Oriana Sabatini, la nueva chica pop que no reniega de vender una imagen
Oriana Sabatini habla de negocio, de letras que pegan, de producto. Es, como toda millennial, una persona que no tiene pruritos en reconocer que quiere triunfar en el mundo con su música; tampoco en aceptar que lo que alguna vez fue un sueño se convirtió en un trabajo. Y, como todo trabajo, tiene su lado poco lúdico, donde todo se traduce en billetes. En poco tiempo, hace menos de un año presentó su primer sencillo, "Love Me Down Easy" en la apertura de ShowMatch , logró posicionarse entre las artistas pop locales. Aunque a comparación de Lali Espósito -quien también fue una chica Cris Morena pero después despegó sola y apostó por letras en español y producidas por ella- o Tini Stoessel -la chica Disney que se convirtió en boom tras ser Violetta y tiene un público internacional que apoyó con igual entusiasmo su carrera como solista-, lo de la hija de Osvaldo Sabatini y Catherine Fulop fue un tanto ambicioso. Tras dos temporadas en Aliados, la tira de Morena, viajó a Los Ángeles a grabar tres temas. Los tres en inglés y los tres hechos con la colaboración de MDL, un productor norteamericano que trabajó, entre otras figuras, con Justin Bieber. Tras su debut siguieron dos shows como telonera, primero de Ariana Grande y, más tarde, de Coldplay.
"Es lindo que nos den la oportunidad a los artistas que recién empezamos de que nos conozca gente. Yo no sé si el público de Coldplay es el mismo que escucharía mis canciones, que son súper mega pop, más aniñadas. Pero me recibieron increíble", cuenta sentada en un bar palermitano. Y aunque lo vio de lejos a Chris Martin no lo saludó porque se "moría de vergüenza". Ella, dice, nunca pararía a un famoso a no ser que fuera Angelina Jolie. Entre sus ídolos se encuentran Rihanna, de quien sin duda sacó inspiración, y Drake. Sus temas tienen todos los elementos pop que utilizan las estrellas internacionales.
Oriana no quiere sacarse fotos, tampoco quiere contestar en video preguntas sobre sus colegas, aunque admite que "es buenísimo" que se animen a hacer música y que las mujeres ganen terreno en una profesión que, en la Argentina, parece destinada a los hombres. Pasaron las cinco de la tarde, y la modelo, actriz y cantante interrumpió uno de los ensayos para hablar con LA NACION. Está a días de presentarse en Lollapalooza 2018 y a meses de hacer su primer show en Vorterix, que será el próximo 5 de mayo. "Siempre paso por el Hipódromo [de San Isidro] y digo: «qué locura cuando me toque a mí entrar para dar mi show». El año pasado fui como espectadora y, ahora, ser una de las artistas invitadas es una locura, lo digo y no me parece real". Si bien cuenta las horas para que llegue el momento, siente que nunca tiene demasiado tiempo para ensayar y que la noche antes del Lolla (toca el sábado 17, a las 15:05, en el escenario Perry), donde se presentará con su banda –un trío que se compone de un guitarrista, un baterista y un DJ–, seguramente no va a poder de dormir.
Su afición por el arte empezó cuando era chica, pero no escribía canciones sino más bien ensayos personales. Sus padres siempre supieron lo que quería ser, dice, pero son los más sorprendidos al ver la reacción de la gente y también cuando la escuchan cantar. Ambos están contentos con la carrera de su hija, quien asegura que es "su momento": no está en pareja, no tiene mascota, no quiere cambiar el auto y tampoco comprarse un departamento, solo quiere viajar, otra de sus grandes pasiones. Europa, África, Japón están en la mira. La modelo, que hace tiempo es la cara de Nike, repite un sinfín de veces las palabras "quizás" y "tipo". Este año cumple 21 y vive con sus papás, a quienes, cuenta, nunca les interesó la música. Su relación con las canciones comenzó gracias a sus primos. Ellos le mostraban diferentes géneros y ella absorbía. Después hacía shows en el garaje de su casa, cobrara cinco pesos e invitaba a sus vecinos. "Tengo un montón de cosas que compuse de chiquita. Componía por componer, no pensaba mucho en que tenía que ser una canción que también esté buena para la gente y no solamente para mí" cuenta, aunque admite que le gusta más escribir textos largos y que una de sus metas en la vida es escribir un libro.
