Pity Álvarez: un ídolo del rock sumido en una espiral autodestructiva
Hace diez años, en la revista Rolling Stone, Juan Ortelli le preguntó a Cristian Pity Alvarez cuál había sido el día más feliz de su vida. "El día más feliz de mi vida fue cuando le dije a unos pibes si querían formar una banda y me dijeron que sí. Íbamos a ensayar y no me gustaba hasta que un día me gustó el ensayo. Ese día fue glorioso". La banda se llamaba Viejas Locas. El grupo con el grabaría tres discos de estudio entre 1989 y 2000, con el que iba a abrazar la tierra prometida del rock cuando fueron elegidos como teloneros en la segunda visita de los Rolling Stones a River en 1998, es el símbolo del ascenso y la caída de este ídolo del rock de 46 años,que es buscado por la policía por homicidio. En abril último, Alvarez volvió a quemar las naves cuando llegó siete horas tarde al concierto regreso de Viejas Locas en Tucumán, ante un estadio lleno.
En tres décadas de música, el derrotero artístico de Pity Álvarez mutó de promesa del rock barrial –con temas como "Perra" y "Me gustas mucho", transformados en himnos durante la década del 90– a convertirse en un artista imprevisible y todoterreno, capaz de fabricar un nuevo proyecto como Intoxicados durante la primera década del siglo XXI. Como creador, Pity patentó un estilo que combinaba letras directas, mantras callejeros transpirados de blues y rocanrol con buenas dosis de pop, funk y hasta experiencias con el hip hop. En cuatro discos con Intoxicados –Buen Día (2001), No es sólo rock and roll (2003), Otro día en el planeta Tierra (2005) y El exilio de las especies (2008)– el Pity plasmó su caos creativo.
Su figura se talló con la atmósfera barrial de Piedrabuena y fue reflejo de la marginalidad juvenil creciente en los bordes de la ciudad, alimentada por el consumo de paco. El desenfreno de la masividad pop alcanzada por hits radiales como "Fuego" y el lisérgico "Una vela", prohibida por el Comfer, terminaron de construir a ese ícono rebelde, incapaz de seguir las leyes del establishment y de la industria musical. Básicamente, Pity siempre hizo lo que quiso: incluso rechazar la oferta de 500.000 dólares para volver a reunir de nuevo a Viejas Locas que le hizo el productor Pelo Aprile.
Sus raptos de genialidad creativa quedaron eclipsados en la última década por el personaje público, que captó la atención de los noticieros por reiteradas internaciones, accidentes de tránsito, demoras por tenencia de armas, escándalos, frases mediáticas y sus confesiones abiertas sobre su adicción a la pasta base. En ese cóctel peligroso, Pity llevó su modelo de mártir rockero hasta los límites para aparecer renacido detrás de una canción o tras un período de desintoxicación en alguna clínica. En 2011 grabó Contra la pared, su último registro discográfico con Viejas Locas. De la formación original con "Pollo" Toloza, Abel Meyer, "Burbujas" Pérez, "Peri" Rodríguez y "Juancho" Carbone, sólo quedaron "Fachi" Crea y Pity.
La disolución del proyecto Viejas Locas ocurrió en 2015. Dos años después, Álvarez subió a tocar de invitado en un "Homenaje a Viejas Locas" con Fachi y Abel, dos miembros originales del grupo. Fue la última vez que Pity interpretó las canciones de su banda emblemática y la última vez que se habló de él por su música.
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