el show está atravesado por cuatro alter egos a los que les puso nombres. Según expresó la cantante, Shanina, JOJO, Maite y Gladys la ayudaron a sanar, y a través de ellas logró explorar distintos matices de su personalidad. A lo largo de un recital que fue también una puesta teatral, María, con la sensibilidad a flor de piel, puso a disposición todas sus facetas.

El show de casi tres horas se dividió en cinco etapas que representaban el universo y la estética de cada uno de los alter egos de la cantante. El escenario circular en el centro, la banda en el pozo y las pantallas gigantes en distintos puntos estratégicos del predio les aseguraban a los 85 mil espectadores que se dieron cita en el estadio Monumental, una experiencia inmersiva y de calidad internacional.
Entre actuación, coreografías, cinco cambios de vestuario y más de 70 personas en escena —entre bailarines, performers y coristas— el público se sumergió en el universo de una María Becerra muy distinta a la que se presentó en River el año pasado. Lejos del reggaetón de sus comienzos, María se animó a correr riesgos y apostó por un estilo distinto que potenció su faceta de actriz y que la mostró disruptiva y genuina.
Shanina, regida bajo el elemento agua, fue la encargada de abrir la noche con “Ramen para dos” junto a Paulo Londra, el primer invitado sorpresa del show. Resultó sorpresivo que la primera canción no contará con el absoluto protagonismo de la cantante y que haya decidido compartir la apertura con el trapero cordobés. En la piel de Shanina, María también entonó “Infinitos como el mar”, “Hasta que me enamoro”, “Ojalá “y ”Cuando hacemos el amor”.
La segunda “era” y la más sensible del recital estuvo a cargo de Maite que, regida por el elemento aire, revela la versión más autoexigente y vulnerable del María en su disco. Para este momento Abel Pintos subió al escenario e interpretó “Recuerdo que nunca existió”, desatando una ola de gritos y aplausos en el campo. El segmento continuó con “Corazón vacío” y “Mi debilidad”, y contó también con la participación de Tiago PZK que cantó “Entre nosotros” y causó una nueva ovación del público.

El tercer gran momento de la noche estuvo regido por el elemento tierra y se remontó a las raíces de María. Su alter ego Gladys se destacó por su energía arrolladora, divertida y bailable. Para este segmento la cantante montó una escena teatral que ilustraba una cena cotidiana en su barrio natal. La puesta en escena contó con la familia real de la cantante, quienes se animaron a bailar y actuar junto a ella en el escenario. Ariel Puchetta, de Ráfaga, apareció para protagonizar uno de los sketches cómicos más celebrados de la noche que incluyeron un medley de “Mentirosa” y “Adiós”.
Tras casi dos horas de show, apareció el cuarto y último alter ego: Jojo. Regido por el elemento fuego, en este segmento primó la sensualidad y la irreverencia. El escenario se convirtió en un gran desfile repleto de empoderamiento y diversidad. Con “Hace calor”, la artista encendió a todo el estadio y sorprendió en escena apareciendo arriba de un escorpión gigante, al mejor estilo Katy Perry.

Pasadas las 23, una voz en off a cargo de Gabriel Rolón, narró los distintos matices emocionales que se atravesaron en el show de la mano de los cuatro alter egos para poder presentar, ahora sí, a María en su faceta genuina y vulnerable.
Para esta última etapa del show, María invitó al escenario a Taichu -que fue su telonera- para interpretar “Pierdo la cabeza”.

El cierre quedó en manos de una actuación íntima y emotiva, con María a dúo con su novio J Rei. Juntos se elevaron sobre el escenario de River para interpretar "Mi amor". Mientras miles de fans coreaban la canción y le gritaban su apoyo a la pareja, Rei le mostró a María un tatuaje en su brazo que desató las lágrimas genuinas de la cantante. La protagonista de la noche no pudo contener la emoción, dejó de cantar y se fundió en el abrazo de su pareja, sellando un cierre conmovedor que cautivó al público. “¡Muchas gracias!“, alcanzó a decir María sobre el mic junto antes de retirarse de escena, de la mano de Rei, y sin bonus track.
Este sábado, María regresará al Monumental para completar su seguidilla de dos shows 360°, alcanzando su cuarto River Plate.
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