Si bien la vocación la tuvo desde ese entonces, cuando vivía en frente del espejo cantando y bailando,primero apostó por la actuación en Aliados, en 2013, donde conoció a quien fue su novio durante tres años, Julián Serrano. Las cosas no terminaron bien, sus facciones lo dicen todo con tan solo nombrarlo. Ahora que ya lanzó dos canciones más ("Stay Or Run" y "What U Gonna Do") y tiene tres más que grabó en Los Ángeles, a donde viaja cuando tiene tiempo y graba temas, está más cerca de cumplir su sueño. "Nunca me imaginé haciendo otra cosa. Pero tardamos tanto en sacar la primera canción y en elegir a las personas correctas que, para el momento de sacarlo, lo único que quería era que mi música esté ahí en el mundo. Por suerte la repercusión en las personas fue mucho más de lo que me esperaba", suma. El disco aún no está terminado: le quedan otros viajes a Los Ángeles y cuando haya suficientes canciones llegará su álbum debut.
Las canciones y cómo lograr que "peguen"
Pasaron dos años entre su primer viaje a los Estados Unidos y el segundo. Para Oriana esos años sirvieron para encontrar inspiración. Mientras que los primeros temas fueron menos sentidos y más infantiles, la segunda tanda contó con una mirada más personal. "Pasó de todo y llegué en diciembre del año pasado y dije: «yo sé de qué quiero escribir»". Julián Serrano le había roto corazón y eso era materia suficiente. Además le dedicó un tema a las mujeres, para que "se sientan fuertes e independientes". "Hay palabras que pegan más, eso está bueno. Pero me encanta componer porque tenés una historia que contar y esa canción es como tu bebé. Después si le va bien es como el doble de satisfacción haberla escrito vos", dice. Y asegura que cantar en inglés es algo que tiene que ver con la fonética y también con que quiere dirigirse a un público global. "En español hay muchas conjugaciones y las palabras son más complicadas y suenan más duras. Pero amo escribir en castellano al igual que en inglés. Si supiera italiano y francés, escribiría en italiano y francés. En el idioma que sepa voy a tratar de escribir porque creo que te abre puertas al mundo" explica.
La hija mayor de Fulop estaba acostumbrada a que la gente la parara por la calle por su mamá. Recuerda esos momentos como molestos, creía que le estaban robando a su madre. Ahora es ella quien disfruta de que la reconozcan y se sigue sorprendiendo cuando eso ocurre. Tanto si hay personas esperándola para pedirle fotos o un autógrafo o si quieren comprar entradas para verla en vivo. Aunque la industria le trae algunos sobresaltos. "Hay un momento en que te das cuenta de que no era todo flores y colores. Tiene un lado no tan lindo que no se compara con todas las cosas lindas, pero es fuerte. A veces te preguntás: «¿realmente es lo que quiero hacer?, ¿esto que me propuse toda mi vida es en serio lo que yo quiero?»".
Las dudas a veces la aquejan cuando lee comentarios en las redes sociales. A pesar de ser millennial no se siente muy afín con esos espacios. "Las redes sociales forman una parte de lo más malo que podría tener esta sociedad. Nosotros los artistas estamos muy expuestos… Entonces, como podés hablar mal tan abiertamente de alguien, tenés que estar muy bien mentalmente y re preparado. Nadie te prepara para eso en la vida, nadie te prepara para ser papá, nadie te prepara para que 800 personas te estén bardeando por Twitter porque sí, porque pueden hacerlo", dispara. Además reconoce que muchos la critican por ser "hija de..."."Nunca fue algo que me pesó o me molestó, porque sí, obvio, soy ´hija de…´ todos somos ´hijos de...´. Yo tengo una mamá y un papá conocidos, pero estoy orgullosa de los papás que tengo y no creo que eso me haya abierto puertas de más. Estoy segura de eso y si alguien cree lo contrario... está todo bien, yo les demuestro que no es así".
Tampoco disfruta de la otra parte de ser una incipiente ídola pop. "La música pop no es solo la música, es la imagen, el producto. Todo es un contrato, hay plata de por medio. Mi sueño no pasó nunca por la plata ni por el negocio. Cuando todo se pone serio, hay que contratar: pelo, make up. No es que podés hacer un show, salís al escenario y cantás. Hay todo un preparado que lleva un montón de estrés. A veces la pasó re mal por esas cosas, porque me gusta estar en todos los detalles. Soy bastante exigente". Pero de lo que sí disfruta es de jugar con el vestuario, la imagen, cambiarse el pelo, la ropa, el maquillaje. Es un juego que la hace acordar a cuando era chica.
Sobre la escena pop
Para Oriana, quien tuvo que terminar el último año de colegio por Internet, es una buena noticia que existan mujeres haciendo música. Y si bien hay gente que quiere generar rivalidad, ella tiene una excelente relación con sus colegas. O al menos eso enuncia. "Admiro a todas las artistas argentinas que se animan a serlo, tengan la edad que tengan, canten lo que canten, escriban en el idioma que escriban. Creo que está buenísimo y está buenísimo que nos apoyemos entre nosotras porque estamos juntas en esto. Es re importante que todas nos banquemos". Dice que las sigue a todas y que cada una tiene su propio estilo. Conoce a Tini Stoessel desde chica porque es amiga de su hermano y tienen amigos en común. Sigue a Lali, con quien trabajó años atrás. También suma al núcleo a Jimena Barón y a Ángela Torres. "Son mujeres re fuertes, la verdad es que decir que son argentinas y que les vaya bien es un orgullo", dice y suma: "Ver esa figura de la mujer, por así decirlo, empoderada, independiente o fuerte es lindísimo". Y si bien duda de si es feminista, termina admitiendo que sí y que está de acuerdo con todo lo que apoya el movimiento. También está a favor del debate en torno al aborto. "Creo que algunas mujeres tienen derecho a tener otras opciones y no morir haciendo un aborto ilegal o vivir teniendo miles de hijos que no pueden mantener", opina.
Entre sus referentes está su madre, a quien acompaña en su dolor por la situación que está viviendo Venezuela, donde nació Fulop. "Íbamos todo el tiempo, pero las cosas se empezaron a complicar y es difícil ir. Se volvió peligroso y la verdad que no tiene sentido ir para arriesgarse a que pase algo malo", cuenta. El compromiso de su madre con Venezuela, donde vive aún su abuela, ha llevado a la familia entera a marchar en Caracas en tiempos de Hugo Chávez.
La actuación, su otra pasión
Después de Aliados, la artista hizo pocas apariciones en pantalla, porque no hubo nada que la convenciera. Oriana dice que le gusta tanto cantar como actuar, pero que al ser dos profesiones tan demandantes a veces no puede hacer todo al mismo tiempo. "Trato de cuidar los trabajos que hago porque, gracias a Dios, tengo la oportunidad de elegir más lo que hago. Me tiene que gustar mucho, porque es orgánico: no me sale mentir. Tiene que ser un proyecto en el que me sienta cómoda", explica. Este año protagonizará una miniserie en Telefe junto a Victorio D'Alessandro y además podrá verse su participación en la pantalla grande en Perdida, el film protagonizado por Luisana Lopilato.
Media hora después, es tiempo de despedirse. Oriana está vestida de civil, pero su belleza es indiscutible. Se ríe cuando habla de los celos de su papá y se pone seria cuando habla del talento de su hermana. Se levanta, su metro, setenta y cuatro se impone en el bar. Saluda a un conocido que le promete que la va a ir a ver a Vorterix. Pero antes, tiene que preparar su set en el Lolla donde, quizá, presente algunos de los tres temas nuevos.